“En el marco de la temática de la “indigencia mediática”, aunque el Digital News Report 2023 no lo conceptualiza de esta forma, reconoce que la cantidad de gente que evita regularmente (o a veces) leer noticias permanece cerca de máximos históricos: un 36% del total relevado. Y constata que este grupo se divide en dos: por una parte, quienes procuran evitar periódicamente todas las fuentes de noticias y, por el otro, quienes tratan de restringir específicamente el consumo de noticias sobre ciertos temas o en determinados momentos (…) El informe también muestra como tendencia que Facebook, a pesar de haber perdido usuarios, se sostiene como una de las redes más utilizadas, pero que su influencia sobre el periodismo disminuye a medida que aleja su foco de las noticias. Además, que se enfrenta con nuevos retos de plataformas establecidas, como YouTube, y otras dinámicas y enfocadas principalmente en la juventud, como TikTok. Esta última, una red de propiedad china, llega al 44% de las personas de 18 a 24 años en todos los mercados y representa el 20% de la fuente de información. Su crecimiento más rápido se registra en zonas de Asia-Pacífico, África y América Latina”.
Sergio Ferrari,
para La Pluma.net
“Los nuevos hábitos juveniles interpelan y desafían los medios tradicionales.
Nuevos medios de abajo, alternativa a la indigencia mediática de arriba”.
Advertencia al lector y la lectora: Ojalá contemos con la amplitud de criterio suficiente para entendernos y respetar el punto de vista de quien, en todo su derecho y al cabo de 40 años de vigencia de un orden constitucional que nos ha llevado de mal en peor – sin obviar la complejidad de la encrucijada política que enfrentamos, y atinadamente o no -, hace el esfuerzo de pensar por encima de la inminente coyuntura electoral. Dicho esto, Nunca Milei.
Quienes hemos seguido atentamente y con sumo interés los acalorados debates producidos en este último tramo de campaña ante una sociedad partida (y que va tomando partido), entre lxs candidatxs a vice y los candidatos a presidente, y hacemos el esfuerzo de no leerlos sesgadamente desde ninguna de las facciones en pugna, sino más bien apelando a cierta cuota de pensamiento crítico, advertimos que el estilo confrontativo de la candidata a vice por la Libertad Avanza – una agresiva Victoria Villaruel – perforó más de una vez la línea de flotación del candidato a vice de Unión por la Patria – un deslucido Agustín Rossi -, mientras que, por el contrario, la templanza y solvencia argumentativa de Sergio Massa puso contra las sogas en más de una ocasión al esperpéntico y balbuceante Javier Milei.
Sin entrar en detalles finos (de los que la prensa hegemónica se ha venido ocupando en abundancia durante las últimas horas), destacaremos que, a nuestro modesto entender, en el candidato a presidente anarco “libertario” reside la novedad y el carisma despolitizador que conquistó a una amplia franja juvenil mayoritariamente masculina, con educación secundaria incompleta, y harta de “chamuyo flaco”; y en su candidata a vice descansa la misión de librar una batalla cultural que, cimentada sobre franjas sociales medias que oportunamente brindaron apoyo tácito al Proceso de Reorganización Nacional en nombre de la seguridad y el orden, pretende retrotraer el sentido común conquistado durante las últimas cuatro décadas hasta restaurar el que rigió durante los “años de plomo”, solo que ya no secuestrando, torturando, y arrojando gente viva al mar (como recuerdan las víctimas sobrevivientes o sus parientes en recientes arengas producidas en distintas líneas del subterráneo porteño), sino apelando al mecanismo que sustenta a estas democracias de bajísima intensidad: el voto popular obligatorio.
