Misiones Para Todos

¿Podemos decir que es la hora del “viagra” femenino?

Se aprobó una nueva pastilla para tratar el descenso de la libido en las mujeres. Cómo funciona, quiénes la pueden tomar y cuáles son los efectos secundarios.

El premio mas buscado por las compañias farmacéuticas del mundo llegó. Desde la comercialización en 1998 del viagra y su inmenso éxito de ventas, los laboratorios vienen trabajando intensamente por patentar la versión femenina de la “pastillita celeste” .

Con dos rechazos en su haber (2010 y 2013), por los efectos secundarios; y con una buena cantidad de críticas, a mediados de octubre se empieza a vender en Estados Unidos, únicamente con receta, “el viagra femenino” bajo el nombre Addyi, una píldora rosa (qué otro color sino) que promete renovar el placer.

Ante la gran noticia, estallan las preguntas. ¿Cómo funciona? ¿Es efectiva? ¿Quién la puede tomar? ¿Tiene contraindicaciones?

Lo primero que hay que saber es que la flibanserina (la droga genérica) no tiene nada que ver con el sildenafil (el compuesto del viagra). Mientras que el viagra es claramente físico: promueve el flujo de sangre hacia el pene de forma casi inmediata para lograr una erección; la flibanserina actúa en el cerebro, de manera similar a los antidepresivos, sobre dos neurotransmisores: aumenta la dopamina asociada a todo lo que da placer (la comida, el sexo, las drogas, etc.) y disminuye la serotonina (vinculada al estado de ánimo y a la saciedad). Y a diferencia del viagra, que se toma minutos antes de tener sexo, la “píldora rosa” se debe ingerir todos los días antes de dormir por semanas o incluso meses antes de notar los beneficios.

DETRACTORES Y DEFENSORES

Ahora bien. ¿Sirve para todas? En principio, está pensada para quienes no llegaron a la menopausia, no tienen ningún problema de salud y se sienten preocupadas por un trastorno del deseo sexual. También es importante distinguir si la baja del deseo tiene que ver con los problemas dentro de la pareja o si otros medicamentos están inhibiendo el placer.

No se puede ir a la farmacia y pedirla, porque para recetarla, el médico debe descartar muchos factores y también informarle a la paciente sobre los efectos secundarios, el punto más polémico de todos. Náuseas, sueño, caída de la presión arterial y desmayos son los más comunes. Pero a estas posibles consecuencias se les suma una advertencia que viene con el medicamento: no es bueno combinarlo con alcohol (como cualquier antidepresivo) ni con fármacos muy comunes como los que combaten los hongos. ¡Ah, y no tiene ningún efecto sobre el orgasmo!

Sumado a todo esto, las pruebas realizadas por años muestran un aumento “moderado” del deseo: quienes tomaron el medicamento notaron un 4,4 por ciento más de relaciones sexuales satisfactorias, contra un 3,7 por ciento que reportaron otras mujeres que fueron tratadas con placebo. La diferencia parece ser mínima, pero cada una sabrá si hace la diferencia.

En la vereda de enfrente están muchas asociaciones que defienden los derechos de las mujeres. Dicen que es un hito histórico desde la aprobación de la pastilla anticonceptiva, festejan que exista un avance en la salud sexual femenina y que al fin los laboratorios se hayan ocupado de ellas. También desde la FDA argumentan que es una alternativa más para tratar el trastorno del deseo.

De todos modos, seamos sinceras, pensar que nuestro placer sexual depende de una sola pastilla es una utopía.