Con la co-participación módica, complementaria, de los radicales. Por Jorge Asís
Exterminaciones
“¿Y todo lo que construiste en 16 años con El Pelado se lo vas a regalar a Patricia? ¿Tanta bronca le tomaste?”.
A Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, solo le falta exterminar a Horacio Rodríguez Larreta, Geniol. Y supone que se encuentra a punto de lograrlo.
Por su parte Larreta entiende las reglas del juego que le cuesta aplicar.
Dilemas psicológicos que derivan en acontecimientos culturales, más que políticos.
A Mauricio le cuesta aceptar la impertinencia célebre de Horacio.
La intención de declararlo terminado ya en pleno 2021. Cuando ni siquiera le cedió la palabra en el escenario del festejo. Jubilación prematura.
Significa confirmar que el renunciamiento de 2023, del Mauricio estadista, aparte de un formidable arrugue de barrera, fue un error.
“Si te fuiste, Mauricio, fuiste”.
Síntesis del drama tratado en la entrega anterior.
Pero si Horacio no termina de exterminar a Mauricio, invariablemente Mauricio lo va a exterminar a Horacio.
La faena exterminadora quedará pendiente para la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien.
Si es que Patricia le gana, en las elecciones tóxicas de agosto, a Horacio.
Dama experta en el juego del poder. Beneficiaria aparente de la tragicomedia. Pero que nunca va a ser, para Mauricio, lo que Alberto fue para La Doctora.
Mauricio lo sospecha. Amigos atrevidos se lo advierten.
Pero hoy Mauricio vuelve a utilizar a Patricia como instrumento para exterminar a Horacio.
“El inspector de veredas (Larreta) tiene que bajarse de una vez y dejarse de j…”.
Lo supo expresar, con frontal brutalidad, Joaquín de la Torre, El Ancho de San Miguel.
Un pretendiente a gobernador que fue desplazado del Tinder de Patricia.
Porque escogió a Néstor Grindetti, Paladar Negro II, minigobernador de Lanús (“donde no hay agua ni luz”, escribía una novia del poeta popular Héctor Negro).
Con sutileza superior Mauricio dice más o menos lo mismo. “Larreta tiene que bajarse”. Ante empresarios de Córdoba que cuentan.
El deseo desbordante del Ángel Exterminador suele brotar también en las reuniones bilaterales.
Para que el mensaje llegue, a través del discreto Miguel Strogoff (correo del zar en la novela de Julio Verne), al destinatario. Larreta.
Se acaba la ilusión presidencial de Horacio. Para entregar a Patricia, en bandeja, “lo que construyeron juntos en 16 años”.
Aunque en la tragicomedia Mauricio pueda -como le advierten- arrepentirse.
Ejercicios de adivinación
Lo importante es que supieron instalar el desmoronamiento de Horacio. Es un lugar ya casi común en las sobremesas.
“El Pelado se cayó como un piano. Patricia lo duplica”.
Aluden a los ejercicios de adivinación de las encuestas.
“Tengo una confidencial, 28 a 7, lo masacra”.
Los tanteos adivinatorios menos secretos constatan sin embargo una paridad. Con leve superación de Horacio. Acaso un mero “margen de error” (como se indica en las supersticiones).
Pero el salto en garrocha de los minigobernadores de Bahía Blanca e Hidrovía San Nicolás, desde el helipuerto de Horacio hacia la playa de Patricia, alteró los valores y rumores hasta la histeria.
Las operaciones transcurren en un quirófano multitudinario. Generaron altibajos emocionales hasta en el equilibrado ánimo de Diego Santilli, El Bermellón.
Es Santilli el principal activo de Larreta en La Provincia Inviable. Es donde El Bermellón debe confrontar justamente con Paladar Negro II.
“Los que aún no saltaron quieren exprimirlo a Larreta hasta el último minuto”.
Distribuyen: “Los que todavía no se borran es porque quieren cobrar”.
El jeroglífico de la Y griega
El jeroglífico electoral de la “Y griega” admitiría que los mini gobernadores “del espacio” pudieran apoyar en la subasta a cualquiera de los dos.
Una delicioso fábula de unidad que Horacio, como no es tonto, resiste. No quiere compartir la joya de Santilli con Patricia.
Se trata de figurar en una boleta compleja de cuerpos infinitos que se convierte en un crucigrama si se le estampa, para colmo, la “Y griega”.
El pobre bonaerense debe votar por el presidente, los próceres para el Mercosur Nacional, el Mercosur Provincial, los venerables senadores, los diputados para la pajarera y después para gobernador.
Para colmo, El Bermellón compite con quien fue su jefe de campaña en la legislativa de 2021.
Paladar Negro II lo conoce de memoria. Es precedente a la proeza patológica del macrismo político.
Cuenta espiritualidades desde los tiempos de Franco (el Macri que valía).
Tirarse con radicales
Supieron instalar también, como triunfo unánime, lo que fue una negociación concertada de antemano.
La designación de Jorge Macri, Paladar Negro I, como candidato exclusivo de la Mutual PRO, para el Maxiquiosco del Artificio Autónomo.
El portal aseguró, ya varios meses atrás, que el elegido iba a ser el astuto Jorge, El Primo que nunca fue, en efecto, pobre.
Pese al desgaste de los positivos funcionarios de Larreta que se lanzaron a rodar para ser posicionados.
Pero Patricia lo factura a Jorge como propio. Aunque Jorge es, en el fondo, solo de Jorge (“más de Jorge que de Macri”).
Supo esperar la oportunidad para clavar su estilo. Pero tendrá que concentrarse para conservar el feudo de Los Macri.
Tiene que bregar con los radicales del temible Jacovitti, El Caudillo Universitario, que eleva como candidato al indemne Martín Lousteau, El Personaje de Oscar Wilde.
(Pero el Wilde de “De profundis”, jamás el de la levedad de “El abanico de Lady Windermere”).
Pero los radicales son “niños envueltos” entre el permanente esmerilamiento que transcurre en la Mutual PRO.
En “la tragicomedia de Patricia, Mauricio y Horacio” se les reserva a los radicales una participación módica, complementaria, bastante deslucida.
Los que pugnaban por ser segundos de Larreta presidente, o de Santilli gobernador, hoy titubean. Consultan, tantean, estudian los ejercicios de adivinaciones.
Ocurre que Patricia y Grindetti contienen también su estricta coreografía de radicales.
Ella prefería de compañero de fórmula a Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca.
Pero a Sanz, como en su momento a Carlos Reutemann, algo le pasó. Algo vio que lo hizo recular.
La contienda deportiva de “tirarse con radicales” como niños envueltos muestra el aspecto más pintoresco y menos sustancial de las elecciones tóxicas.
La vocación por ser segundos que enarbolan resulta una pasión estremecedora.
Amagan siempre con ser primeros para, en efecto, conceder. Y llevarse la yapa.
Con la excepción quijotesca de Facundo Manes, Cisura de Rolando. Emprende la hazaña de caballería, como aquel Don Quijote pero sin ningún Sancho.
Con una épica admirable que convoca hacia la ternura. O hacia la indeseable conmiseración.