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Reservas en caída: el factor que conspira contra el desarme del cepo cambiario

Focalizado en apretar el torniquete monetario e intervenir en el mercado para reducir la brecha y la inflación, el Gobierno dejó en un segundo plano la acumulación de divisas. En un mes, las tenencias del Banco Central cayeron más de US$2.600 millones.

El nuevo esquema monetario y cambiario diseñado por el equipo económico apunta a reducir la inflación vía el cierre de todos los grifos de emisión monetaria y, en simultáneo, reducir la brecha cambiaria mediante la intervención de los dólares financieros. El objetivo final es que la dinámica inflacionaria confluya con el ritmo devaluatorio para poder desarmar el cepo. Sin embargo, la caída de las reservas internacionales atenta contra los planes urdidos por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Santiago Bausili.

El drenaje de las tenencias del BCRA en moneda extranjera comenzó por un cambio de roles en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC): los importadores demandan más dólares de los que ingresan por las liquidaciones de los exportadores. A eso se sumó el pago de compromisos de deuda con bonistas privados y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que precipitó un retroceso de las reservas de US$2.649 millones desde mediados de junio.

Se acelera la pérdida de reservas

En la semana cerraron en US$27.307 millones, el menor nivel en tres meses, luego de sumar ventas por US$34 millones. En el transcurso de julio, totaliza compras netas por US$88 millones y en lo que va del año, adquirió más de US$17.000 millones.

Si bien la hoja de ruta de Caputo contempla una pérdida reservas que oscila entre US$2.000 y US$3.000 millones por la estacionalidad característica de esta época del año, la incapacidad del Central para hacerse de divisas en el MULC provoca desconfianza en el mercado financiero y se traduce en la baja de los precios de los bonos soberanos y la suba del riesgo país.

Con las divisas de la cosecha gruesa amainando, una mayor demanda por importación de energía por las bajas temperaturas, la intervención en las cotizaciones financieras y la flexibilización de algunas restricciones cambiarias, la posición vendedora de la autoridad monetaria asoma como una nueva realidad y pone presión sobre las arcas de la entidad presidida por Bausili.

En tal sentido, un documento de la calificadora de riesgo Fitch remarcó que “las últimas medidas de ajuste de la Argentina presentan incertidumbre sobre su capacidad de acumular reservas internacionales y recuperar el acceso al mercado de capitales global”.

A la vez, la agencia de calificación crediticia estadounidense no descartó un escenario de “reestructuración o episodio de default de alguna clase sobre los bonos emitidos en moneda extranjera“, en línea con las dudas que expresan los tenedores de títulos públicos.

Evolución de las reservas brutas

“El crawling peg al 2% se atrasó ampliamente frente a la inflación y erosionó el beneficio de la devaluación de diciembre. Los controles de cambios y la tasa de interés real negativa se mantienen, sin una perspectiva clara para su eliminación. La acumulación de reservas se interrumpió. Los tipos de cambio paralelos subieron a más de 50% del valor del oficial y el riesgo país llegó a 1.600 puntos”, advirtió.

Para los expertos de Cohen Asesores Financieros, el aumento de los dólares financieros de los últimos meses “se dio por la debilidad que tiene el mercado cambiario dado que, con el esquema de dólar blend para los exportadores y los flujos de importaciones normalizados, el BCRA prácticamente dejó de comprar divisas en el mercado cambiario antes de lo previsto y deberá afrontar un segundo semestre mucho más tenso”.

Mientras negocia fondos frescos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), otros organismos multilaterales y bancos por entre US$10.000 y US$15.000 millones, el Ministerio de Economía adelantó que el Tesoro comprará los dólares para hacer frente a los vencimientos de intereses de los bonos Globales y Bonares con vencimiento en enero, lo cual redobla la tensión de las reservas internacionales. La acumulación de divisas es un requisito indispensable para remover el corset cambiario.

