La economía, la política, las elecciones, la seguridad, la posición de Kicillof, la influencia de Karina Milei, la estrategia de Macri, el papel del PRO. ¿Puede el escándalo cripto marcar un antes y un después para Milei? ¿Va a lograr el peronismo encontrar una conducción clara? ¿Cómo va a influir el contexto internacional en la economía argentina?
El estudio de Rosendo Fraga es un museo en miniatura de la historia argentina. En las paredes, retratos de sus antepasados que fueron gobernadores, ministros de guerra y caudillos. Caricaturas que lo muestran en distintos momentos de su carrera. Libros propios y ajenos, condecoraciones, bastones. Todo dispuesto en un orden caótico que Fraga maneja con la misma facilidad con la que enumera fechas, nombres y contextos. “Acá hay de todo”, dice, recorriendo con la mirada una biblioteca saturada de memorias. El teléfono no deja de sonar. “Como en las mejores épocas”, comenta con una sonrisa.

A los 72 años, Fraga es una de las voces más buscadas del análisis político argentino. Historiador, periodista y abogado egresado de la Universidad Católica Argentina, ha colaborado en medios nacionales e internacionales y es profesor universitario. Publicó más de cincuenta libros, entre ellos Borges y el culto de los mayores, Análisis de la elección presidencial 2003 y Curupayty: heroica muerte de Manuel Fraga. Es miembro de la Academia Argentina de la Historia y del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI) y ha recibido distinciones como el Premio Konex de Platino y el Premio Puentes de América.
En la entrevista con El Economista, su diagnóstico sobre Javier Milei es tajante: “Milei deja de ser un político excepcional y empieza a ser un político normal, después del escándalo cripto. Los periodistas y opositores le van a contestar y le van a pasar la factura. Se le va a perder el miedo”.
Para Fraga, este episodio también tuvo un impacto en la oposición: “Unificó el peronismo”. En el PRO, la situación es diferente: “Hoy el PRO tiene menos del 10% del electorado”. Sobre la figura de Karina Milei, destaca: “No es Milei en términos de imagen, pero en cuanto a capacidad de operar políticamente, superó las expectativas”. El gobierno, dice, va a apostar todo a mantener la estabilidad hasta las elecciones: “Milei va a jugar todo a no devaluar hasta la elección”.
La economía, la política, las elecciones, la seguridad, la posición de Kicillof, la influencia de Karina Milei, la estrategia de Macri, el papel del PRO. ¿Puede el escándalo cripto marcar un antes y un después para Milei? ¿Va a lograr el peronismo encontrar una conducción clara? ¿Cómo va a influir el contexto internacional en la economía argentina?
Rosendo Fraga responde a todo en este mano a mano con El Economista desde su oficina ubicada en la calle Suipacha, en el barrio de Retiro.

—¿Cómo cree que el escándalo cripto afecta a los votantes de Milei y a su relación con el establishment económico?
—La consecuencia de este episodio es que Milei deja de ser un político excepcional y empieza a ser un político normal. Milei se convirtió, después del escándalo cripto, en un político normal. Los periodistas y opositores le van a contestar y le van a pasar la factura. No se cae el mundo. Se le va a perder el miedo. Su capacidad de enfrentar adversarios y enemigos se debilita, Los políticos tradicionales, “la casta”, recuperan algo de espacio. Igual, tampoco vayamos a creer que esto rehabilita a la casta política cuestionada, pero les da aire.
—¿Este episodio marca un antes y un después en la gestión de Milei?
—Sí. Milei I, 10 de diciembre de 2023. Milei II, 15 de febrero de 2025. Milei I era percibido como un político excepcional. Mi impresión es que vamos a Milei II, donde va a enfrentar un escenario de político tradicional, con disputas y enfrentamientos con distintos sectores, lo que es lógico en la política. Antes la situación era un poco rara, por eso yo digo que era excepcional. Ahora es un político normal en su imagen y en su relación con la gente.
—Hay un peronismo cada vez más fragmentado, con liderazgos dispersos y Cristina Kirchner sin la capacidad de ordenar la tropa. ¿Cree que el peronismo puede reconstituirse en el corto plazo con una conducción fuerte, o el escenario de dispersión se va a consolidar?
—El episodio de las criptomonedas unificó al peronismo. Veníamos de la sesión sobre la suspensión de las PASO, donde el peronismo había aparecido dividido. Pero el tema cripto lo unificó. Igual, en las elecciones el peronismo va a ir dividido, como pasó en 2017, cuando Cristina perdió por menos de un punto la provincia de Buenos Aires. Ahí estuvo dividido en tres y perdió por poco con Esteban Bullrich. Yo no veo un peronismo desaparecido, pero sí un peronismo dividido.
