El éxito de los Juegos Olímpicos de París-2024 superó los sueños más salvajes de muchos en Francia, pero, en las próximas semanas, el presidente Emmanuel Macron volverá a la realidad: un bloqueo político que provocó con su polémico adelanto electoral.
Poco antes de la cita olímpica, los franceses escogieron un parlamento dividido en tres bloques –coalición de izquierdas, alianza de centroderecha de Macron y extrema derecha–, todos ellos lejos de alcanzar la mayoría absoluta en solitario.
El gobierno oficialista dirigido por el primer ministro Gabriel Attal continuó en el cargo durante los Juegos pese a presentar su dimisión, pero cinco semanas después de las elecciones, la presión aumenta para nombrar uno nuevo.
Macron esperaba que París-2024 y los éxitos de los ‘Bleus’ impulsaran su deteriorada imagen, como el Mundial de fútbol de 1998 celebrado y ganado por Francia aumentó la popularidad del entonces presidente conservador Jacques Chirac.
Aunque los Juegos Olímpicos, a la espera de los Paralímpicos (del 28 de agosto al 8 de septiembre), levantaron los ánimos en Francia, no es seguro que den un nuevo impulso a los tres años restantes del segundo mandato de Macron.
“El hecho de que las cosas vayan bien, que se nos vea guapos y con éxito en el extranjero, ha tocado la fibra sensible de un país que se sentía en decadencia e incapaz de hacer grandes cosas colectivamente”, según el analista político Emmanuel Rivière.
“Esto cambia el clima colectivo, pero no la situación política. Esta sigue bloqueada, los electores están frustrados,… Los franceses saben hacer la diferencia y siguen muy molestos con Emmanuel Macron”, agrega el reputado comentarista.
Los índices de aprobación de Macron se mantienen por debajo del 30% y el presidente ha mantenido un perfil bajo durante la campaña electoral y los Juegos, que pasó en gran parte en la residencia presidencial de vacaciones en el Mediterráneo.
“El país necesitaba este momento de unión”, declaró a la AFP un ministro del gobierno saliente de centroderecha, que pidió no ser citado. Los Juegos, “no podemos convertirlos en un éxito partidista”, abundó otro.
“Cambio político”
La prioridad número uno para el mandatario será nombrar y obtener la aprobación en la Asamblea (cámara baja) de un nuevo primer ministro y de un nuevo gobierno, un proceso que parece seguir tan bloqueado como antes de los Juegos Olímpicos.
El Nuevo Frente Popular (NFP) de izquierdas, que se ha convertido en el bloque más numeroso tras las elecciones, ha manifestado su deseo de que la economista Lucie Castets sea la nueva primera ministra.
La alianza de Macron mostró poco interés en la idea y aboga por aliarse con la derecha tradicional, que ya fue clave para adoptar polémicas reformas en la pasada legislatura como la migratoria o el retraso de la edad de jubilación.
La ministra saliente de Igualdad, Aurore Bergé, citó como posibles primeros ministros al presidente regional Xavier Bertrand, el negociador del Brexit Michel Barnier y el presidente del Senado, Gérard Larcher, todos ellos procedentes de la derecha.
La líder ecologista, Marine Tondelier, miembro de la NFP, acusó a Macron de aprovechar la “tregua” política que impuso para los Juegos para “ganar tiempo” y “obstruir cualquier intento de cambio político”.
La presión aumenta y se esperaba que Macron pudiera nombrar al nuevo primer ministro en el período comprendido entre los Juegos Olímpicos, que terminan este domingo, y la inauguración de los Paralímpicos.
Pero el presidente “sigue reflexionando”, según una persona de su entorno. Mientras tanto, miles de parisinos y visitantes aprovechan los últimos instantes para tomarse una foto en el pebetero olímpico, antes de que la llama vuelva a encender la vida política francesa.
Por France24