Piden que el ministro de Economía sincere una variable clave como el dólar para que el campo liquide los granos de soja que retiene en los silobolsas
El presidente Javier Milei primero responsabilizó a las trabas en el Congreso por la disparada de los dólares paralelos y financieros. Pero a pocas horas de que la Cámara de Diputados apruebe las primeras leyes de la era libertaria, los dólares siguen en niveles récords.
Ante ese escenario, analistas empiezan a sospechar que existe en los mercados un temor de que el plan económico de Luis Caputo no cierre manteniendo retrasado el dólar oficial, y le piden que sincere esa variable clave para que, entre otros objetivos, el campo empiece a liquidar los granos de soja que retiene en los silobolsas.
La lentitud de esa liquidación en las últimas semanas llevó a que el Banco Central no pueda mantener el ritmo de acumulación de reservas. El objetivo ingresó en zona de turbulencias. Este miércoles se desprendió de otros u$s76 millones.
Se produjo una mayor demanda de divisas ante los temores de que el gobierno deba terminar convalidando una devaluación que Milei y Caputo rechazan en lo discursivo, pero que dependerá mucho de que el mercado considere factibles los pronósticos del equipo económico.
El Central venía comprando a un ritmo de u$s2.500 millones mensuales, y cerrará junio casi sin saldo favorable. Esto suma ruido. Todo a pesar de que se trata de un mes en el que debería haber impactado la liquidación de divisas del agro. Está claro que algo pasa, y que las presiones devaluatorias se han incrementado.
Algunos analistas advierten que la Argentina está cayendo de nuevo en la trampa del atraso cambiario para contener la inflación. “Son el club de los devaluadores”, les responde Milei. Todo ocurre en medio de datos claves: escalada de los dólares financieros, el blue pisando los $1.400 y la brecha cambiaria en zona del 50%.
El mercado advierte por una devaluación: ¿por qué el contexto no ayuda al Gobierno?
También llegan datos negativos del exterior, con Brasil, la principal economía latinoamericana, devaluando el real, mientras el peso argentino se anota entre los más apreciados de la región.
A la hora de encontrar explicaciones para este ruido cambiario, la consultora Outlier lo adjudicó a que la promesa de baja del impuesto PAIS hecha por Caputo, que puede reavivar el déficit fiscal, y la postura del FMI negativa sobre el dólar blend para exportadores, dispararon especulaciones sobre una depreciación del peso a un ritmo más acelerada.
En teoría, las dos últimas semanas de junio la mayoría de las empresas deberían desprenderse de divisas porque necesitan pesos para afrontar el pago de los aguinaldos, pero ese comportamiento no se está produciendo.
Para Amílcar Collante, economista del Centro de Estudios Económicos del Sur, tras la depreciación del 54% en la moneda a mediados de diciembre, el crawling peg y los dólares financieros se fueron retrasando.
Incluso, alertó que el esquema cambiario de Caputo estaría empezando a mostrar síntomas de agotamiento.
Mientras tanto, el Gobierno le pone velas al blanqueo que Diputados aprobaría este jueves y a que el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones permita la llegada de divisas del exterior.
Para Aldo Abram, director de Libertad y Progreso, los legisladores contribuyeron a provocar este escenario: “Las trabas que pone el Congreso alientan la salida de ahorro del país y la fuga de capitales“, advirtió.
Abram estimó que los mercados se están anticipando a lo que podría ocurrir con un levantamiento del cepo cambiario, donde el dólar se terminará inclinando hacia la punta más alta de las cotizaciones, que ahora se ubica en la zona de los $1.400.
Preocupan la brecha y las reservas: qué advierten los expertos
Para la economista María Castiglioni, de C&T Consultores, la economía argentina “no crece desde el 2011, y desde mediados del 2022 viene en caída. Es una combinación de una economía que no crece y una inflación que se fue acelerando”.
“Tenemos una inflación corriendo a tasas altas y en junio estimamos que podría terminar en 5%, sobre todo por los aumentos de tarifas”, señaló. Y dijo que “para poder crecer tiene que haber estabilidad macroeconómica, con inflación desacelerando y que los precios relativos se corrijan”.
Los especialistas más críticos señalan que desde fines de mayo el BCRA dejó de comprar dólares en el mercado de cambios oficial y se estancó la recomposición de reservas.
El salto de la brecha cambiaria y las tensiones en torno al mercado de cambios oficial establecieron un límite al proceso de licuación implementado por el Gobierno para alcanzar el equilibrio fiscal. Tanto la licuación como la acumulación de reservas parecen mostrar claros síntomas de agotamiento.
Ante ese panorama complejo, se suma la proximidad del momento de mayor concentración de pagos de deuda en moneda extranjera. Hasta fines de julio, el Tesoro deberá afrontar vencimientos por u$s 4.580 millones, que incluye bonos del canje de 2020, casi u$s 650 millones de capital al FMI y otros u$s 430 millones con otros organismos multilaterales.
Para el exviceministro de Economía Emmanuel Alvarez Agis, el mensaje de esta administración es que “el cepo sólo se va a abrir cuando lleguen las inversiones, pero los inversores contestan que sólo van a invertir cuando no exista esa traba y puedan girar sus utilidades al exterior, lo que crea un círculo vicioso en el cual ninguna de las dos partes se anima a dar el primer paso”.
El economista advirtió que “este modelo, sin inversiones externas, no va a progresar” y por ese motivo estimó que “todas las ayudas del FMI u otros organismos de crédito serán inútiles, porque ya no queda más margen para seguir ajustando. Argentina tiene el problema del financiamiento interno, porque tiene un sistema financiero chico que sólo planea inversiones de corto plazo y alta rentabilidad que no generan puestos de trabajo”.
Con este escenario, todas las miradas apuntan al equipo económico, a la espera de algún movimiento en el esquema cambiario o en algún tipo de incentivo para que el agro acelere sus liquidaciones.
Cerca de Caputo repiten que el gobierno no devaluará. Pero para que haya un convencimiento entre los agentes económicos se aguardan señales contundentes: sostenibilidad fiscal en el primer semestre, indicios de que la recesión empieza a quedar atrás y la puesta en marcha de las leyes que, se espera, Diputados terminará de aprobar este jueves. Todo tamizado por una caída muy fuerte del poder adquisitivo que hundió el consumo en los niveles más bajo de la última década.
Por José Calero-IP