“Fue demencial, este criminal al volante es responsable absoluto de la tragedia que vive mi familia, tanto como sus padres y espero que la justicia entienda esto y actúe en consecuencia”, dijo un tío de Gisela Báez (19), internada grave en Posadas. Su novio está internado en Oberá.
“Le arruinó la vida a mi sobrina y a toda nuestra familia. Si sobrevive, porque está literalmente destruida de la cintura para abajo, tendrá secuelas físicas irreparables. Por eso pedimos a las autoridades que este crimen no quede impune solamente porque el acusado es menor. Hagan también responsables a los padres por haberle entregado el auto a su hijo borracho de 16 años que dejó a una joven llena de sueños al borde de la muerte”.
Las palabras de Marisa Báez resumen la bronca e indignación por la tragedia que produjo Mateo Román E. (16), el adolescente que al mando de un automóvil, alcoholizado y excedido de velocidad, chocó de atrás a Gisela Báez (19) y a su novio, Braian Patiño (20), que regresaban a sus casas en moto después de haber estado en la fiesta de egresados de la joven, en un complejo turístico.
Como el impacto fue de atrás y a mucha velocidad, Gisela, que iba de acompañante en la moto, se llevó la peor parte. Sufrió la amputación traumática de la pierna izquierda, múltiples traumatismos y casi se desangra esperando la ambulancia, que tardó más de una hora en asistir. Su estado actual es gravísimo y permanece internada en terapia intensiva del hospital Madariaga de Posadas, desde el sábado. “Su corazoncito está fallando, al igual que sus riñones y si bien los médicos hacen lo que pueden, depende mucho de un milagro”, lamentó su tía Norma con lógica angustia.
Patiño, en tanto, está internado en el hospital de Oberá en razón de una fractura expuesta en la pierna izquierda, más allá de los golpes. Fue operado y está fuera de peligro, aunque en un momento analizaron la amputación de su pie afectado. Junto a su novia esperó por la demorada ambulancia tirado entre los pinos en el lugar del choque.
El menor al mando del auto (Volkswagen Gol) apenas sufrió algunos raspones, salió del habitáculo por sus propios medios y fue rescatado por un conocido que circulaba detrás, en otro coche, dejando abandonados a los heridos. Según la Policía, fue para llevarlo al médico, pero los familiares de los heridos aseguran que en realidad “lo ayudaron a escapar y con eso atenuar el nivel de alcohol que tenía en sangre”. Se espera el resultado del dosaje sanguíneo aunque desde la fuerza informaron que presentaba “aliento etílico”.
“No solamente estaba borracho sino que iba a muchísima velocidad, tanta que después de atropellar a mi sobrina y a su novio que circulaban por su carril, de arrastrarlos por más de 30 metros, despistó y arrancó de raíz tres pinos en la banquina”, detalló Ariel Báez, otro de los tíos de Gisela, agregando que “fue demencial, este criminal al volante es responsable absoluto de la tragedia que vive mi familia, tanto como sus padres y espero que la justicia entienda esto y actúe en consecuencia”.
Estaba claro el día cuando Gisela y su novio, bombero voluntario de la localidad, regresaban a sus casas después de haber pasado una noche estupenda. “Fue su fiesta de egresados, ella estaba feliz, soñaba con terminar el colegio para seguir estudiando en Oberá. Era importante cerrar esta etapa con sus compañeros y así lo hizo, disfrutó mucho, bailó, pero al final un borracho al volante la dejó en terapia, sin demasiadas esperanzas de sobrevida”, lamentó Marisa en otro tramo de la charla, acompañada por su pareja, Rodolfo Cándido.
En la víspera los tíos de la joven acompañaron a El Territorio hasta el sitio donde ocurrió el atropellamiento y el desastre es impactante. Plásticos del auto y de la moto desperdigados en un área de 30 metros. Sobre el asfalto las marcas del derrape del automóvil en dirección hacia la banquina y dos pinos de mediano grosor con visibles daños por el impacto, además de los tres más chicos que tumbó.
Entre todo ese desastre, aún estaba la zapatilla del conductor de la moto y pedazos del souvenir de los egresados que Gisela llevaba como recuerdo. “Es doloroso pensar que poco después de ese momento de plenitud en su vida, se cruzó con este criminal y no se volvió a despertar. Está en coma luchando por su vida mientras nosotros mal por todo, deseando que se recupere pero en paralelo pidiendo justicia porque no puede ser que con todo lo que hizo (el acusado) anda tranquilo caminando por la calle, sin ningún remordimiento y protegido por los padres”, apuntó Marisa y en ese punto advirtió: “Cuánto tiempo más va a pasar para que atropelle a otras personas si los padres lo apañan, le permiten manejar moto y auto siendo aún menor de edad y a eso súmale que anda alcoholizado”.
Sobre su sobrina, Marisa apuntó que “es un sol de persona, responsable, estudiosa, siempre dispuesta a ayudar, muy querida en el colegio al que asistía y sobre todo llena de objetivos para su vida, de proyectos, de sueños que ahora quedaron truncos porque su vida no será la misma. Sin embargo el causante de todo escapó del lugar y sigue libre, subiendo estados de que solo fue un susto y lamentándose por el daño del auto”.
Pedido de justicia
Tanto los familiares de Báez como de Patiño adelantaron que desde los próximos días van a movilizarse en la localidad “hasta que haya justicia porque el responsable debe pagar”, y en ese plano apuntarán el reclamo a un servicio más eficiente de la ambulancia “porque casi se desangraron esperando y tardó más de una hora en asistirlos” y también la implementación de controles viales por parte de la Policía.
Por Cristian Valdez-El Territorio