La trama del hackeo que reveló una reunión entre jueces, importantes empresarios de medios y políticos.
En septiembre del 2021, el juez Carlos “Coco” Mahiques firmó el cierre de la causa por la venta de las tierras en Lago Escondido, en El Bolsón, provincia de Río Negro. Es decir que su decisión benefició al magnate inglés Joe Lewis y su familia.
En diciembre del 2016, el juez Julián Ercolini sobreseyó a Héctor Magnetto, el mandamás de Clarín y Telecom, en la causa Papel Prensa.
En febrero del 2015, el magistrado Pablo Cayssials suspendió la adecuación de oficio del Grupo Clarín a la Ley de Medios.
Estos tres jueces participaron de un viaje a la estancia de Joe Lewis en Lago Escondido presuntamente organizado por directivos del Grupo Clarín, con todos los gastos pagos. Esto significa que los magistrados que tomaron decisiones favorecieron a empresarios y tiempo después fueron agasajados por los beneficiados.
Estas revelaciones surgieron hace más de un mes por una nota del diario Página/12 y fueron profundizadas en estas horas por la filtración de un grupo de chat que integraban todos los invitados a ese viaje. El caso tomó mayor dimensión pública a partir de que Alberto Fernández lo denunciara por cadena nacional.
La Trama de Lago Escondido
Esta historia comienza el 17 de octubre con la publicación de la noticia del viaje. Ese mismo día, los protagonistas de esta historia crearon un grupo de Telegram para organizar la explicación pública sobre un viaje plagado de irregularidades. Los protagonistas de ese chat son los jueces Julián Ercolini, Carlos Mahiques, Pablo Cayssials y Pablo Yadarola; el procurador general de la Ciudad, Juan Bautista Mahiques; el ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro; el ex agente de Inteligencia Leonardo Bergroth y el consultor Tomás Reinke; el presidente del Grupo Clarín, Jorge Rendo, y otro directivo, Pablo Casey, el sobrino de Héctor Magnetto.
La filtración de esta conversación privada derivó en dos discusiones: por un lado, sobre el espionaje y la publicación de una charla que se dio en un ámbito privado; y por otro lado, los hechos que se narran y el intento de personas que se pretenden honorables y probas, pergeñando maniobras ilegales para ocultar delitos.
El 19 de octubre (dos días después de conocerse el viaje), el ministro de Seguridad porteño, D’Alessandro, sufrió un ataque a su línea telefónica y se apoderaron, entre otras cosas, de su cuenta del servicio de mensajería Telegram. El contenido de esa filtración se publicó en un sitio de hackeos que ofrecía el material completo por 600 dólares a pagar en criptomonedas.
El grupo de chat filtrado se autodenominó “Los Huemules”, en referencia a la especie de ciervo andino que habita en la zona cordillerana que visitaron. El motivo principal de la conversación era contener los coletazos de la filtración del viaje y, a partir de allí, se empiezan a escribirse maniobras delictivas para autoprotegerse. La primera reacción es negar todo lo sucedido y hacer una denuncia de espionaje, para bloquear cualquier investigación y ponerse a sí mismos como las víctimas. Pero en paralelo cuentan que están haciendo llamados para conseguir facturas que justifiquen el viaje en avión privado y el hospedaje. El enojo principal es con José Glinski, director de la PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria), a quien acusan de ser el responsable de la filtración.
Como era de esperarse, los más preocupados por el devenir judicial eran los jueces, que no confiaban en la coartada de negar que habían estado en Lago Escondido por temor a que pueda probarse su presencia allí. “El tema denunciable principal ya estaría resuelto con las facturas”, decía Ercolini. Se refería a que si se conseguían comprobantes que demuestren que cada uno había pagado su viaje y la estadía, sería más difícil acusarlos de dádivas.
De prestado
Según fuentes de esta revista, un vuelo ida y vuelta a Bariloche en un avión privado cuesta alrededor de 15 mil dólares más IVA, si se paga con factura y todo declarado. Sin comprobantes es más barato, pero este vuelo, según las fuentes consultadas, habría sido una gentileza del empresario Gustavo Carmona, dueño de la empresa FlyZar e íntimo amigo de Juan Bautista Mahiques. Esto surge también de las palabras del juez Cayssials: “No podemos decir que nos regalaron el vuelo”.
Para justificar el hospedaje, según el chat, le habrían pedido facturas truchas a Nicolás Van Ditmar, el administrador de las propiedades de Lewis en la Argentina. El contacto con Van Ditmar sería Tomás Reinke, uno de los involucrados que hasta hace pocos días trabajaba en una empresa del Grupo Sentidos, que maneja cuentas publicitarias de diferentes gobiernos. Reinke es quien suele organizar los viajes a Lago Escondido con empresarios, políticos y dueños de medios, como los directivos de Clarín que invitó en esta oportunidad, o Fernán Saguier del diario La Nación, que fue acompañado de un tal José en un viaje anterior. Según se desprende del chat, los visitantes de La Nación se habrían robado habanos que pertenecían a Lewis. Rendo, de Clarín, en otro tramo del chat, sugería no volver a invitarlos.
En sus audios, el consultor Reinke se mostraba inquieto porque decía tener clientes que podrían ver en ese viaje una confabulación. Entre sus clientes había funcionarios del gobierno de Alberto Fernández. Por este escándalo, Reinke fue desvinculado del Grupo Sentidos a partir de este mes.
En el Gobierno también hubo repercusiones. Al cierre de esta edición, el jefe de asesores del Presidente, Julián Leunda, presentaba su renuncia por haber sido mencionado por el sobrino de Magnetto en la conversación con los jueces. Casey dijo que Leunda se solidarizó con él y le aseguró que no saldría nada sobre el tema en el canal oficialista C5N.
Fue un fin de semana de lujo, con partidas de poker, paddle, fútbol, asados y whisky en la montaña, a la que subieron en helicóptero. Todo pago. Tenían pensado repetir la experiencia. Ahora será más difícil.
Por Rodis Recalt – Revista Noticias