El mercado local le tuerce el brazo al mismísimo Tesoro de Estados Unidos. Toto Caputo promete, pero ya no dignifica. Las joyas de Javier Milei, en riesgo.
Scott Bessent intervino este jueves por tercera vez en la rueda cambiaria de Buenos Aires, pero el apetito argentino por el dólar volvió a superar lo que, en principio, el virrey de Donald Trump en el Río de la Plata se permite arriesgar en beneficio electoral de Javier Milei. Sí, el voraz mercado local corrió al mismísimo Tesoro de los Estados Unidos.
Si la combinación de venta de dólares –muy pocos para el gobierno norteamericano, pero no para la plaza porteña– y anuncios vaporosos de ayuda financiera por hasta 40.000 millones de dólares –mitad swap y mitad apuesta de fondos privados y públicos para comprar deuda nacional– buscaba darle al Gobierno el alivio de sacar la palabra maldita, dólar, de los medios y las redes, no lo consiguió. Las elecciones del domingo 26 están al alcance de la mano y la extrema derecha local deberá enfrentarlas tras un enorme concierto de errores políticos y económicos que lo han traído a esta coyuntura.
¿Se produce entonces el "Vietnam financiero" mentado con sorna por algunos traders? No necesariamente, porque el intento de establecer un Protectorado Estadounidense del Río de la Plata podría sostenerse después del 26-O.
No soy yo, sos vos, Toto Caputo
Sobre el final de la rueda, resaltó en las pantallas de los operadores una orden de venta presentada a través de un banco estadounidense. Pese a eso y a los elogios a la economía mileísta, a los posteos grandilocuentes, a la visita un tanto fallida a la Casa Blanca, a las promesas y al whatever it takes, todo lo que es riesgo argentino terminó hundido: el peso –por tercer día en fila–, las acciones y los bonos de la deuda.

El dólar no para (fuente: Rava Bursátil).
Podría especularse con que las intervenciones del "tío Scotty" busquen, más que plancharle el dólar al peón argentino del TEG regional, hacer más suave su deslizamiento. Sin embargo, resulta algo disonante dados los jirones de prestigio que van dejando en el camino el poderío del Tesoro y la voz del propio secretario.
Como viene advirtiendo este medio desde hace meses, la decisión del Gobierno de pisar el dólar para acelerar la desinflación implica serios riesgos. El deterioro de la cuenta corriente y de las reservas, así como la percepción de que la divisa estaba barata, generaban una suerte de carrera contra reloj entre esa estrategia insostenible y el calendario que llevaba al 26-O. Si eso podía verse desde hace tanto, Milei y Toto Caputo pueden culpar todo lo que quieran al "riesgo kuka", pero eso no explica el momento.
Ningún análisis serio puede esgrimir ese argumento más que como la espuma de la tensión actual. Nadie ignora que la saga se explica por las expectativas devaluatorias generadas por las inconsistencias del plan financiero, las que ya no son aplacadas ni por los dólares ni por la palabra presuntamente performática del virrey Bessent.
El Círculo Rojo y, en general, los argentinos con capacidad de ahorro apuestan a una devaluación fuerte del peso antes de fin de año, como contó Esteban Rafele desde Mar del Plata, en su cobertura del Coloquio de IDEA.
Las dudas sobre el rol de Donald Trump
En tanto, se mantiene el interrogante sobre el sostenimiento, después de los comicios, del compromiso norteamericano con lo que es en el rescate de un náufrago.
Por un lado, por la posibilidad de que el oficialismo obtenga un resultado negativo, escenario provisorio admitido en el crucial territorio bonaerense por el propio Presidente en la entrevista del miércoles con Eduardo Feinmann, en la que se mostró más errático que nunca, tapado por muletillas nerviosas, impenitente sobre el Narcogate de José Luis Espert, contumazmente evasivo para responder sobre las condicionalidades de Washington y culpable del peor pecado que puede cometer un gobernante:preguntarle, impotente, al periodista que habla de las penurias de la sociedad "¿Y qué quiere que haga?".