—¿Es viable que Kicillof se convierta en el nuevo líder del peronismo, o sus límites políticos y personales lo dejan atrapado sin margen para crecer?
—Para la elección presidencial faltan dos años y medio. Es muchísimo tiempo. Ya es llamativo el rol que tiene Kicillof frente a Cristina en este momento. Y eso también tiene que ver con el escenario de posible división. En ese sentido, Kicillof no es el primer adversario que tiene Cristina. Massa fue otro adversario importante, de forma aparte.
—Usted dijo que es llamativo que Kicillof esté teniendo este liderazgo. ¿En qué sentido lo sorprende?
—Hoy Kicillof asume un nivel de competencia y confrontación con Cristina que no me parecía lo más probable. Más bien, se proyectaba un escenario donde Kicillof era su sucesor. Un apadrinado, porque yo diría que esa era la expectativa. Es sorprendente el nivel de conflicto que ha adquirido la relación.
—¿Y por qué cree que no se convirtió en un sucesor? ¿Por qué, en lugar de ser un sucesor, está siendo más un rival?
—En esto juegan los entornos, juegan los sectores, juega La Cámpora y Máximo Kirchner. Hay todo un entorno alrededor de Cristina que no se ve en el poder con Kicillof. Los entornos y la ideología son lo que normalmente genera los conflictos en la política. Ideológicamente coinciden. Ideológicamente no hay diferencias sustanciales, así que es el entorno.
—Kicillof está atrapado entre los intendentes, que le piden desenganchar la elección bonaerense de la nacional, y Cristina Kirchner, que prefiere mantenerlas juntas. ¿Qué escenario es más probable y qué impacto podría tener esta decisión en el resultado electoral en la provincia?
—Esto depende de la oposición. Para poder adelantar la elección, Kicillof necesita pactar con un sector de la oposición, porque, si no, con su propio bloque no le alcanza. Y esto es incierto. Porque la oposición va a apoyar la alternativa que considere más favorable para ella. Y la oposición también está muy dividida. Entonces, su táctica va a depender de qué escenario le parezca más conveniente. Y, en función de eso, va a tomar la decisión.
—Mauricio Macri estaría evaluando ser candidato a senador por la Ciudad y el PRO está marcando distancia de Milei en algunos frentes. ¿Es posible que el PRO se convierta en un actor opositor al Gobierno en 2025?
—El PRO es un actor opositor. Lo que pasa es que se ha debilitado mucho. Una cosa son los votantes del PRO y otra los dirigentes del PRO. Es decir, el PRO tiene una base en la estructura política, por ejemplo en la Cámara de Diputados, que no se corresponde con su caudal de votantes. Hoy el PRO tiene menos del 10% del electorado. Y cuidado, porque acercándose a la elección ese número puede ser aún menor por el efecto de polarización. Entonces, el PRO está en una situación complicada, porque es cierto que el poder atrae. Cuanto más se acerque la elección, más va a aumentar esa tensión con La Libertad Avanza. La primera prueba es la elección a convencionales constituyentes de Santa Fe, el 13 de abril. Ahí van separados. Después viene la elección en la ciudad de Buenos Aires.
—¿Cree que el PRO puede ganarle a LLA en la Ciudad? ¿Y si llega a perder, va a haber una fuga masiva?
—Falta mucho tiempo. Mauricio Macri, primero, va a medir qué pasa en Buenos Aires y en la Ciudad. Y de acuerdo con eso, y a cómo esté su imagen, va a decidir si es candidato al Senado. Él no quiere perder. Y probablemente va a dilatar la definición hasta lo más tarde posible.
—¿Qué rol juega Karina Milei en el poder?
Milei puso todo el peso de la construcción política en su hermana; no le ha ido mal. No le ha ido excepcional, pero tampoco mal. La hermana de Milei es Milei, desde el punto de vista del poder. Algo muy peronista, muy de la cultura peronista: el hijo, la mamá, el marido. La familia trasladada al ámbito de la política. Ella no es Milei en términos de imagen, pero en cuanto a capacidad de operar políticamente, superó las expectativas. Si hace un año y medio alguien hubiera hecho este análisis, le habría adjudicado una eficacia política menor de la que finalmente tuvo.
