El gobierno de Rishi Sunak otorgará 100 nuevas licencias en el Mar del Norte, dos años después de que su país fue el anfitrión de la mayor cumbre climática. Y mientras Londres aumenta su apuesta por los combustibles fósiles, Bolivia y Uruguay ven parte de las consecuencias del cambio en el clima.
Las primeras 100 licencias llegarán en otoño. El gobierno británico de Rishi Sunak defiende la decisión afirmando que la exploración de gas y petróleo en el Mar del Norte le permitirá a Reino Unido reducir su independencia de proveedores como Rusia. Agrega que eso protege 200.000 empleos.
Sin embargo, las nuevas explotaciones podrían alejarlo de su propósito climático. Reino Unido prometió alcanzar las cero emisiones netas de carbono para 2050.
Una de las razones por las que muchos países y empresas son felices hablando del cero neto para 2050 es porque falta mucho tiempo, pero debemos ser muy claros: no se puede ser un líder climático y buscar más petróleo y gas. Y eso es lo que Reino Unido está tratando de hacer ahora. Hipocresía a gran escala, afirmó Jamie Peters, vocero Amigos del Planeta, a France 24.
Además, esto va en contra de los llamados reiterados del panel de expertos sobre cambio climático de la ONU, el IPCC. Ellos instan a que se reduzcan a casi la mitad todas las emisiones de carbono antes de 2030. Y las industrias de los combustibles fósiles son las que mayor porcentaje de CO2 emiten del total global.
La razón del llamado urgente es que cada vez son más evidentes los impactos del calentamiento global. En Bolivia, por ejemplo, la sequía y la contaminación afectan cada vez más al lago Titicaca, que el país comparte con Perú.
Por la falta de lluvias significativas, el río que pasa junto al pueblo de Cohana, y que desembocaba en el lago, se secó. El Titicaca también sufre la contaminación por basura, ante lo que un grupo de voluntarias aymaras clama por ayuda para salvar las fuentes de agua que le dan vida.
Más al sur, en Uruguay, los efectos de diversas situaciones ambientales están afectando a los animales. En este invierno, más de 5.000 pingüinos murieron y fueron encontrados en las costas de Uruguay. Estas aves marinas estaban en su proceso de migración desde el sur argentino hasta Brasil.
Además, encontraron cientos de otros animales muertos como tortugas, lobos marinos y delfines. “En la necropsia, lo que veo es que fueron animales que estaban muy flacos. Evidentemente la falta de comida, la sobrepesca y el cambio climático los están afectando en la costa”, afirmó para France 24 Richard Tesore, activista de Rescate de Fauna Marina.
Mientras esto ocurre, la producción de combustibles fósiles no cesa, en la constante dicotomía entre el desarrollo económico, basado en el petróleo, y la protección ambiental.