Misiones Para Todos

Robó, lo condenaron, estuvo en la cárcel y una década más tarde descubrieron que usaba un nombre falso

La jueza María Servini procesó al uruguayo Rodrigo Canziani Blanco quien, al menos desde 2012, se hacía llamar como otro hombre que se encontró en problemas por la suplantación de identidad

José A. A. tuvo mala suerte y al mismo tiempo buena suerte. En julio de 2022 le robaron su moto: la usaba para ir a trabajar en Bariloche, la ciudad rionegrina donde vive. Ese hecho delincuencial acompañado de mala suerte lo sumergió en una película. Empezó como un filme de terror, terminó bien y en el final aparece la buena suerte del protagonista.

José A.A. hizo lo que todo el mundo hace cuando le roban un vehículo: lo denunció ante la compañía de seguros a la espera de cobrar lo correspondiente a su póliza. Pero ahí surgió el primer inconveniente: pesaba en su contra un embargo ante el Registro Nacional de la Propiedad Automotor.

El hombre se adentró en la nunca fácil burocracia y se enteró de que había dos causas penales en su contra. También descubrió que había sido condenado y lo peor de todo: supo que había estado preso en la cárcel de Marcos Paz. Todo eso le había sucedido a un José A.A. que tenía su mismo DNI. Pero, por supuesto, no era él. Un falso José A.A. había sido condenado, pasado meses en una cárcel y liberado.

En 2019 al falso José A.A. un Tribunal Oral en lo Criminal de Instrucción de la Capital lo había condenado a tres años de prisión por robo y portación de arma sin autorización. Unos años antes, en 2012, el falso José A.A. había sido detenido por portación de arma de guerra y fue declarado rebelde porque no se presentó ante el juzgado que le había dado la excarcelación.

El José A.A. de Bariloche hizo la denuncia porque esa situación lo perjudicaba. Fue entonces que comenzó una investigación para determinar quién era el que se había hecho pasar por él., había sido condenado y había estado preso, tal como lo acredita su legajo en el Servicio Penitenciario Federal.

En una de las viejas causas se comprobó que el falso José A.A. se había presentado en un expediente abierto en la provincia de Córdoba, como Rodrigo Calsian. Cotejaron las huellas de ambos y eran la misma persona. Pero hasta ahora no se sabía cuál era su verdadero nombre. En el Tribunal que lo había condenado quedó asentada su presentación a cumplir trámites judiciales como José A. A. con el DNI correspondiente al barilochense.

En uno de los expedientes, allá por 2017, el falso José A.A. dijo que estaba en pareja con una mujer llamada Natalia Lancieri y que tenía un hijo. Cuando compararon las fotos del detenido con las del legajo del verdadero José A.A. se dieron cuenta de que eran dos personas diferentes. Fue entonces que la justicia de Instrucción pasó el caso a federal por falsificación de documentos y el expediente quedó -en noviembre de 2023- a cargo de la jueza María Servini.

La jueza María Servini procesó al que se hizo pasar por José A.A.La jueza María Servini procesó al que se hizo pasar por José A.A.

El juzgado ordenó varias medidas de prueba que realizó la Policía Federal y a partir de la identidad de su pareja se determinó que ella era dueña de dos autos. Y había extendido una cédula que autorizaba a conducirlos a nombre de José A.A., el falso, por supuesto. La dueña de los autos resultó ser Natalia Gisel Lancieri Rodríguez, uruguaya, madre de dos hijos.

Los investigadores cotejaron datos de la Dirección Nacional de Migraciones de Lancieri Rodríguez y determinaron que coincidía al entrar o salir de la Argentina con un uruguayo llamado Rodrigo Canziani Blanco, un nombre y apellido que sonaba similar a aquel de Rodrigo Cansial que había quedado asentado alguna vez en un expediente cordobés.

La jueza mandó a detener a Canziani Blanco cuando volvía de Uruguay en marzo de este año. Se hizo un operativo especial después de detectar que entraba de Uruguay a Argentina por poco tiempo. Hubo un alerta Halcón y cuando pisó territorio argentino una brigada de la Federal que estaba cerca salió a buscarlo. La jueza ordenó allanamientos, se secuestraron dispositivos electrónicos y documentación de utilidad para el caso. Hallaron, según fuentes de la investigación, una licencia de conducir con la foto de Canziani Blanco pero con los datos verdaderos de José A.A.

Tanto Canziani Blanco como Lancieri Rodríguez fueron indagados. La mujer negó todo los hechos por los que fue acusada. El hombre en tanto ensayó una explicación un tanto rebuscada: dijo que siempre quiso aclarar que no era José A.A. pero no le creyeron. Un detalle no menor: todas las presentaciones judiciales en los casos en los que estuvo involucrado (apelaciones, por ejemplo) las firmó como José A.A. Eso sí, jamás usó la identidad del barilochense para, por ejemplo, sacar un crédito u obtener alguna ventaja económica. Solo le usurpó la identidad para enfrentar su situación judicial. Una más de esta insólita historia: Canziani Blanco, cuando estuvo detenido hizo una denuncia por apremios ilegales, pero esa también la firmó-no podía ser de otra manera- como José A.A.

La Policía Federal detuvo al hombre en la frontera con UruguayLa Policía Federal detuvo al hombre en la frontera con Uruguay

La hipótesis de los investigadores policiales señala que Canziani Blanco tenía antecedentes penales en Uruguay y entró a la Argentina hace una década y se mantuvo oculto con identidades falsas. Fue preso con la identidad de José A.A. y estaba esperando que prescribieran los casos abiertos en su contra en Uruguay para poder radicarse en su país. Pero no pudo.

La jueza procesó a la pareja por haber inscripto las cédulas de los autos a nombre de José A.A. En tanto Canziani Blanco fue procesado como autor del delito de uso de documento falso y como partícipe necesario en la inscripción de su falso nombre en las cédulas de los automotores. La jueza Servini lo procesó con prisión preventiva. Es decir que Canziani Blanco volvió a la cárcel.

Cuando lo ingresaron le abrieron el legajo nuevo, dejó de ser José A.A. para pasar a ser Rodrigo Canziani Blanco. Los problemas del verdadero José A.A. han comenzado a solucionarse: todo empezó con el robo de su moto. Y terminó bien. Por lo menos para él.

Por Omar Lavieri-Infobae