—El Presidente y su equipo creen que el votante solo se va a preguntar si está “mejor o peor” económicamente al momento de las elecciones, mientras que el resto de las polémicas quedarían en segundo plano. ¿Cree que esta visión es acertada o hay otros factores que podrían influir en el voto, como las batallas culturales?
—En todo el mundo, la economía está pesando menos en el momento de la votación. No es un problema exclusivo de la Argentina. ¿Qué lugar tuvo la economía en la última elección estadounidense? Muy poco. No era una economía mala la que yo vi en esa elección. Sin embargo, la elección se dio más en términos políticos o, si querés, en batallas culturales. La economía va a jugar un papel porque somos un país en crisis económica. Pero puede no ser el factor que termine definiendo la elección. Las elecciones se definen por un voto y, especialmente, las legislativas. Porque, ¿quién gana la elección en una legislativa? ¿El que saca más diputados o el que saca más votos? En la Argentina, por nuestra cultura, es el que saca más votos. Si vos sacás 35 votos y otro saca 34, aunque el que sacó 34 termine con dos bancas más, el que políticamente se lleva la victoria es el que sacó más votos. En una elección peleada, esos factores de guerra cultural pueden potenciarse aún más.
—Uno tiende a pensar que la elección en la Ciudad y en la provincia de Buenos Aires son trascendentes, son como la vidriera nacional. Pero, por ejemplo, Andrés Malamud dice que el interior es más importante que la provincia de Buenos Aires y la capital. ¿Usted qué piensa?
—No, hay que separar cantidad de votos de impacto político. Si hablamos de cantidad de votos, la provincia de Buenos Aires es clave. Son 17 millones de habitantes, el 38 % del total nacional. La Ciudad representa el 7 % de la población total del país. En total, entre ambas concentran casi el 45 % de los votos. Por lo general, aunque no siempre, el que gana en Buenos Aires gana la elección. No siempre, porque en política no hay leyes matemáticas, hay antecedentes.
El interior no es más importante que la provincia y la capital. ¿Por qué? Porque hoy un habitante del interior ve muchas más veces en su pantalla un video de alguien insultando al presidente que a su propio gobernador. El mejor porcentaje de Milei fue en Salta, y no pisó Salta ni una sola vez. Ni una vez fue a Salta, y aun así sacó su mejor resultado. En cambio, pisó muchas más veces Buenos Aires y la Ciudad, porque son generadoras de contenidos. Se generan muchos más contenidos en Buenos Aires y la provincia que en el resto del país.
Eso no quiere decir que en el interior no haya gente trabajando políticamente, pero la política ha cambiado mucho. Y la generación de contenidos, tanto para los medios como para las redes sociales, se centra más en Buenos Aires. Se puede generar desde el interior también, pero el clima del AMBA se traslada mucho más al interior que al revés. Es decir, ¿cuántos en la Patagonia votan por el problema minero? ¿Cuántos en las provincias del centro votan por el problema agropecuario? Pero si vos pasás todo el día viendo TikTok en tu pantalla, o mirando televisión, el contenido que te llega es porteño. Y eso termina siendo más decisivo.
—Milei y su equipo aseguran que el acuerdo con el FMI está encaminado y que no va a haber un “entendimiento provisorio”, sino un acuerdo estructural. ¿El Gobierno va a lograr evitar una devaluación antes de las elecciones, o es irremediable que ocurra en algún momento del año?
—El Gobierno va a jugar todo a no devaluar hasta la elección. Ya le puso fecha. Cuando él dice que el 1 de enero levanta el cepo, ya te está diciendo lo que va a hacer después de la elección. Pero para el FMI, ese plazo es demasiado largo.
Demos la vuelta así: estamos en un contexto global incierto. No es un mal momento para la economía mundial, pero es una situación impredecible. Y cuidado, porque pueden aparecer factores externos que nos golpeen y cambien todo. Argentina siempre necesita dólares. En la historia de las crisis argentinas, la constante es la falta de dólares. A veces con inflación, a veces sin inflación, pero la falta de dólares siempre está presente. Desde esa perspectiva, estamos frente a la crisis clásica.
Milei no lo ha solucionado. Él necesita, según sus propios cálculos, entre 10.000 y 12.000 millones de dólares. Y el FMI le pregunta: “¿Para qué los necesitás?”. De nuevo, para gastarlos. “¿Gastarlos en qué?” En levantar el cepo. “¿Y después cómo se devuelven?” Es lógico: si el FMI da la plata, quiere que le garanticen cómo Argentina se la va a devolver. Si fuera por el FMI, no renovarían nada.
