El gobernador de Córdoba y el ex mandatario salteño avanzan en el diseño de un esquema electoral anti grieta. Los nombres propios que apoyan la iniciativa y la reunión planeada con la CGT
A medida que pasan los días la rosca electoral de peronismo toma mayor velocidad. Por fuera del debate cruzado entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, avanza, a paso lento, con su candidatura presidencial, demorada en el tiempo, pero, finalmente, confirmada en el inicio de un año clave para el rumbo político de la Argentina.
Decidido a jugar sus fichas en el tablero electoral nacional, Schiaretti trata de construir un esquema anti grieta que genere una alternativa para la política y para la gente. Una puerta abierta para la dirigencia de las dos principales coaliciones que quiera escaparse antes de la batalla en las urnas.
Como sucedió con Sergio Massa en el 2015, con Florencio Randazzo en el 2017 y con Roberto Lavagna en el 2019, un sector del peronismo de centro derecha busca generar un espacio de poder que pueda aspirar, de máxima, a pelear la elección presidencial, y de mínima, a generar una representación legislativa que sirva en la compleja discusión parlamentaria donde los bloques pequeños son árbitros eficientes.
El acuerdo de base que selló el cordobés fue con el ex gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. Ambos competirán como candidatos a presidente en la interna del nuevo espacio. Tentado a sumarse a Juntos por el Cambio en el final de la era Macri, el salteño se inclinó siempre por el camino del medio. Tampoco volvió a pisar el conglomerado peronista mayoritario, en el que estuvo cuando gobernaba Salta. Esta vez, el medio volverá a ser el lugar elegido.
El mandatario cordobés recibió el apoyo del gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá
Además de Schiaretti y Urtubey, el esquema anti grieta cuenta con el apoyo del socialismo santafesino, explicitado en la figura de Mónica Fein, la ex intendenta de Rosario y la actual presidenta del PS. Al igual que en tiempos dónde el liderazgo estaba en manos de Miguel Lifschitz, la alternativa política a los dos polos de poder sigue siendo el lugar donde el socialismo se siente más cómodo.
Otro nombre propio de peso que se sumó al espacio es el del gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá. Después de una reunión que tuvieron el 13 de enero en Córdoba, el puntano se comprometió a respaldar la iniciativa y trabajar en el armado. Es el único gobernador peronista que ya puso los pies en los platos de cordobés.
Quien también coincidió con Schiaretti en la idea de armar el espacio anti grieta fue el ex presidente Eduardo Duhalde, que ayer confirmó el lanzamiento de “Peronismo digital”, un espacio para competir en la provincia de Buenos Aires y tratar de volver a pelear por el control del PJ Bonaerense. El histórico dirigente empujará la iniciativa desde Buenos Aires.
Aunque no esté dentro del espacio, el ex ministro de Economía y ex candidato presidencial Roberto Lavagna apoya la idea de Schiaretti. A fin del año pasado ambos se reunieron en la Ciudad de Buenos Aires y coincidieron en la necesidad de armar una tercera vía. El economista entendió que el proyecto del cordobés es similar al que tuvo él en el 2019.
Schiaretti y Lavagna tuvieron un cortocircuito durante el armado de Alternativa Federal, fuerza de la que también formaba parte Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto, y que terminó derrumbándose el día que Cristina Kirchner eligió a Alberto Fernández como candidato a presidente y generó un estallido en el escenario electoral.
El ex presidente Eduardo Duhalde acompaña el proyecto político de Schiaretti para las elecciones de este año
En aquel momento Lavagna quiso imponer su candidatura presidencial y Schiaretti consideraba que debía existir una PASO. La relación se tensó inesperadamente y después quedó congelada en el tiempo. Finalmente, el cordobés fue candidato a gobernador y el economista armó una fórmula presidencial con Urtubey que logró un magro resultado electoral. La denominada “tercera vía” los separó y, tres años después, los reencontró.
En el presente ya no hay rezagos de ese enfrentamiento. Alejandro “Topo” Rodríguez, dirigente de extrema confianza de Lavagna, está trabajando en el armado schiarettista. Tiene una agenda productiva e industrial que quiere llevar al interior de la provincia de Buenos Aires, durante un puñado de recorridas que está planeando.
También en la provincia de Buenos Aires, y en sintonía con el espacio anti grieta, está trabajando Graciela Camaño. La dirigente peronista de San Martín lanzó su candidatura a gobernadora bonaerense en diciembre del año pasado amparada por un espacio político al que denominó “Tercera posición”.
