Su dieta insumía siete comidas por día. Sobre todo, comía carne y sushi. Además, para lograr su físico exuberante y alcanzar el crecimiento de los músculos, se inyectaba insulina. Y, por fuera poco, se inyectaba Synthol, una mezcla de aceite, lidocaína y alcohol benzilo, que actua como implante para agrandar músculos.
El mundo del fisicocultururismo se vio sacudido con la noticia de uno de sus más conocidos exponentes. El checo Illia Golem, de 36 años, falleció el pasado viernes. La noticia se conoció en las últimas horas.
Golem era conocido como “el mutante” y el “fisicoculturista más monstruoso del mundo” y sobresalía por su físico: pesaba 165 kilos, medía 1,85 metros y consumía 16 mil calorías por día. Su dieta insumía siete comidas por día. Sobre todo, comía carne y sushi. Además, para lograr su físico exuberante y alcanzar el crecimiento de los músculos, se inyectaba insulina.
También usaba Synthol, un aceite inyectable, que podría haber sido la causa de su muerte, aun sin determinar.
La BBC calificó a los que consumen Synthol como “Hulk humanos” en alusión al personaje de la serie de televisión. César Kálazich, especialista en medicina deportiva de la Clínica MEDS, en Chile, lo describió así: “Es una mezcla de aceite (85% triglicéridos de cadena mediana o MCT), lidocaína (7,5% anéstésico local) y alcohol benzilo (7,5%) que se inyecta directamente en el músculo, y actúa como un implante, causando un aumento de volumen de inmediato”.
El consumo de la sustancia puede producir desde “dolor crónico asociado a la inyección” hasta “infecciones y abscesos en el sitio de punción, lo que puede llevar a la cirugía o amputación del miembro afectado”. Según Kálazich, “existe un riesgo de embolias grasas en los pulmones o cerebro (transporte de una gran cantidad de aceite a través de un vaso sanguíneo venoso o arterial, respectivamente), lo que puede llevar a severo compromiso pulmonar o cerebral, incluso la muerte”.
Nacido en 1988, Golem había dejado su República Checa natal para instalarse en Miami. Estaba obsesionado desde pequeño con Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone. Además lograr su objetivo de impactar con su silueta, Golem fue un notable levantador de pesas: 272 kilos en el press de banco y 317 kilos en el peso muerto.
“De niño quería ser como Arnold Schwarzenegger y Stallone en Rambo. Y que la gente al cruzarse conmigo viera a un monstruo. Quería estar tan fuerte como mis ídolos de Hollywood. En mi pequeño pueblo se abrió un gimnasio y empecé a ir para convertirme en Hulk”, contó en una entrevista.
Su fama trascendió el ambiente del físicoculturismo cuando, en octubre de 2023, se supo que había consumido 108 sushis en un solo día. Quizás puede citarse en su obituario una estrofa de Jorge Luis Borges de su poema El Golem, sobre la mítica figura, de igual nombre del físicoculturista, y también surgida en suelo checo, moldeada por un rabino:
“El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos”.
Fuente: Página/12