Ahora, Milei, y acá es donde se le puede complicar la jugada, estaba buscando reunirse con Trump este viernes para pedir apoyo en el FMI. Pero Trump está enfrentando problemas que pueden ser históricos, y coincidió con el estallido del escándalo cripto. No sé si esa reunión va a concretarse, y, en todo caso, sabemos que este tipo de encuentros suelen durar cinco minutos. Veremos qué pasa.
—¿Hasta qué punto la relación de Milei con Trump y el ala conservadora de EE.UU. puede influir en el FMI?
—Puede influir, pero no para que le den dinero fresco. Puede influir en que el FMI haga algún gesto, como postergar vencimientos. El FMI también quiere la aprobación del Congreso argentino para un nuevo acuerdo, y eso también va a depender de imponderables.
—¿Podría pensarse que, cuanto más errores comete Milei, como lo del escándalo cripto, más se fortalece Macri?
—Yo no lo creo, pero mucha gente lo piensa. Pero no creo. Vamos al escenario de un Milei II post 15 de febrero de 2025. Es tan cierto que Milei II podría quedar debilitado como que Macri no pueda convertirse en un elector más fuerte que él. Porque, en última instancia, en materia económica Macri tampoco es garantía de nada. Macri recibió 46.000 millones de dólares y tampoco pudo devolver nada. En su gobierno, el ministro de Hacienda era Luis Caputo, Sturzenegger era presidente del Banco Central, y después el propio Caputo fue presidente del Banco Central. Quien realmente se beneficia del escándalo cripto es Villarruel, que hace muy bien en mantenerse en silencio. Y está bien, está callada. Es lo que tiene que hacer. Si se mete en la pelea, pierde. Ella tiene que mirar desde afuera. Nada más.
—¿La oposición debería estar más callada de lo que está?
—Tiene que seleccionar bien, tiene que tener una estrategia. Yo hablaría poco y elegiría los temas. Por ejemplo, la educación pública es un tema que hay que enfrentar. Pero la comunidad LGBT, eso no. No pueden transformar el Frente Antifascista en la comunidad LGBT. La minoría no gana elecciones. Entonces, tienen que ser más cuidadosos. Por ejemplo, en el tema de la educación pública, la oposición lo manejó bien.
—¿Le parece que tuvo más impacto la marcha universitaria que la marcha LGBT?
—Totalmente. Primero, objetivamente, había mucha más gente. La diferencia en cantidad era muy marcada. Ahí está la confusión con la estrategia. Hacer campaña en función de las minorías es peligroso porque las minorías son eso: minorías. Y pueden terminar alejando o enfriando a las mayorías.
—Según Morales Solá, la coordinación entre el gobierno de Santa Fe y la ministra Patricia Bullrich desplazó la violencia del narcotráfico hacia Buenos Aires. ¿Cree que el gobierno nacional y la provincia de Buenos Aires van a poder articular una respuesta eficaz, o la falta de cooperación entre las partes va a complicar la situación?
—No sé si el narcotráfico se desplazó de Santa Fe a la provincia de Buenos Aires. No sé si realmente hubo un desplazamiento. El Gran Buenos Aires sigue siendo la zona más violenta del país desde hace décadas. El problema es otro: el crecimiento de la violencia en las grandes urbes de Latinoamérica es generalizado. No creo que estemos viviendo una situación excepcional en materia de seguridad en Argentina.
Por ejemplo, si los motoqueros intentan recuperar una moto robada en una villa porque la policía no actúa, eso pasa en México, pasa en Brasil. Es un fenómeno regional. Acá nos puede parecer novedoso, pero hay países en una situación mucho peor que la nuestra en términos de seguridad. Aunque, lógicamente, cada sociedad mide su realidad según su propia experiencia. Es más impactante cuando el deterioro ocurre en un contexto que antes era más seguro.
El problema con la provincia de Buenos Aires es que siempre se habla en números absolutos, no en porcentajes. ¿Cuántos muertos por habitante? ¿Cuál es la tasa de homicidios? Porque si se mira la cantidad total, la provincia siempre va a quedar peor simplemente por la cantidad de gente que vive ahí. La cantidad de personas que viven en la provincia de Buenos Aires es enorme. Si lo comparás en términos de tasa por habitante, te das cuenta de que no está tan mal en relación con otros lugares. La Villa Zavaleta, pasando Barracas, o la Villa 31, ¿qué tasa de homicidios tienen? Son peores que el Gran Buenos Aires en cantidad de muertos por habitante. El promedio del GBA está peor, pero no tanto peor que la Ciudad de Buenos Aires si lo mirás en términos proporcionales.
