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Shila Vilker: “Los votantes de Milei dicen: ‘No te creo pero necesito seguir bancando'”

Para la analista de opinión, la imagen de Javier Milei es el motor que impulsa la aprobación de su gestión, razón por al cual, lo califica como un “gobierno milecéntrico”: todo gira en torno a su figura. Cuando esta se ve cuestionada, se desconfía no solo su capacidad como presidente, sino también su discurso sobre el cambio y la lucha contra la casta.

Para a consultora política Shila Vilker, este es un “gobierno milecéntrico”: todo gira en torno a la figura de Javier Milei. Cuando esta se ve cuestionada, se desconfía no solo su capacidad como presidente, sino también sus discursos. Vilker explicó que eso es “peligroso”, aunque subraya que no hay impacto en el comportamiento electoral; aún así, opina que esto representa una “goleada en el mundo digital”. “Creo que es la primera vez que vemos una goleada opositora. Esto no sucedió ni siquiera en lo que fue hasta ahora el peor momento del gobierno, que fue el caso de los jubilados y la recepción de los 87 héroes”, sentenció en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Shila Vilker es consultora política, analista de opinión pública, directora ejecutiva de Tres Punto Zero, licenciada en Ciencias de la Comunicación, tiene un magister en Cultura de la Comunicación y un doctorado en Ciencias Sociales.

Hay algunos estudios de opinión pública que ya empiezan a decir que el presidente habría perdido apoyo a partir del Cryptgate, ¿en tus propios datos esto es así? ¿Y cómo imaginas que podría seguir en el futuro?

Lo primero que te voy a plantear es que nosotros terminamos el estudio el lunes a última hora. Es tan vertiginoso, las sucesivas capas que se van abriendo sobre este escándalo, que tengo que aclarar. Porque después de eso sucedió, con la entrevista, luego los chats sobre las entrevistas tarifadas. Entonces, bueno, es hasta ahí. Y, por supuesto, cuando vos me decís, en el medio de un conflicto, es posible que no termines de dar cuenta del impacto final de esto. Lo que nosotros encontramos, en principio, es algo que nos llama la atención, porque el escándalo tiene una magnitud que no termina de guardar relación con el impacto que nosotros estamos viendo en la opinión pública. Y, por supuesto, también ciertas ambigüedades.

Lo que encontramos es que, poniendo sobre todo en el electorado de Milei y el de Bullrich, no miro el electorado opositor, porque en definitiva esto representa una mancha más sobre muchas máculas, porque hubo un fuerte rechazo. Lo que encontramos es que, efectivamente, hubo un impacto. Un raspón en términos de credibilidad. Dos de cada 10 electores de Milei dicen que no le creen cuando el presidente afirma que él no sabía. Tres de cada 10 de los votantes de Bullrich, algo similar pasa cuando preguntamos si mejora o empeora la imagen. También hay una zona de afinidad fuerte con el presidente donde dice que le empeora la imagen.

Y si bien esto sucede en relación con el caso Libra, cuando vamos a observar y analizar los indicadores más duros de valoración de gestión, de comportamiento electoral o de cercanía con espacios políticos, lo que vemos es que prácticamente no hubo movimientos. Entonces, la pregunta es, ¿por qué sectores de la sociedad afines al presidente, donde esto les pegó medio mal, siguen teniendo un posicionamiento relativamente estable en estos indicadores que nos pueden dar cuenta de cómo está la adhesión global al presidente? Yo creo que ahí lo que está pasando es que esto lastimó, pero que finalmente la estabilidad, como una de las grandes activas o conquistas del oficialismo, y otro activo que es la oposición. O sea, son electores que no tienen, de alguna manera, dónde salta. O sea, todavía están en una avidez de que funcione. Creo que eso explica un poco esta disparidad.

Entonces, cuando vos ves encapsulado el fenómeno, ves impacto. Cuando vos analizas los indicadores duros, todavía ese impacto no se ha traducido al comportamiento electoral. No se ha traducido a un gran indicador, que es el indicador de gestión. Por eso te decía que es un escándalo de una magnitud que al mismo tiempo no guarda relación todavía con un cambio en la dinámica general de opinión pública.

A ver si lo puedo sintetizar, esto dirían los votantes afines: “No te creo, pero quiero que te vaya bien”.

Exactamente, lo dijiste perfecto. No te creo, pero te sigo bancando. Es así. En definitiva, es una ambigüedad. Porque, es más, todo el esfuerzo que supuso hasta ahora el acompañamiento al gobierno, cuando digo esfuerzo, estoy diciendo personas que reconocen, que sufren en primera persona el impacto del ajuste, bueno, empieza a ser algo que tienen para perder, y en ese sentido se vuelve un capital del gobierno. Un activo que hay que cuidar.

