Sigue escribiendo y componiendo. Y sigue creyendo en las ideas que han sido el argumentario de su vida. Joan Manuel Serrat conversó con DW durante una visita a Alemania para recibir un galardón del Centro PEN.
Joan Manuel Serrat ya no canta en los grandes escenarios, pero sigue muy presente, siempre pendiente de la actualidad. Y tiene opiniones muy claras. “Si Sánchez forma Gobierno, será porque lo dictan así las leyes de la democracia”, comentó con respecto a lo que está ocurriendo en España, en vísperas de la investidura del líder del PSOE.
La defensa de la democracia, y en concreto de la libertad de la palabra, le ha valido ahora al cantautor la distinción con el Premio Hermann Kesten 2023, del Centro PEN alemán. Vino a recibirlo en persona a la ciudad de Darmstadt este hombre que tiene tanto que decir, incluso más allá de lo que dicen sus letras. Con DW conversó sobre su vida tras la despedida de los escenarios, sobre sus convicciones y sus canciones.
DW: Hace ya casi un año que se despidió de los escenarios (el 23 de diciembre de 2022). ¿Los echa de menos?
Joan Manuel Serrat: Yo he pasado cerca de 60 años subiéndome a escenarios, haciendo música, cantando. Me han sucedido muchas cosas, mi vida ha discurrido ligada a mi oficio de cantor, por lo tanto, no puedo ni quiero ser otra persona. La única parte que uno tiene que manejar es superar este hábito del escenario.
El escenario siempre lo utilicé como un espacio de comunicación con la gente, pero no es el único espacio que existe. Y creo que era bueno dejar la exigencia que tiene todo lo que comportan las giras. Por eso tuve que decidirlo en un momento en que me encuentro bien, no hay ninguna razón de salud para dejar de hacerlo, no hay ninguna desafección por parte de la gente tampoco, ni ninguna otra razón que la necesidad que tengo yo de estar más pendiente de otras cosas de lo que me permitía estarlo mi rutina. Cosas personales, familiares, pero también necesarias para estar bien.
No tengo ninguna necesidad de subirme al escenario; no me produce ninguna felicidad no subirme al escenario. Si en algún momento se produjera en mí, en mi naturaleza, algo que me dijera que volviera al escenario, después de entrar en una discusión personal, lo haría.
¿Qué se siente cuando se está delante de miles de personas que cantan con usted y que, en el fondo, lo quieren?
Es maravilloso. Pero yo sigo manteniendo esta sensación de cariño, porque en la vida lo tengo.
Pero estamos hablando de ese cariño colectivo…
Sí, lo hay en la calle también. Es muy agradable. Es fantástico que lo que uno hace en la vida tenga esa recompensa inmediata. Es maravilloso, pero uno no puede hacer que toda su vida descanse sobre este apoyo, que a veces es bastante inconsistente.
¿No es real?
Sí, es real, pero puede dejar de serlo y tú, en cambio, puedes seguir percibiéndolo como real.
Usted ha recibido muchos premios, también este año. Muchos de ellos no son musicales. Son premios por la defensa de los derechos humanos, de la democracia… Trascendió el mundo de la música, del espectáculo. ¿Qué significa eso para usted?
Hay gente que desliga estas cosas, manifestando públicamente una separación entre el yo artista y el yo persona. O entre el yo cantante o el yo político. Creo que es una cosa absolutamente inaudita. Uno es uno y ese uno lo lleva todo. Y ese uno se lo juega todo, lo apuesta todo, lo gana todo o lo pierde todo. Es siempre uno.
¿Pero le da gusto que se le reconozca el coraje ciudadano?
Le aseguro que yo preferiría que las cosas por las cuales me he tenido que enfrentar en la vida y posicionarme claramente, se modificaran. Eso sería para mí la gran victoria, no que me den un premio por hacerlo.
Hace unos días murió la viuda de Víctor Jara, una mujer que vivió momentos tremendos. Sé que su madre vivió también experiencias atroces en la guerra civil española. ¿Cómo se sigue viviendo después de experiencias tan terribles, cómo se puede seguir creyendo en el ser humano, en que es posible otra manera de convivir?
Esto refuerza tu creencia en que hay otras maneras de hacer las cosas. En las víctimas de atrocidades -me refiero a las víctimas directas porque, en el fondo, cuando una atrocidad se produce, todos somos víctimas de aquella atrocidad-, su amor por el muerto les hacen creer en sus ideales. Yo creo que esto refuerza, no el creer en la humanidad, sino el creer en que no hay una humanidad, sino que hay gente buena y gente mala.
¿Usted cree en el ser humano?
No da muchos motivos para tener fe en él, pero es mi especie. No tengo más remedio que creer en ella.
¿Piensa que el mundo avanza o retrocede? Por ejemplo, hemos avanzado en rechazar la esclavitud o al menos la rechazamos públicamente… Y pensábamos que la guerra, por lo menos en Europa, no era aceptable. Pero, desde el año pasado, tenemos una guerra a la vuelta de la esquina y ahora se considera necesario el rearme…
Yo creo que el ser humano tiene memoria de pez. Es una memoria que dura muy poquito. Y olvida algo muy importante, y es que la memoria es fundamental para que exista un futuro. Sin memoria no hay futuro. Sin memoria, estamos condenados a repetir el pasado. Pero esto va ocurriendo una y otra vez. La responsabilidad la tienen mucho nuestros administradores, que pactan con sus ideologías personales, con lo que tiene que ver con su cercanía, en lugar de tener una visión más global de lo que sucede alrededor y, por lo tanto, son siempre incapaces de dar una explicación lúcida y coherente que la ciudadanía merece para entender qué es realmente lo que tiene al frente y qué es lo que le puede venir por los lados…
A propósito de memoria, en el plano personal, ¿cómo se entiende hoy con el chico que empezó a escribir poemas?
Me llevo bien, bastante bien.
¿Sigue con él?
Él sigue conmigo.
¿En qué ha cambiado de opinión?
En muchas cosas. Yo creo que es bueno cambiar de opinión. Pero no he cambiado tanto de opinión en cuanto a las ideas, sino en cuanto a las personas. Personas concretas, es decir, los aplicadores de las ideas. Yo creo que las ideas, fundamentalmente, acostumbran a ser buenas, y los hombres que las llevan a cabo caen víctima de los pecados que el ser humano lleva desde sus orígenes. Pero el mundo no me ha proporcionado argumentos para cambiar las ideas que yo, desde niño, fui de alguna manera puliendo para tener un argumentario de vida, unas razones para que no fuera vacío el caminar.
¿Usted escribe todavía?
Sigo escribiendo y sigo haciendo canciones. No sé si sacaré discos, no sé si aplicaré lo que estoy haciendo. No me importa. Porque lo hago en estos momentos más por una cuestión de expresarme hoy; me interesa más expresarme en estos momentos que buscar medios de comunicarlo. Comunicarlo me interesa, pero no encuentro muy bien los medios.
¿Sigue usted buscando la gran canción?
No. No es lógico, después de más de 50 años de hacer esto, buscar la gran canción. La gran canción seguramente debe ser algo muy simple, muy sencillo.
Y eso es muy difícil…
Debe ser, porque yo no soy capaz.
Usted, de todas maneras, ha hecho grandes canciones…
He hecho algunas buenas; y otras malas. Pero, si no hubiera sido por las malas, no hubiera podido hacer las buenas.
Las buenas han sido muy buenas y nos han dado mucho.
Y lo que espero es que las malas no hayan hecho daño a nadie.
Por Emilia Rojas Sasse-EN