Misiones Para Todos

Si la oferta electoral carece de programas transformadores, resulta mas que lícito dejar de votar

A la memoria de Ángel Ledda,

el abuelo de 80 años fallecido esta semana en la sede de PAMI Neuquén

reclamando por sus medicamentos,

mientras el presidente encara una nueva gira por Europa en nombre de la libertad. 

“La poesía es un arma cargada de futuro” (*)

Un conocido poema del enorme Juan Gelman culmina invitando “ni a irse ni a quedarse, / a resistir”. Hoy más que nunca corresponde a la militancia reflexionar y debatir acerca de para qué y cómo.

Algunxs pensamos que en el presente distópico que nos toca transitar hay un adentro y un afuera de la alienación dominante. 

Para terminar de comprenderlo, lo primero podría ejemplificarse en base a la satisfacción que algún/a compatriota pueda experimentar viendo llegar a la dos veces presidenta Cristina Fernández de Kirchner a un canal de TV, siendo recibida por el calor de un montón de gente que valora su esfuerzo por generar políticas de inclusión social y - por remanencia del peronismo originario o por considerarla “el tuerto en el País de los Ciegos” - ve en su vuelta al ruedo la única esperanza reparadora de una Patria herida. Desde esa perspectiva, al cabo de escuchar una serie de definiciones suyas, acaso resulte más razonable su decisión militante de aspirar a competir por un cargo supuestamente menor, a fin de traccionar votos que impidan a su espacio político perder la Provincia de Buenos Aires, obligado trampolín para volver a disputar la Nación, objetivo al que no es ajena su necesidad de blindarse ante un veredicto arbitrario de la Corte Suprema que, con ella candidata, supondría un enorme costo político a pagar.

Hasta ahí, su lógica resulta inapelable. Pero, si continuáramos enmarcándola en las dinámicas de un adentro y de un afuera, se impondría detenernos a reflexionar acerca de si, en un mundo donde - como se ha descripto hasta el hartazgo - “lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer”, por esa vía no se estará intentando hacer más llevadera la convivencia a bordo del Titanic. 

A esta altura vale la pena señalar que, aún quienes consideramos que expresa el pensamiento crepuscular de una izquierda propia de la vieja Europa, nos hemos sentido interpeladxs por el llamado a “desertar” formulado por el intelectual italiano Franco “Bifo” Berardi, si no compartible, al menos entendible en un momento histórico en el que el tecnofeudalismo adquiere la dimensión de un poder global de carácter supraestatal, y la devastación que produce en su desaforado afán de acumulación pone en tela de juicio la continuidad de todo lo que vive en el único planeta - hogar con que contamos, al punto de que tal panorama contribuya a un colapso general de la natalidad.

Ante ese escenario agonal, nos asiste la esperanza de que desde el sur del mundo se alce la voz de unos pueblos originarios con más de cinco siglos de resistencia a cuestas, que aún no han tenido la oportunidad histórica de desplegar su utopía del Buen Vivir, para enriquecer el recurrente debate acerca de si hay vida tras la implosión del socialismo real. 

Pues entonces, si en Argentina el Manual del Niño Progresista recomienda atizar la llamita del kirchnerismo, llorar a un apóstol de la conciliación de clases como Pepe Mugica, y visitar en su injusta prisión a una compañera como Milagro Sala, que con recursos del Ministerio de Desarrollo Social construyó en Jujuy un Estado paralelo donde los únicos privilegiados volvieron a ser lxs niñxs, tan efímero como lo consintiera la democracia formal y delegatoria que padecemos... estaríamos sentipensando desde un adentro sumamente endeble.

Sin embargo, para continuar enmarcando nuestro razonamiento con referencias líricas, el gran poeta huarpe Armando Tejada Gómez alguna vez nos recordó que “hay que dar vuelta el mundo como la taba, / el que no cambia todo / no cambia nada”.

En consecuencia, el afuera que concebimos aquí es otro tipo de democracia para otro tipo de sistema de gestión de todo lo que vive, solo accesible mediante una lucha de calles capaz de modificar la hegemonía social en favor de lxs de abajo, y el instrumento ulterior que por ahora se nos ocurre válido para edificar ese nuevo presente es una Asamblea Plurinacional Constituyente capaz de reconocer y poner en valor todo nuestro acervo y potencialidad cultural preexistente a las repúblicas coloniales que sojuzgan y encorsetan la creativa vitalidad latente de Nuestra América. 

Saliendo del laberinto por arriba 

Ya no suena original expresar que en el Siglo XXI perdieron fuerza las concepciones revolucionarias…  pero a su vez también ocurre que aquel orden denominado “democracia”, al que durante el Siglo XX adhiriéramos, hoy vive su canto del cisne en todo el mundo, dado que va quedando cada vez menos gente convencida de que las dirigencias políticas de viejo cuño vayan a acatar el mandato de sus electorados. 

Y ese inquietante combo nos enfrenta nueva y dramáticamente al célebre interrogante leninista acerca de “¿Qué hacer?”.

