Rafael Grossi, el máximo encargado del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), llegó este miércoles 29 de marzo en la provincia ucraniana de Zaporizhia, hogar de la central nuclear más grande de Europa. Es la segunda vez que Grossi visita el lugar con el objetivo de impulsar un plan de protección para las instalaciones.
En una rueda de prensa durante su visita, Grossi explicó brevemente el estado actual de las negociaciones trilaterales entre Ucrania, Rusia y Naciones Unidas, para lograr un acuerdo sobre la protección de las inmediaciones de la planta nuclear.
“Inicialmente, nos centramos en la posibilidad de establecer una zona bien determinada alrededor de la planta”, mencionó Grossi al hablar sobre los primeros acercamientos entre las partes.
Aunque añadió que: “Ahora estamos centrados más en la protección en sí, y en las cosas que deben evitarse, por ejemplo, para proteger la planta que en los aspectos territoriales, que plantean ciertos problemas”.
La planta nuclear de Zaporizhia ha sido alcanzada, al menos dos veces, por el fuego cruzado entre las fuerzas ucranianas y rusas. Aunque los reactores no han sufrido daños, la fuerte presencia militar en la zona preocupa a los expertos en la materia.
Grossi se reunió con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el lunes previo a su visita a la planta nuclear. Un encuentro en el que el mandatario reiteró que mientras que las fuerzas rusas no dejen las instalaciones, no habrá un acuerdo sobre la protección de la zona.
“Creo que lo importante es que no haya ataques. Intento poner sobre la mesa propuestas realistas y viables que puedan ser aceptadas por todos”, remarcó el líder del OIEA.
El director general también expresó que “lo más probable” es que visite Moscú en los próximos días. Esto para seguir conversando con las partes involucradas y llegar a un acuerdo que logre salvaguardar la integridad de la planta nuclear.
“No me voy a rendir. Creo que, al contrario, tenemos que multiplicar nuestros esfuerzos, tenemos que continuar”, mencionó Grossi.
Zaporizhia, bajo control ruso
La planta nuclear más grande de Europa está controlada por las fuerzas rusas desde febrero. Seis de sus reactores están apagados, por lo que está recibiendo la electricidad que necesita a través de una sola línea de energía restante. Varias veces ha tenido que cambiar a generadores diésel de emergencia para alimentar sus sistemas de refrigeración esenciales.
Las preocupaciones del OIEA recaen en un posible accidente nuclear causado por el fuego cruzado de la guerra.
“Es obvio que la actividad militar está aumentando en toda esta región. Por lo tanto, la planta no se puede proteger”, sentenció el jefe del OIEA.
Grossi ha visitado las instalaciones dos veces en seis meses y Naciones Unidas tiene monitores fijos en la planta para evitar un desastre nuclear, aunque las crecientes tensiones en el conflicto siguen preocupando al mundo.
Por Maximiliano Pérez Gallardo-France24 con Reuters y AP