Alejandro Gomel: ¿El tema económico, especialmente la sensación de estabilidad en medio de la inflación, sigue siendo el factor más importante, como ocurrió en otras presidencias? ¿El peso de la economía sigue superando a otros temas como la corrupción o la calidad institucional?

Yo creo que tiene mucho que ver con eso. O sea, uno podría hacer una asimilación con la Ferrari de Menem. En medio de esta cosa que lastima, molesta, incomoda, inquieta, pero al mismo tiempo no cambia la dinámica estructural. También se empiezan a ver cosas que representan dificultades para el gobierno, porque, ves que es muy difícil encapsular el desvío de la agenda. Digamos, anuncios como el del Banco Nación, que de alguna manera empiezan a competir por la atención. Entonces, el tema de la dificultad para encapsular también yo creo que es una dificultad que el gobierno va a enfrentar de aquí en adelante. El hecho sucede al inicio de la escena electoral. Este es un año electoral, con lo cual yo veo difícil que el tema encuentre un cierre. ¿Podrá dejar atrás el gobierno? Bueno, yo creo que va a ser difícil, porque, por un lado, es un tema nacional.

La oposición no lo va a soltar, tiene repercusiones judiciales, con lo cual cada noticia judicial volverá a abrir nuevamente este capítulo. Y hay un problema que creo que es la primera vez que veo que el gobierno no tiene encuadre para encarar un problema. Cuando nosotros, en nuestra investigación, vimos que la idea de estafa, que es un encuadre de cómo pensar este fenómeno, la idea de estafa… Bueno, el 49% de los argentinos cree que es una estafa. Ahí tenes una cantidad importante de electores afines al gobierno. Y del otro lado, lo que vos ves es que no termina de haber una, yo te diría, como una lectura contrapuesta a esa idea. Entonces, el problema de la falta de encuadre es un tema. Por eso también creo que más allá de que la entrevista terminó unida en la intervención, en la manipulación, pero más allá de eso, el gobierno no ha podido transmitir un marco interpretativo del fenómeno. Un encuadre claro.

AG: Sí, hay una novedad en el ámbito comunicacional. Hasta ahora, el gobierno tenía el control de la comunicación, especialmente en redes sociales, con una comunicación directa que siempre llevaba la delantera.

Creo que es la primera vez que vemos una goleada en el mundo digital. Una goleada opositora. Te digo que esto no sucedió ni siquiera en lo que fue hasta ahora el peor momento del gobierno, que fue el caso de los jubilados y la recepción de los 87 héroes. Ese fue el peor momento del gobierno. En ese momento el gobierno había bajado una cantidad de puntos. Incluso en ese momento, el control del mundo digital todavía permanecía, si querés, en manos de la línea o prevalecían los encuadres oficialistas. Yo creo que acá también hay una gran dificultad, que es muy difícil dar disputa cuando no hay encuadre. ¿Qué es un encuadre? Es una perspectiva para entender el fenómeno.

Elizabeth Peger: ¿No tiene que ver con que esta es la primera crisis que enfoca directamente en la figura del presidente y no en la idea de gobierno?

Sí, coincido con lo que estás planteando. De hecho, cuando nosotros analizamos cómo es la evolución de imagen y gestión, la imagen del presidente es la que tracciona la aprobación de gestión. O sea, es un gobierno milecéntrico. O sea, todo depende de la figura de Milei. Entonces, en la medida en que la figura de Milei se vea cuestionada, empiezan a aparecer esta puesta en duda de todo lo demás. Porque es peligroso lo de la pérdida de credibilidad de él como economista y con su discurso de que es algo diferente a la casta. Hasta ahora el gobierno, en general, siempre cruzó la línea y siempre le funcionó. Hasta ahora lo que vimos es un ejercicio del poder tremendamente transgresor. Un ejercicio de transgresor en el sentido de romper lo esperable, de romper lo que cabía esperar de un presidente. Hasta ahora, eso funcionó. Creo que ha encontrado un límite. Si bien no cambia la cosa estructural, por lo menos en esta primera medición, empieza una semilla de duda en esa franja de adherentes que hasta ahora vienen poniendo mucho de sí para que la cosa funcione. Entonces, sí, coincido que hoy no se ve impacto estructural, no quiere decir que no esté plantada una zona de dudas y hay que ver cómo evoluciona eso.