Una avioneta que cayó en Chaco con 324 panes de polvo blanco pone el foco sobre los grandes capos que operan en el país para enviar droga a Europa
La avioneta que cayó en Avia Terai, provincia de Chaco, con más de 324 kilos de polvo blanco envueltos en ladrillos que llevan la imagen de un hombre con barba y una mano abierta, puso el foco sobre los grandes empresarios de la droga y el bombardeo de cocaína en la Argentina que alimenta sus líneas de narcotráfico.
No hay datos certeros de cuál es el porcentaje de la cocaína que toca suelo argentino y parte hacia Europa, pero se sabe que la mayor parte de los ladrillos que caen del cielo tienen precisamente a al viejo continente como destino final. También se conocen los nombres de los principales capos detrás de los millonarios cargamentos que provienen de laboratorios de Bolivia, en primer lugar, y también de Perú.
Estos capos, según las teorías de la Justicia en su contra, compran stock de droga y luego tercerizan sus empaques. En la gran mayoría de los casos, serían responsables del envío en toda su carrera, desde Latinoamérica hasta su destino final europeo. Son quienes más ganan en un negocio aceitado y de formato empresarial, en el que un kilo que cuesta 2 mil dólares en Bolivia termina vendiéndose a 30 mil euros o más en Barcelona o Madrid, un valor que se mantuvo estable en los últimos tres años.
Los que ocupan la cima de la lista son pocos. A los capos que adquieren la droga en su origen y la ofrecen al mercado europeo, principalmente España y Portugal, se los puede contar con una mano. Los ladrillos llevan un inconfundible sello que los identifica, una marca de calidad y origen.
Por ejemplo, la figura de la mano que apareció en los paquetes abandonados en un campo chaqueño es adjudicada a la sociedad entre dos empresarios bolivianos, señalados como pesos pesados del narcotráfico.
Se trata de Jesús Einar Lobo Lima, condenado y preso en Brasil, y Jorge Adalid “El Nono” Granier Ruiz, que fue detenido en un control policial en ese mismo país en marzo pasado.
De izquierda a derecha: Jesús Lobo Lima, Jorge Adalid Granier Ruiz, Wilson Balderrama, Erman Triana Peña
Fuentes judiciales indicaron a Infobae que “El Nono”, también conocido como “Jorgito” y “Fantasma”, es sindicado como dueño pero en un nivel intermedio, por debajo de Lobo Lima. Señalaron que, a la vez, su tarea consiste en unir cargamentos de distintos grupos locales y transportarlos.
Es decir, que es a la vez propietario de parte de la carga y jefe de la logística.
Ambos narcos, supuestamente, tienen contactos con el Primer Comando Capital (PCC) de Brasil y Lima Lobo, específicamente, con carteles colombianos.
De acuerdo a los investigadores, la avioneta que se desplomó sobre territorio chaqueño habría partido de Bolivia e ingresó a la Argentina vía Paraguay, en la frontera con Formosa. Y, aunque se desconoce dónde debía dejar la carga, se cree que tenía salida a Europa vía puertos de Buenos Aires o Uruguay.
Se sospecha, a la vez, que la avioneta tendría vinculación con una organización que utiliza la ruta Bolivia-Paraguay-Argentina y que está bajo una investigación a cargo de la jueza federal de Chaco Zunilda Niremperger.
Hasta ahora, el caso está en manos del juez Ricardo Mihanovich y la fiscalía que encabeza Carlos Amad, ahora de licencia. De comprobarse que se trata de la misma estructura, iría al despacho de la magistrada en Resistencia.
La figura de la mano en los panes es adjudicada a la sociedad Lobo Lima – Granier Ruíz
Por lo pronto, el Gobierno del país vecino confirmó que la caída del Cessna 210 motor modelo Turbo Centurión II -matrícula boliviana CP-3123 h- generó una investigación contra un fiscal que liberó una avioneta con esas mismas particularidades, secuestrada en un operativo antinarcóticos en junio pasado.
Todavía no hay rastros de los dos tripulantes que los testigos vieron salir de la aeronave. No creen que estén malheridos, puesto que no se encontraron rastros de sangre en el área del accidente.
No se conoce cuál era el destino de la avioneta que cayó en el establecimiento rural “La Aurora”, pero se accidentó muy cerca de una de las principales zonas de bombardeo y aterrizajes narco en la Argentina: la que está comprendida entre Monte Quemado y Campo Gallo, en el límite con Santiago del Estero.
Otros puntos de bombardeo y aterrizajes narco son Concepción del Uruguay en Entre Ríos, el límite entre Santiago del Estero y Salta (ruta 16, Cruz Bajada), Taco Pozo (Chaco), Nueva Esperanza (Santiago del Estero) Monte Maíz, en Córdoba, y la zona rural de Santa Fe, próxima a Buenos Aires. También se detectaron vuelos clandestinos en Junín, San Nicolás y Zárate-Campana.
