Misiones Para Todos

Por sí o por no: el comando de Massa celebra la estrategia catalana

Gutiérrez-Rubí encabezó el equipo que entrenó al candidato de UP. Piedra libre al “Milei que no sabe” para refutar focus groups. El voto en blanco es victoria.

Apenas arrancó 2019, Antoni Gutiérrez-Rubí le dijo algo que Sergio Massa ya sabía, pero necesitaba escucharlo de otra persona: la famosa “ancha avenida del medio”, de la que el hincha de Tigre tanto hablaba desde el nacimiento del Frente Renovador, en 2013, no existía más. El consultor catalán había trabajado dos años antes como experto en redes para la campaña de Cristina Fernández de Kirchner y descontaba que terminaría asesorando a ambos en los meses siguientes. Cuatro años después, tiene una oficina en el búnker de Unión por la Patria y, cuentan allí, fue clave, junto al equipo de comunicación del ministro de Economía, en la preparación del “por sí o por no” que descolocó a Javier Milei en el último debate presidencial.

A diferencia del libertario, Massa se entrenó hasta en el más mínimo detalle. Como contó Letra P, preparó su exposición el viernes y el sábado con Gutiérrez-Rubí, el responsable de comunicación del massismo, Santiago García Vázquez; el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos; el intendente de San Fernando, Juan Andreotti, y los asesores brasileños que se sumaron a la campaña enviados por el PT de Luiz Inácio Lula Da Silva. No fueron estos últimos, confiaron fuentes de UP, los ideólogos de la estrategia, a pesar de la importancia que les da Milei para la defensa de su magro desempeño.

La ventaja de Massa fue admitida hasta por sus más feroces críticos. “Fue un debate encuadrado en un político profesional con mucha adicción a la mentira, muy coucheado, frente a una persona con muy poca experiencia, y se notó”, admitió la excandidata presidencial Patricia Bullrich. No es la única opositora que lamenta que el libertario no haya logrado incomodar al ministro ni siquiera con sus números de gestión, como la inflación o la pobreza.

El oficialista no fue al debate sólo a marear a su oponente para evitar hablar del gobierno del Frente de Todos: buscó desarticular una creencia instalada sobre el economista que detectaron los focus groups encargados por UP, sobre todo en la pecera donde necesita pescar votos para el ballotage. “Entre los indecisos había un cierto consenso de que Milei estaba preparado, que tenia buenas ideas, que era una persona que estudiaba”, cuentan en el búnker.

El primer golpe fue quitarle sus bullets, los apuntes en los que el libertario se apoya cuando brinda cualquier exposición. Apenas comenzó a ser discutido el reglamento para este debate, ya sin una Bullrich que secundara la moción libertaria, el massismo puso el veto a los “machetes” sobre la mesa. Por dos votos a uno de los jueces, la Cámara Nacional Electoral (CNE) aprobó el reclamo del ministro, sustentado en el antecedente de 2019 (ningún candidato llevó anotaciones en aquella edición) y en la prohibición de leer que rige para los discursos en el Congreso.

Fue un capítulo más en la larga novela entre Milei y la CNE, que se actualizó este lunes. Para justificar su performance, el libertario acusó a un supuesto “coro de tosedores” massista y a un cambio de disposición de los invitados en el auditorio de la Facultad de Derecho. “No hubo cambios de ningún tipo; los lugares eran los estipulados y el ruido ambiente fue menor de lo esperable en un ámbito con esa cantidad de gente”, le contestaron desde la Cámara.

La estrategia, según UP, rindió sus frutos. “Además del Milei inestable y agresivo, que ya el indeciso conocía, quedó en evidencia el Milei que no sabe“, fue la conclusión del comando de campaña de Massa. “El Milei que no conoce el funcionamiento del Estado y que no está preparado para ser presidente”, sumaron, al recordar su desconocimiento sobre el GDE, el sistema de Gestión Documental Electrónica que motoriza la burocracia oficial.

Para una segunda vuelta en la que se gana por un voto, el massismo celebra hasta los ceros: una de las lecturas posdebate es el convencimiento de que, si un elector dudaba entre Milei o el voto en blanco, al menos después del papel del libertario se inclinaría el domingo por lo segundo. Una forma de ganar aun perdiendo.


Por Sebastián Iñurrieta-Letra P