Además, Donald Trump también tiene un frente interno, dado por una economía que se enfría, tensiones crecientes en el mercado laboral, un shutdown –cierre de la administración federal por falta de acuerdo presupuestario– que cumple este viernes su día 17 y, como contrapartida, un nivel de atención sobre el salvataje a Milei que se cuela en el debate público de modo desproporcionado para lo que es la relevancia sistémica de la Argentina. Eso, por no mencionar las sospechas sobre una acción de Bessent para salvar, en verdad, a ceos de fondos de inversión como Robert Citrone, que quedaron demasiado comprados en riesgo argentino.
Toto Caputo habla, pero no le creen
Ya demasiado largamente instalado en Estados Unidos junto a su exsocio y presidente del Banco Central, Santiago Bausili, Toto Caputo intervino por video en el Coloquio de IDEA. En su discurso, ratificó que no habrá devaluación, al explicar que no debe ser la vía para mejorar la competitividad de las empresas.
Para él, la solución es más ajuste, reformas laboral y tributaria que no le resultaría tan fácil pasar en el futuro Congreso y una eventual reducción de la carga tributaria.
Los representantes del Círculo Rojo le compran el discurso cada vez menos: unos se resignaron de mala gana a la imposición de "competir o morir", mientras que otros se despegaron del dogma anarcocapitalista del Presidente y piden combatir en serio la evasión para que el reparto de las cargas sea más equitativo.
Esto último es interesante. Según proyecciones que circularon en el coloquio, la evasión da cuenta de unos cuatro puntos porcentuales del producto bruto interno (PBI), número que sumaría fácilmente dos puntos más si se tomaran en cuenta los subsidios, algunos necesarios pero otros meras avivadas. Dadas las necesidades sociales acuciantes, no hay presupuesto que cierre con estos niveles de evasión y de gasto tributario; la estabilización definitiva de la macro nacional será equitativa y sensata o, finalmente, no será.
Toto Caputo siempre vuelve al primer amor
Ya que están en Washington, Caputo y Bausili acudieron a un evento organizado por su antiguo empleador: J.P. Morgan. La presentación dejó dos improntas visuales sugestivas. Por un lado, la presencia, además de ambos, del número dos del Palacio de Hacienda, José Luis Daza; del secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y del vicepresidente del Central, Vladimir Werning. El gobierno económico del país ya no se ejerce en Buenos Aires.
Por el otro, resultó fuerte la foto de ambos con el logo del poderoso banco de inversión detrás. J.P. Morgan ha mostrado, tanto en la gestión macrista de Caputo como ahora en la mileísta, un timing sorprendente para subirse a la bicicleta y bajarse de ella.
En el encuentro, el ministro de Economía explicó que "las elecciones son importantes, pero no por las razones que escucho habitualmente. No van a alterar en ningún caso nuestras políticas, ganemos o perdamos por cinco puntos".
Es más, reconoció que, para concretar las reformas laboral, impositiva y jubilatoria prometidas al FMI, necesita "mayoría en ambas cámaras". "Eso no lo vamos a obtener, ni siquiera si ganamos por quince puntos. La gobernabilidad la vamos a tener que construir en cualquier escenario", admitió.
El presunto "riesgo kuka" se evaporó con sus propios argumentos.
El virrey Scott Bessent y El Lobista Barry Bennet
Para generar esa gobernabilidad, el virrey Bessent no está solo. Cuenta, en lo político, con el concurso de Barry Bennett, El Lobista.
Este oscuro personaje, con terminal local en Santiago Caputo, empuja la conformación de una amplia alianza de todas las derechas en el futuro Congreso, que una a La Libertad Avanza (LLA), al macrismo residual, a los colaborativos gobernadores que competirán con la marca Provincias Unidas y a otros mandatarios provinciales.
Así lo ordena Trump, pero, como ocurre en el indómito mercado financiero, la rebeldía criolla también podría meter la cola en el mercado político.
Mauricio Macri posteó este jueves que "es un requisito básico construir una nueva mayoría que inevitablemente no estará formada sólo por miembros de una misma fuerza, sino también por otros legisladores de todo el país que aportarán su visión". Además, enumeró sus prioridades o condiciones: una ley de Presupuesto que mantenga "rigurosamente" el equilibrio fiscal, pero que alinee "las prioridades acordadas entre todos".

Por Marcelo Falak-Letra P