“La W” y compañía
Aunque no suena en este caso, Wilson Maldonado Balderrama es otro de los narcos bolivianos señalados como un magnate de la droga. Una gran “W” aparece incrustada en los panes que serían de su propiedad y que fueron secuestrados en Rosario, Córdoba y Buenos Aires. Lo atraparon efectivos de Interpol en Santa Cruz de la Sierra. Bolivia, en abril de 2021.
La Justicia federal argentina está a la espera de su extradición, al igual que la del “Nono”, que al ser capturado reconoció que se había realizado varias cirugías en el rostro.
En tanto, hay otros magnates de la droga que, aunque no fueron relacionados formalmente con vuelos narcos, no se descarta que hayan utilizado esta metodología.
Los colombianos Triana Peña son los primeros en la lista, indicaron fuentes judiciales a Infobae. La mayor parte del grupo fue condenada en julio de 2020 por el envío de 50 kilos de cocaína embebida en arroz, un ensayo de una nueva ruta que planeaban a utilizar, con salida desde Argentina y escala en África. Pese al golpe, la organización continuó operando.
Se desconoce, hasta el momento, qué jefe está detrás del hombre de barba en los panes
El hermano menor de los Triana Peña, Erman, fue capturado el 26 de junio pasado por la policía portuguesa, a bordo de un velero a punto de naufragar con una tonelada de cocaína frente a las islas Azores.
Reinaldo Delfín Castedo fue condenado a 16 años de prisión en 2022, aunque su marca, el dibujo de un delfín, sigue apareciendo en los operativos. El salteño es conocido por haber tenido bajo su control 28 mil hectáreas en la frontera con Bolivia, a través de las estancias “El Aybal” y “El Pajeal”.
Detectives que lo siguen de cerca, creen que una familiar de Castedo estaría al frente de la logística fuera de la cárcel y subrayan que fue de los primeros capos en usar “vuelos narcos” para el ingreso de cocaína. En ese momento, su zona de influencia era el Impenetrable chaqueño.
Así, Castedo fue marcado por la PROCUNAR como uno de los capos que continúan en actividad desde prisión.
El clan Loza, que vio su ocaso con la muerte de Gonzalo, el líder, y la condena de sus hijos, Erwin y Valdemar -condenados a más de diez años de cárcel por contrabando narco- era reconocido por impregnar una corona a los ladrillos que vendía a distribuidores europeos, y por jactarse de ser especialistas en la logística de ingreso, salida y entrega.
Ligado a los Loza, mediante un lazo familiar, estaría el responsable de la logística del vuelo que cayó en Avia Terai.
Los paquetes con cocaína dentro de la avioneta que cayó en Chaco
Quiénes son “los jefes del transporte” que operan en la Argentina
Debajo de los zares de la droga, se ubican los transportistas o “jefes del transporte”, que orquestan los vuelos y su recepción en tierra. Se quedan, a cambio, con al menos 25 por ciento del valor de la cocaína “puesta” en la Argentina: entre 3500 y 4000 dólares por kilo.
En el caso de los vuelos clandestinos, sonó con fuerza el reciente arresto de Raúl “Loro” Ferreyra -vinculado a Castedo- por parte de la División de Toxicología de la Policía de Entre Ríos, que desnudó esta parte del circuito.
El nombre de Adelaida Castillo -relacionada al clan Loza y condenada a 13 años de prisión en 2022- volvió a aparecer en la investigación por el triple crimen tras una boda narco de Ibarlucea, esta vez, ligado a Graniel Ruiz, a través de Ignacio Quintana y su socio Fabián “Calavera” Pelozo.
En la misma línea, en mayo de este año, el ex concejal Mauricio Gerónimo, fue condenado a 6 años de prisión por ser considerado coautor de transporte de estupefacientes agravado, un delito que cometió desde su encierro en la Unidad Penitenciaria Federal N°7, de Chaco, donde ya cumplía una condena de 14 años y 3 meses de prisión por el traslado de 267 kilos de cocaína. En consecuencia, el tribunal unificó la pena en 17 años y lo declaró reincidente.
Los investigadores repetirán las pericias a la avioneta en busca de huellas digitales de los sospechosos (Ministerio de Seguridad y Justicia de Chaco)
“Los Motok” es otra familia histórica familia vinculada a este rubro, que se reactivó durante la pandemia. En septiembre de 2022, Juan Manuel Motok fue imputado por seguir en el negocio desde su celda del penal de Villa Las Rosas. El clan Fernández también aparece dentro del mapa, pero en un escalón inferior.
René “Manudo” Guzmán, el sanguinario jefe del cartel del Valle de Acambuco que cayó en un enfrentamiento con Gendarmería en Cruz Bajada en abril pasado, respondería a los transportistas. Su rol sería el de recibir la cocaína y trasladarla al lugar de acopio, donde entra en juego la figura del “puestero”, una de las tareas más riesgosas de la cadena narco.
Por Cecilia Di Lodovico-Infobae