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Posadas: boqueteros robaron 750 mil pesos de una distribuidora

El atraco fue perpetrado entre la noche del sábado y madrugada del domingo, en la distribuidora El Arco, que está sobre la avenida Mitre 1287. Los delincuentes llevaron la caja fuerte con 700 mil pesos y 5 mil dólares.

Una banda de boqueteros cuyos integrantes todavía no fueron identificados, ingresó a una oficina de la distribuidora posadeña El Arco por un hueco que hicieron en el techo de la vieja estructura y se robó la caja fuerte que estaba abulonada al piso con 700 mil pesos y 5 mil dólares en efectivo.
El atraco ocurrió entre la medianoche del sábado y la madrugada del domingo, pero fue denunciado recién durante la tarde de ese día a instancias del alerta que dio a sus propietarios un operador del sistema de monitoreo de seguridad privada contratado por los dueños del comercio, ubicado sobre la avenida Bartolomé Mitre 1287, esquina Máximo Paz.
Para consumar el golpe, los ladrones, que a criterio de la Policía fueron dos o más, contaron con cierta logística que le permitió conocer detalles precisos de las disposiciones del local, puesto que levantaron la chapa justo donde estaba instalado el panel de la alarma y sistema de videovigilancia por lo que, sin ser advertidos, desactivaron ambos y se tomaron todo el tiempo del mundo para despegar el macizo del suelo.
Se escaparon por el mismo lugar sin dejar huellas, pero más allá de eso y de la importante suma de dinero en billetes de 100 y 50 pesos, antes de salir también se adueñaron de una notebook, de un contador de billetes y un DVR, que es dispositivo de memoria donde se almacenan los registros de las cámaras de seguridad del negocio.

Sospechosos detenidos
Pocas horas después de formulada la denuncia, la Policía detuvo a dos sospechosos, conocidos de los propietarios del comercio, por su presunta vinculación con el hecho, aunque hasta ahora no hay ningún elemento firme que los involucre, por eso uno fue liberado y un segundo, hasta el cierre de esta edición, seguía en esa condición a la espera de los resultados periciales a su teléfono celular.
Por la forma en que operaron los delincuentes, los investigadores sospechan que el atraco fue perpetrado por una banda bien organizada que estudió al detalle los movimientos de los dueños del comercio. Un dato no menor es que el viernes no hubo banco y, por ende, contaban con el dato de que en la caja fuerte estaba la plata de la recaudación de todo el fin de semana.
Todo hace suponer que hubo un trabajo de inteligencia previa, con dateros incluidos, que permitió asegurar el golpe que, si bien demandó al menos una hora, nadie vio. Solamente las cámaras de seguridad de un lavadero de autos contiguo filmaron difusamente los movimientos en el techo, pero nada con definición que permita identificar claramente a alguien.
Miembros de la división Robos y Hurtos, como también de Delitos Complejos de la Policía, además de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic), sacaron fotos e hicieron pericias en el lugar. También dialogaron con Agustín Giménez y su hermana Fátima, dueños del negocio, para interiorizarse sobre los movimientos del comercio y el flujo de personas que diariamente concurre, con el objetivo de obtener algún dato que a los damnificados les pudo haber parecido sospechoso en las últimas semanas.

“Sin un peso y con miedo”
Sus rostros lo dicen todo. La desazón que sienten los dueños de la distribuidora marca a las claras el hartazgo de tener que haber soportado tres robos en lo que va del año. “Por suerte aún estamos vivos para contarlo”, se consuela Fátima, y con lágrimas en los ojos lamentó que “fue un año terrible para nosotros, perdimos más de un millón de pesos”.
La joven, de familia trabajadora y que se desempeña todo el día en el negocio robado, manifestó junto a su hermano estar “muy cansados, porque trabajamos de sol a sol para ganar el dinero y en un segundo nos quedamos sin un peso y con miedo. El monto es importante para nosotros porque esta semana teníamos que pagar a todos los proveedores y ahora tenemos que salir a ver cómo cubrimos esas deudas”.
Por su parte, Agustín explicó que los delincuentes trabajaron muchas horas adentro del local para poder sacar la caja fuerte. “Recién a las tres de la tarde la agencia de seguridad avisó que a las 12.30 del domingo dejaron de recibir señales del local, pero habían entrado a la madrugada y cuando fuimos, el daño estaba consumado”. Fátima agregó: “No puedo culpar a nadie porque no sabemos, anímicamente estamos tan mal que llegué al punto de tener que irme de casa por miedo a que me entren. Tengo que decir que gracias a Dios nunca sufrimos daños físicos, pero la realidad es que nunca supimos quiénes nos asaltaron las veces anteriores y la plata tampoco apareció”.
La damnificada se preguntó: “¿Por qué tengo que vivir así, con miedo, si soy una ciudadana que aporta y le da trabajo a mucha gente? Vivimos atemorizados, ya no se puede estar tranquilos con la inseguridad creciente”. Junto a su hermano esperan respuestas.

Fuente: Elterritorio