¡Aleluya! La alianza de Juntos por el Cambio tiene nombres colocados en la lista y, finalmente, inicia la campaña provincial. Luego de una rosca extremadamente cerrada pero poco hermética, el fin de semana nos dejó los nombres que todos esperábamos pero que ellos no podían definir por unanimidad. Y así fue.
Valga la redundancia: como era de esperarse, la casta política provincial vuelve a las boletas de Activar, PRO y la Unión Cívica Radical. Con una lista que encabezan Martín Arjol (gobernador) y Pedro Ramón Puerta (1° Diputado Provincial), seguido por Analía Labandoczka (PRO); en el tercer lugar, Francisco Fonseca (UCR), hijo del ex dirigente Miguel Fonseca, Rosa Margarita Kurtz (UCR) en el cuarto lugar, en el quinto puesto Miguel Orlando Nuñez (PRO) y sexta Pamela Elizabeth Encina, sobrina del próximo ex dirigente radical, Hernán Damiani.
El PRO definió rápido y de forma pragmática cada nombre, como también lo hizo el peronista republicano Ramón Puerta con su espacio. Sin embargo, los que nuevamente no sorprendieron con la batalla sangrienta por los nombres fueron los ¿herederos? De Alem: hasta entradas horas de la madrugada del domingo, los dirigentes se despellejaron por los posibles tres lugares expectantes de la lista y así, el 3° lugar lo obtuvo Evolución, con acuerdo de encabezar la lista de Senadores colocando a Ariel Fernando Pianesi, luego el cuarto adjudicado al espacio del desaparecido Gustavo González, y el sexto lugar fue una guerra atroz.
En principio, el sexto lugar estaba destinado a la línea interna de Hernán Damiani y Pablo Velázquez. El viernes la discusión había cerrado con esta premisa y con el empresario, Rodrigo De Arrechea (principal socio de Arjol) como candidato a Diputado Nacional. Pero el sábado, Arjol se levantó del lado angurriento de la cama y solicitó el sexto lugar para alguien de su espacio, la sobrina de Damiani, Pamela Encina. A pesar de compartir la mesa de los domingos, Hernán Damiani no acompañó la decisión del delfín de Valdés, y junto a Pablo Velázquez abandonaron el comité rememorando el histórico 2003 donde la dirigencia radical se unía a filas del Frente Renovador. Así los hechos.
En el órgano máximo del partido, la Honorable Convención, debían aprobar la lista. Y eso hicieron, pero no sin antes olvidar los fundamentos de la democracia: el debate. La moción de la lista estaba echada sobre la mesa y, antes de debatir para afirmar o cambiar votos, propiciando el diálogo como principal herramienta democrática, aprobaron la lista exceptuando a los convencionales que no fueron parte de “la rosca” y que, tampoco, se dejan manipular por la “dirigencia”. Así, hubo desacuerdos e incomodidad en toda la jornada radical. Capaz el Frente Renovador tiene que ir abriendo filas, se espera un timbreo en la puerta.
Sin acuerdo amplio, con imposiciones marcadas y con dirigentes que abandonan la discusión dando un portazo. Así Juntos por el Cambio arranca la campaña, con propuestas electorales superfluas, que no tienen sustento en la realidad.
Cerrada la lista, es tal el nivel de contradicción por estos momentos dentro del radicalismo que muchos se miran entre si preguntándose como harán para convencer a las bases de que salgan a militar con una boleta que lleva un apellido que en 1995 les impidió llegar a la gobernación tras la escandalosa y tristemente recordada denuncia de quema de urnas en el balneario El Brete.
Como siempre. Parece que, como cada año, los correligionarios juegan a perder frente a la Renovación que propicia el escenario para que los misioneros recuerden quienes son los que los representan, los defienden y buscan soluciones en la Tierra Colorada.
Por Emilia Guevara