La disyuntiva se actualiza en un momento en que, desde el confederalismo comunal kurdo a los caracoles zapatistas, pasando por las comunas bolivarianas, se han venido ensayando con distinta suerte nuevas experiencias.

En todo caso, cada pueblo irá encontrando la más adecuada a su historia e idiosincrasia. 

Contestes de que las superestructuras políticas conocidas han entrado en un callejón sin salida, y convencidos de que ello demanda a las militancias comprometidas con un pensamiento crítico volver a sumergirse y bucear en aguas profundas de nuestro pueblo, creemos que se impone reforzar la construcción de poder popular organizado ahí donde los enemigos de las mayorías son más débiles y nuestra gente se mueve como pez en el agua. O sea, en las comunas. 

La conocida experiencia de autogestión en Marinaleda, España, es un ejemplo poco frecuente de cómo una comunidad puede transformar su realidad mediante la participación directa de sus habitantes en las decisiones y la gestión de los recursos. Ahí, la autogestión se manifiesta en la autoconstrucción de viviendas, la gestión de servicios públicos y la organización cooperativa de la producción, con el objetivo de garantizar el bienestar social y económico de sus habitantes. 

Pruebas al canto: 

·         Autoconstrucción de viviendas:

Las familias de Marinaleda construyen sus propias casas a través de cooperativas, con el apoyo técnico y financiero de un ayuntamiento democráticamente electo que sí respeta el mandato otorgado por sus votantes, lo que les permite pagar un alquiler muy bajo, aproximadamente de 15 euros mensuales. 

·         Gestión de servicios públicos:

Los servicios públicos, como guarderías, gimnasios y piletas, son gestionados por ese ayuntamiento y tienen precios muy asequibles para la comunidad.  

·         Cooperativismo:

Las cooperativas son el eje central de su actividad económica, generando empleo y garantizando ingresos a los trabajadores.  

·         Participación directa:

Las decisiones importantes son tomadas en asambleas populares (práctica que más adelante referiremos a un ejemplo local), donde los vecinos participan activamente, ejerciendo el principio de soberanía popular. 

·         Derecho a la vivienda:

La autoconstrucción de viviendas y los bajos costos de los servicios públicos demuestran que la vivienda puede ser gestionada como un derecho y no como una mercancía, superando la problemática de la especulación inmobiliaria y el aumento de los alquileres. 

·         Salarios indirectos:

Los servicios asequibles y accesibles a la comunidad, como guarderías y gimnasios, aumentan el bienestar social y económico de los habitantes, multiplicando la efectividad de los ingresos. 

Impacto y beneficios:

·         Reducción de la pobreza y el desempleo:

Las cooperativas y la autogestión han contribuido a la reducción de la pobreza y el desempleo en la zona, generando oportunidades laborales y mejorando la calidad de vida de los habitantes.  

·         Mayor participación en la política:

La participación directa en las decisiones políticas ha fomentado un mayor sentido de pertenencia y compromiso con la comunidad. 

·         Mayor bienestar social:

La gestión de servicios públicos y la autoconstrucción de viviendas han contribuido a la mejora del bienestar social de los habitantes. 

·         Alternativa al capitalismo:

Marinaleda es un ejemplo de cómo una comunidad puede desarrollar una economía alternativa, que no se basa en la especulación y la mercantilización de la vivienda y los servicios públicos. 

En resumidas cuentas, se trata de un pueblo que ha demostrado que es posible construir una sociedad más justa e igualitaria, donde la autogestión y la participación directa son las herramientas para transformar la realidad y garantizar el bienestar de la comunidad. Y ello no ocurre en el contexto excepcional de un país no capitalista, sino al calor de una experiencia virtuosa que germina en su seno y demuestra que hay otras formas de vivir, las cuales, aplicadas a una dimensión macro, sustitutiva del viejo hacer político, son capaces de promover al ser humano.

Quienes tuvimos el honor de militar hasta su último aliento junto al comandante montonero Roberto Cirilo Perdía, y de compartir tanto su vida pública como privada, podemos dar fe de que mentalmente ese compañero nunca llegó a viejo, ni fue un “setentista” de los que abundan, ni dejó jamás de interrogarse sobre el tiempo que le tocó vivir.

Entre los escritos póstumos que no alcanzó a publicar, figuran las siguientes formulaciones, que compartimos plenamente: 

El sistema ha transformado a esta democracia en el ‘plato’ del cual nadie puede salir bajo el riesgo de ser demonizado y expulsado de la vida política (…) Su reemplazo no nace después del ‘Día D’ de la rebelión que abre las puertas a ese estallido capaz de romper la continuidad de una historia dominada por el modelo capitalista. 

Ese objetivo supone múltiples tareas, sacrificios, etapas y construcciones organizativas previas.

Si hemos de plantear el problema actual como parte de una crisis civilizatoria deberemos señalar algunas manifestaciones de la misma sobre nuestra realidad. Eso incluye los medios o instrumentos para la ejecución de las tareas necesarias y aptas para responder a dicha situación. 