A grandes rasgos, se nos ocurre pensar que, si efectivamente hay componentes neofascistas en esa fuerza de ultraderecha, el primer término de su fórmula admitiría una antojadiza comparación con el grotesco militar falangista Millán Astray, que en los albores de la Guerra Civil Española gritó su famoso “¡Viva la Muerte!”, ante las narices de Don Miguel de Unamuno, por entonces Rector de la Universidad de Salamanca; mientras que el segundo término de la misma podría asimilarse a la talentosa apologista del nazismo Leni Riefensthal, autora de los célebres documentales El Triunfo de la Voluntad (1935) y Olimpia (1938) – el primero de los cuales exalta las dotes de Adolfo Hitler, y el segundo reivindica la pureza de la raza aria -, quien interpelada por varios tribunales internacionales, siempre sostuvo que no tuvo nada que ver con las cámaras de gas.
Trágicamente, aunque exista una significativa masa crítica de compatriotas que todos los 24 de marzo hace honor a la Memoria, la Verdad y la Justicia, no constituye ningún secreto que esta democracia de la derrota (Alejandro Horowicz dixit) cuenta con una cantidad de muertxs por el gatillo fácil, el narco, la trata, o las crónicas fumigaciones del agronegocio, en condiciones de competir con la cifra de detenidxs – desaparecidxs que esgrimen los organismos de DDHH, aunque no así con la misma consideración de la que disponen quienes fueron represaliadxs durante los años 70 defendiendo una causa noble. Y este dato, aunque duela, es un parte aguas que debe considerarse a la hora de entrar al debate en pro de un memorialismo que se proponga ampliar consensos, toda vez que, bajo regímenes de facto o democráticos, el capitalismo extermina a lxs insumisxs o a quienes arroja fuera de su cadena de explotación.
No obstante, si en el vértice de la pirámide discursiva en debate figuran temas tan irritativos y controversiales como los abordados hasta aquí, es igualmente cierto que en su base subyace el más importante, referido a la matriz productiva vigente de acumulación por desposesión, a profundizar o transformar. Y ahí, si bien la composición económica de los poderes que acompañan a cada candidato exhibe diferencias considerables, puede decirse que, en este punto, prácticamente, “entre bueyes no hay cornada”.
Efectivamente, al margen de lo que decida hacer con ese dato, buena parte de la opinión pública está al tanto de que Massa es un hijo dilecto de la Casa Blanca y se mueve como pez en el agua en el mundo empresario. Lo que tal vez aún no es tan de dominio público es que a Milei lo sostienen importantes fondos de inversión que integran el capitalismo financiero transnacional del Siglo XXI, furibundo enemigo de los Estados nacionales. Y este pintoresco personaje que viene incrementando de modo exponencial la producción de memes en redes sociales es ni más ni menos que la vía de ingreso de tales intereses, dispuestos a dominar la República Argentina en el marco de una crisis civilizatoria que ha puesto al mundo en emergencia climática y alimentaria, ya que el Norte Global bien sabe las riquezas que nuestro territorio alberga en ese último rubro.
En conclusión, recorremos el último tramo de la resolución de una disyuntiva que traerá significativas consecuencias para nuestro país, dado que – entre otras cosas -, gane quien gane, la semana entrante al presidente electo lo esperará el Fondo Monetario Internacional con servilleta al cuello, cuchillo y tenedor en mano. Y su menú predilecto es el bienestar de los pueblos.
Las humildes tribunas de la comunicación popular no pueden aportar mucho más que señales de alerta para quienes se dignen a consultarlas y brindarles algún crédito.
Sin embargo, sería menester que, superado el fragor de la contienda en curso, esa mayoría de votantes jóvenes – algunxs de estreno -, ya sea que viva de rentas de una década supuestamente ganada o su hartazgo la haya arrastrado a la suposición de que “todxs lxs políticxs son lo mismo”, aliviada de semejantes urgencias, se detenga a reflexionar cómo fue posible que “el granero del mundo”, el país que nos dio a Evita, el Che, Los Redondos, el Diego, o la Scaloneta, en esta crítica encrucijada de la Historia se haya visto en la disyuntiva de optar casi con una pistola sobre su cabeza entre dos candidatos como estos.
Sería un buen comienzo para poner las barbas en remojo e intentar devolverle a la política la insoslayable misión de hacer feliz al pueblo. –
Por Jorge Falcone-La Gomera de David