En ese momento Camaño explicitó lo que esperan los dirigentes que están dentro de la nueva construcción. Convocó a los “desencantados” con el Frente de Todos y a los que “no encontraron una opción” en Juntos por el Cambio. La invitación fue para dirigentes y votantes. En definitiva, al nuevo espacio político le hacen falta las dos cosas.
Juan Schiaretti junto a Mónica Fein, presidenta del socialismo en Santa Fe
En el territorio bonaerense asoma también la cabeza de Florencio Randazzo. El ex ministro del Interior ha tenido varias conversaciones con Schiaretti en los últimos meses y está cerca del espacio. Aún no ha definido si será candidato este año, pero es una opción para la gobernación que se evalúa en las entrañas del esquema política.
La novedad más importante que tuvieron en el schiarettismo en las últimas horas es la promesa que le hizo al gobernador cordobés uno de los dirigentes sindicales con más peso en la CGT. Durante un encuentro de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el titular del sindicato de Empleados de Comercio, Armando Cavalieri, le propuso organizar una reunión con la mesa chica de la central obrera para el mes de marzo. Una foto y un encuentro con impacto electoral.
En búsqueda de gobernadores peronistas
En el esquema anti grieta, que aún no tiene un sello ni un nombre propio que lo identifique, se construye lentamente y en base a una proyección en la que las certezas no existen. Schiaretti y Urtubey están poniendo los ladrillos de una estructura política donde la especulación contribuye a la construcción virtual del armado.
Ambos creen que existen posibilidades concretas de sumar gobernadores del PJ y a otros dirigentes que puedan quedar afuera de la reorganización del Frente de Todos y, también, de Juntos por el Cambio en la antesala del cierre de listas. En este último sector, los nombres que siempre están en la sala de espera son los de Facundo Manes y Emilio Monzó.
Juan Schiaretti junto al gobernador de Santa Fe, Omar Perotti
En el esquema schiarettista les abren las puertas a ambos dirigentes y les proponen un sueño: saltar la grieta y alejarse de la dicotomía que establecieron Mauricio Macri y Cristina Kirchner en el escenario político. Los dos son parte de la coalición opositora y, pese al coqueteo, difícilmente abandonen el lugar que ocupan.
En el corazón del nuevo espacio político aseguran que hay diálogo abierto con algunos gobernadores, pero que “no hay que apurarlos para que rompan con el Gobierno”. En base a esa idea, entienden que las definiciones sobre el volumen del armado llegarán entre fines de mayo y principio de junio, en las tres semanas previas al cierre de alianzas electorales, que será el 14 de junio.
Los gobernadores del PJ a los que apuntan conquistar son Gustavo Bordet (Entre Ríos), Omar Perotti (Santa Fe) y Sergio Uñac (San Juan), además de sumar voluntades en Mendoza, el otro distrito electoral con peso específico donde gobierna el radicalismo y el kirchnerismo duro no logra ser competitivo.
En el entorno de los mandatarios niegan contactos firmes vinculados a sumarse al esquema. Desde el esquema anti grietan advierten que estos mandatarios coinciden en la mirada que tienen ellos sobre qué proyecto político implementar en el país. Ponen como ejemplo la decisión de los tres gobernadores de no acompañar el pedido de juicio político contra la Corte Suprema de Justicia.
No es momento de definiciones ni de arriesgar. Schiaretti y Urtubey lo tienen en claro y por eso consideran que no hay que apresurar el armado. Entienden que en este tiempo deben aglutinar toda la dirigencia posible que está afuera de las dos coaliciones grandes. Los que están adentro de la alianza oficialista no tendrá problemas en desmentir contactos que compliquen su cercanía al poder actual.
Los diputados del interbloque federal que trabajan en el armado de una alternativa presidencial anti grieta
Acto seguido saben que tienen que construir un relato que pueda instalarse, en tono de campaña, en la opinión pública. Finalmente, tratarán de darle volumen político al espacio y la única forma de hacerlo es si Juntos por el Cambio y el Frente de Todos sufren algún tipo de fisura en la instancia previa a la definición de los candidatos. Por eso la proyección de crecimiento del esquema tiene una porcentaje importante de especulación.
El negocio electoral del esquema anti grieta es hacer pie en el centro productivo de la Argentina. ¿El motivo? Las provincias del centro son en las que existe un mayor rechazo al kirchnerismo y en las que el gobierno nacional tiene una baja intención de voto, como consecuencia del desgaste de la gestión y las internas. El futuro del nuevo armado es incierto, pero el operativo para hacerlo crecer ya está en marcha. Deberán sortear muchas barreras para que el proyecto no termine siendo solo una utopía.
Por Joaquín Mugica Díaz-Infobae