¿Qué nos pasa, qué vamos a hacer y con qué medios lo haremos? son las preguntas que demandan respuestas imprescindibles.

En ese camino tendremos que encontrar, para negar, los ejes que sostienen y acrecientan la actual descomposición. Los valores que guían este modelo inviable y suicida. Ello nos conducirá a la necesidad de un proceso descolonizador que permita desmantelar, desarmar la heredada tradición occidental, traída por los conquistadores. En algunos casos extremos esa cultura de pueblos trasplantados se constituyó en la expresión hegemónica instituida como único valor aceptable para el conjunto. La zona pampeana de nuestro país y los núcleos centrales (lo que está dentro de los bulevares) de los grandes centros urbanos, con su racismo a flor de piel, son la prueba más evidente.  

Sobre esa deconstrucción, sentar las bases de una síntesis a partir de la que puedan recuperar su dignidad los pueblos originarios ocupando un lugar de respeto y reconocimiento. Un punto de transición se puede ir constituyendo bajo la forma de un estado plurinacional. Ése puede ser un puente que permita retomar caminos que nunca debimos abandonar.

Desarrollar los sustentos de lo que aspiramos a construir supone desplegar tareas indispensables.

Entre ellas vamos a destacar: a) La movilización como el principal instrumento para la defensa, recuperación y adquisición de derechos. También base del nuevo “argentinazo” que acelere los tiempos de la actual resistencia; b) El trabajo productivo para la reproducción de la vida como un aspecto que contribuya a la emancipación del pueblo, a través de la construcción del poder comunal; c) La solidaridad al interior de la propia organización y en sus vínculos con el exterior, como fundamento de la ética que debe guiar las demás construcciones.

Por todo ello, en estas dos palabras, Revolución y democracia, están contenidas las perspectivas de la tragedia, pero también de la esperanza, de nuestros pueblos”.

En línea con lo expuesto hasta aquí, no pocos compañerxs de lucha venimos siguiendo con suma atención la evolución de la experiencia desarrollada en Rosario (Santa Fe) por el espacio Ciudad Futura. 

Juan Monteverde, su principal referente, encabezó recientemente una asamblea ciudadana en Empalme Graneros, e hizo lo propio en el club Caova, en el sur. “Es el método de campaña que venimos sosteniendo hace bastante tiempo y es una forma de anticipar cómo vamos a tener que gobernar a partir del 2027”, sostiene. El dirigente asegura que su espacio es el único que le puede ganar al intendente Pablo Javkin y al partido de Javier Milei, y adelanta que las próximas elecciones comienzan a definir el futuro de la ciudad. En referencia a posibles acuerdos con otros sectores del peronismo, durante la convención constituyente, expresó: “Creo que aquellos que dividieron tienen ahora la oportunidad de redimirse”. 

Como parte de una campaña electoral que se vuelve a poner en marcha, desde el espacio Rosario sin miedo organizaron un encuentro al que asistieron sus candidatos y principales referentes, con el objetivo de generar un lugar de intercambio con los vecinos y fuerzas vivas de las distintas instituciones barriales. Es una de las modalidades adoptadas para la campaña. La agenda de asambleas continúa desarrollándose a lo largo de las distintas zonas de Rosario, de cara a las elecciones generales del domingo 29 de junio.

El desgaste del gobierno de Javkin es evidente y la última elección local demostró que están consolidados como una alternativa horizontal, democrática y de abajo hacia arriba. “Lo que empezamos a hacer en Empalme Graneros formar parte de eso. Asambleas en pie de igualdad donde nos juntamos a discutir el presente, pero también el futuro. No es juntarse a escuchar reclamos tradicionales, sino empezar a organizar una forma diferente de gobernar”, sostiene Monteverde, agregando que existe “una crisis de representación política” motorizada por un desacople entre los problemas que deben abordar los vecinos en su vida cotidiana y la agenda de los partidos políticos: “La mayoría de la gente no ve una relación entre lo que pasa allá en la política de palacio y lo que vive en su día a día. Nuestra hipótesis de construcción consiste en que eso se salda a nivel comunal y desde abajo. Por eso, para nosotros ganar en Rosario no es solo un desafío local, sino relacionado a cómo saldar esa crisis de la democracia”.

Queda de manifiesto que todo esto no es ninguna panacea, sino más bien un par de casos - testigo de experiencias que ensayan asomarse a un cierto afuera de lo que Alejandro Horowicz denomina “democracia de la derrota”.

En su seno, desde luego, parte de lo viejo coexiste con la semilla de lo nuevo, que a la postre es la que motoriza cada intento.

Para ser coherentes con el espíritu con que empezamos esta nota, la cerraremos con otra cita poética más que pertinente, de nuestro malogrado trovador Facundo Cabral: “El movimiento es la causa / fundamental de la vida. / La muerte no me convence, / con sueldo, casa y comida”. –

(*): Título de un poema del escritor español Gabriel Celaya.

Por Jorge Falcone-La Gomera de David