—¿Qué análisis hace de la fuga de presos que sufre el gobierno de Jorge Macri?
—El problema es muy simple. ¿Cuántas celdas construyó el gobierno de la Ciudad en veinte años? Cero. Una ciudad de casi 4 millones de habitantes sin cárcel, y por esto no pagan un costo político. ¿Cómo pensaban solucionar el problema? Muy sencillo. ¿Cuál era la política? Mandar presos a los lugares vacantes de las cárceles federales y pagar por cada preso como si fuera un hotel. Hoy ya no hay más vacantes en las cárceles federales. Entonces, ¿dónde ponen a los presos? En lugares que no estaban preparados ni construidos para eso. Hay presos que viven en patrulleros descompuestos. ¿Dónde hay una cárcel porteña? No hay. Ahora dicen que van a empezar a construir una.
—¿Qué efecto puede tener la situación de inseguridad y narcotráfico en el escenario electoral de 2025 y 2027?
—El Gobierno, en seguridad, logra dar una buena imagen. Ponen como ejemplo Santa Fe, aunque en números la situación se complicó bastante ahora. El número de homicidios volvió a ser casi uno por día. Está en 0,75 o 0,80. Sin embargo, Patricia Bullrich es muy hábil manejando el tema.
Después está la provincia de Buenos Aires. La situación ahí es mala, pero hay que verla en proporción a su población. Si se mira en términos de tasa de homicidios por habitante, no es tan grave como parece. Todo esto va a jugar un papel en la elección, pero no sé si va a ser un factor tan decisivo.
El gran tema es otro: ¿hasta qué punto el peronismo tradicional está quedando desestructurado en los sectores populares? Esa es la gran incógnita para la elección que viene. En un momento, hubo un sector del electorado peronista que votó a La Libertad Avanza. Eso muestra que la base y la estructura peronista están debilitándose. Habrá que ver cómo se reconfigura.
—¿Qué espera que suceda en las elecciones de Alemania el domingo? ¿Cree que AfD va a tener un crecimiento significativo?
—Sí, la AfD va a tener un fuerte crecimiento, pero el ganador va a ser el democristiano Friedrich Merz. Hay que recordar que Merz es enemigo de Merkel y, en su momento, se posicionó a su derecha. Por eso, aunque gane Merz, Alemania va a girar claramente a la derecha. Merz va a ser lo más proestadounidense que las circunstancias le permitan, y eso explica por qué Europa hoy está tan complicada frente a Estados Unidos.
—¿Ve a Europa y al Reino Unido interviniendo en la guerra para salvar a Ucrania?
—No veo a ningún país metiéndose en la guerra para salvar a Ucrania. Y el Reino Unido, menos que todos. No va a sacrificar su histórica alianza anglosajona, que lleva un siglo y medio, por Ucrania. Alemania, con Merz, tampoco. Italia, con Meloni, menos. No hay masa crítica para encabezar una intervención militar. Además, la población europea es la que menos quiere ir a la guerra en el mundo. Lo paradójico es que la dirigencia europea es la más belicista del mundo, mientras que su población es la que menos quiere ir a la guerra.
—¿Estados Unidos va a seguir pasando por encima de Ucrania y minimizando el rol de Europa en su relación con Rusia?
—Sí, todo indica que eso va a continuar. ¿Qué es más importante? ¿La reunión de esta semana en el Elíseo, en la que estuvieron Macron, Scholz, Sánchez, Meloni y otros líderes europeos? ¿O la reunión en Riad, la capital de Arabia Saudita, donde estaban el canciller ruso y el canciller estadounidense preparando un encuentro clave? Arabia Saudita se ha convertido en el escenario de la negociación sobre Ucrania y, al mismo tiempo, en un país clave en el conflicto de Medio Oriente.
—Estados Unidos está hablando de Groenlandia, del Canal de Panamá y de Canadá casi como si fueran parte de su territorio. ¿Cómo puede, con esa política expansionista en su región, justificar que China no invada Taiwán?
—Están muy fríos con Taiwán. Ya dijeron que Taiwán tiene que empezar a pagar por su propia seguridad. La geopolítica está cambiando completamente. La semana pasada hubo una declaración conjunta de Japón, Corea del Sur y Estados Unidos diciéndole a Taiwán que no avance en la independencia.


Por Ramiro Gamboa-ElEconomista