Frente a ese panorama, las reservas netas, que descuentan las obligaciones del Central en moneda extranjera, oscilan entre US$5.000 y US$6.000 millones según distintas estimaciones privadas. Con esa ecuación en mente, el equipo económico acelera las charlas para conseguir una suma que le permita deshacerse de las restricciones.

La acumulación de reservas, en segundo plano

Desde GMA Capital observaron que el cierre de los grifos de emisión monetaria con la esterilización de los pesos emitidos para comprar dólares vía intervención en el CCL y el MEP cristalizan un cambio de prioridades en el programa económico del Gobierno al colocar la acumulación de reservas internacionales en un segundo plano, detrás de la reducción de la inflación y el achicamiento de la brecha cambiaria.

“Dado que existe una brecha entre el tipo de cambio CCL y el A3500, para que la entidad monetaria esterilice los pesos emitidos, deberá usar menos dólares que los efectivamente comprados en el MLC. Si la brecha fuera del 40%, el Central se quedaría (posterior a la compensación en el CCL) con el 30% de lo comprado”, describieron la mecánica.

Y agregaron: “La nueva regla monetaria no sólo funciona para moderar la expansión de la base monetaria, sino que también busca reducir de ‘arriba hacia abajo’ la brecha. Sin embargo, ‘no existen almuerzos gratis’. El costo de la intervención es evidente: una menor acumulación de reservas. La noticia de una esterilización de $2,5 billones (casi US$2.000 millones a un tipo de cambio de $1.300) pondría fuerte presión sobre el nivel de la divisa, en un mercado con un volumen cercano a US$75 millones diarios”.

Por su parte, los economistas de la consultora LCG subrayaron que los “pocos (nulos) dólares que se tienen se usarán para reducir la brecha, en una intervención clásica en el mercado de cambios, salvo que en este caso se utiliza en un mercado desdoblado de facto, a través del dólar CCL”.

“Saber cuándo intervenir para administrar el valor del dólar y cuándo no, podemos decir que es un arte. Pero con varias luces prendidas en el frente cambiario (no sólo por la valorización constante del peso en estos meses sino, sobre todo, por la cuenta de entradas y salidas de dólares en el futuro cercano), todo indica que gastar cartuchos en pinchar el CCL puede ser muy ineficiente y que resultaría más adecuado ajustar el dólar oficial”, alertaron.

Riesgo país

“Con una estacionalidad jugando en contra, precios más bajos y regularizado el acceso de los importadores al MULC, la expectativa de que el BCRA tuviera una posición compradora en el mercado de cambios eran mínimas. Pero después se
supo que pretendía ‘rescatar’ los pesos emitidos durante mayo y junio (para tener un efecto determinante en el mercado paralelo) y esto sí supondrá resignar reservas en las intervenciones en el mercado del CCL“, completaron.

Por otra parte, un reporte de la consultora INVECQ destaca que la condición de clausurar el flujo de emisión para adquirir divisas “no es algo planeado dentro del programa monetario, sino que el Gobierno no se siente cómodo con una brecha cambiaria rondando el 60% y decide intervenir para reducirla de manera discrecional, dado que el BCRA no planteará una estrategia ni comunicará los montos por los cuales se interviene en el mercado de bonos”.

De esta manera, los analistas consideraron que “es difícil pensar que el Banco Central pueda acumular reservas en un contexto de expectativas de devaluación al alza, pero en vez de convalidar que el tipo de cambio de equilibrio se encuentra en el ‘techo’, el equipo económico quiere forzarlo hacia el ‘piso’.

“Esto planta la incertidumbre en el mercado, que desconfía de la estrategia cambiaria y de los cambios sobre la marcha del programa, en un contexto de baja acumulación de reservas (sobre todo en junio, que tiende a ser un mes de acumulación). Ahora, por el contrario, comienzan los meses estacionalmente bajos. De fondo, los logros en el frente fiscal deberían ir de la mano con una baja consistente del riesgo país. Sin embargo, la falta de calibración del programa cambiario genera tensión en los precios”, concluyeron.

Por Martín Fernández Nadale-Perfil