La ministra juega a fondo quebrando el bloque de los diputados del PRO en la Provincia. Su pelea sin retorno con Macri y la cercanía con Milei.
Patricia Bullrich adelantó los tiempos. Otra vez. Ya había sido la principal impulsora de la alianza con Javier Milei que llevó a la crisis total a Juntos por el Cambio. Y ahora, a menos de seis meses de comenzado el Gobierno, está al frente de la ruptura del PRO en la Provincia de Buenos Aires.
Esta semana se oficializó que cinco diputados y una senadora de la Legislatura bonaerense dejaron el bloque PRO y conformaron uno llamado PRO Libertad, encabezados por Daniela Reich, la esposa del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela. Reich era además la presidenta del PRO de la provincia de Buenos Aires en reemplazo de Jorge Macri, que dejó de ser bonaerense para pasar a terriotorio porteño y hacerse cargo de la jefatura de Gobierno. Esta anomalía provocó que Néstor Grindetti, con la necesidad de ordenar al PRO en el mayor distrito del país, convoque a elecciones para dentro de 50 días. Algo que también derivará en una situación imprevista porque 24 de los 33 miembros del Consejo Partidario renunciaron, por lo que ya ni siquiera es posible conseguir el quórum. A esto, Bullrich lo calificó como un golpe de Estado e intentó defender a Reich y su flamante alianza con Valenzuela, con quien había tenido un fuerte cruce durante las elecciones presidenciales del año pasado porque el ex periodista había militado por el corte de boleta en su distrito, algo que terminó perjudicando a la candidata, porque él logró reelegir y ella salió segunda.
Hubo un encuentro con militantes que generó suspicacias en los días previos a esta ruptura. Fue en Luis Guillón, partido de Esteban Echeverría, donde Bullrich participó de una actividad con Valenzuela y Sebastián Pareja, el armador político de La Libertad Avanza en la Provincia. Allí Bullrich dijo: “El PRO ya fue”, algo que cayó mal a los oídos de Mauricio Macri, a quien toda esta situación lo tiene consternado porque, a pesar de que ve que estos movimientos dañan a Bullrich, también nota que su partido comienza a ser fagocitado por el espacio novel de Javier Milei. Esta guerra se intentó extender hacia la Cámara de Diputados de la Nación y Damián Arabia, bullrichista y vicepresidente del PRO nacional, habría dicho, en principio, que no rompería el bloque, pero todavía no está definido.
La interna. Macri volvió a la presidencia del PRO para reorganizar el partido que fundó. Este regreso tuvo algunas particularidades como, por ejemplo, que lejos de hacer un gran acto, prefirió la modestia de una reunión por zoom, escueta y sin mayores definiciones, para evitar declaraciones rimbombantes en este contexto de interna y fricciones con Milei. Ocurrió en los días en los que el Presidente estaba peleándose con su par español Pedro Sánchez, y a Macri, dicen sus colaboradores, se lo notaba incómodo por la forma en que Milei lleva adelante la política internacional.
Se espera que, luego de la aprobación de la Ley Bases, haga un tour televisivo de entrevistas para dejar planteado su punto de vista sobre el devenir de las cosas. Por ahora, el primer interés de Macri está cubierto porque, al recuperar el control del partido, recae en él definir cómo será la vinculación con Milei, una relación que, a pesar de haber nacido bajo el espíritu de admiración y respeto mutuo, comienza a tener escenas de desconfianza, en especial dentro de la mesa chica del libertario que integran su hermana Karina y Santiago Caputo. El ex presidente, interesado en la construcción política de La Libertad Avanza, no encuentra en Milei un interlocutor interesado en esa conversación, porque el libertario delega todos esos temas en su hermana y su “ministro del pensamiento”, como llama a Caputo. Y estos dos actores desconfían de la lealtad de Macri. Hasta llegaron a reprocharle que “operaba” en los medios la posibilidad de una escalada de la crisis.
En el Gobierno no están apurados por definir tan pronto si se creará una alianza nueva con el PRO. Al contrario. Están trabajando distrito por distrito en la ingeniería jurídica para armar el partido La Libertad Avanza. Están con impugnaciones en Córdoba y podrían llegar a tener una también en la provincia de Buenos Aires de parte de Victoria Villarruel, que está al frente del Partido Demócrata. Si esta situación se concreta, podría desatar una nueva tormenta entre el presidente y su vice.
Santiago Caputo es más proclive a ir resolviendo a medida que surjan las necesidades y comenzar a trabajar sobre fines de este año o principios del otro. Prefiere tomar decisiones más cerca de las fechas límite para intentar conectar más con el deseo de su electorado. Es posible que, si Milei sigue creciendo, tal vez prefiera ir a una PASO y no definir candidatos en una alianza.
En el corto plazo, un problema que surge es la forma de convivencia que habrá hasta que haya definiciones. Por ejemplo, en Mar del Plata, el intendente Guillermo Montenegro se queja de que los concejales de La Libertad Avanza le hacen oposición junto con los concejales del kirchnerismo, una alquimia extraña. Algo parecido sucede en Junín, donde el intendente Pablo Petrecca padece lo mismo.
La interna no tiene retorno. Bullrich considera que, con Macri otra vez al frente del espacio que fundó, el PRO está destinado a desaparecer. Porque lo que lo había convertido en un partido competitivo a nivel nacional era su alianza con el radicalismo y la Coalición Cívica. Y eso ya no existe.
Por Rodis Recalt-RN