Los precios de la canasta familiar en el gigante asiático se dirigen a una deflación, en medio de una débil demanda interna y externa que pone nervioso al resto del mundo por una inminente desaceleración económica global.
Mientras los bancos centrales del mundo usan las altas tasas de interés para contener una inflación desenfrenada, en China ocurre lo contrario.
El Índice de Precios al Consumidor se mantuvo congelado en junio frente a hace un año, con lo que la segunda economía del mundo se aproxima a la deflación, es decir, reducción de precios. En mayo, el alza había sido del 0,2% anual, lejos del objetivo de las autoridades de mantener la inflación promedio en alrededor del 3% durante 2023.
El resultado estuvo impulsado por una rápida caída en los precios de la carne de cerdo –un alimento clave en el país asiático y con un buen peso dentro de la canasta familiar– y marcó el ritmo inflacionario más lento desde febrero de 2021, en plena pandemia.
Con una economía al borde de la deflación, el mes pasado, el Banco Central de China recortó las tasas de interés y prometió tomar medidas para promover el consumo de los hogares. Analistas creen que es probable que haya más reducciones en el corto plazo.
Esto pone su caso como la excepción de la regla, en un mundo que lucha por contener el rápido avance de los precios, a menudo con tasas de interés más altas que inhiben el acceso al crédito. ¿Por qué?
Mayor debilidad en la segunda economía mundial
No solo el consumidor está viendo menores costos mes a mes en China. En las fábricas, los precios también llevan meses profundizando su caída y la razón es que la recuperación post-pandémica es más débil de lo que se esperaba.
Los fabricantes reciben menos dinero por sus productos, a medida que la demanda es más baja, tanto en el país, como en el exterior. Ese menor gasto de los consumidores hace que los precios se mantengan bajos.
Los economistas dicen que los pequeños recortes en las tasas no tendrán un gran impacto en la demanda de préstamos, ya que las familias y las empresas están reparando los daños causados por el Covid-19 y pagan sus deudas en lugar de consumir más.
Lo cierto es que, por ser la fábrica del mundo, el menor indicio de fragilidad en la economía de China también tiene incidencia sobre resto del planeta, desde quienes lo proveen de insumos, materias primas y alimentos, hasta quienes importan sus manufacturas y minerales.
Por Daniela Blandón Ramírez-France24