Uruguay celebró el domingo 30 de junio sus elecciones internas con una baja participación, definiendo así a los candidatos presidenciales de cara a los comicios generales del 27 de octubre. Con un 36% de los votantes habilitados acudiendo a las urnas, por debajo del 40% registrado en 2019, los resultados destacaron a Yamandú Orsi, del Frente Amplio; Álvaro Delgado, del Partido Nacional, y Andrés Ojeda, del Partido Colorado como los principales contendientes ¿Qué implican estos resultados y qué desafíos tendrá el próximo presidente? Lo explicamos.
El domingo 30 de junio, Uruguay celebró las elecciones internas partidarias, un paso crucial hacia las elecciones presidenciales del 27 de octubre.
Estos comicios definieron a los candidatos de los principales partidos políticos, con una participación aproximada de 986.829 votantes, según datos de la Corte Electoral de Uruguay. Esta cifra, que representa un 36% de los habilitados para votar, es inferior al 40% registrado en 2019.
Yamandú Orsi del Frente Amplio (FA), Álvaro Delgado del Partido Nacional (PN) y Andrés Ojeda del Partido Colorado fueron los claros ganadores de la elección interna, consolidando sus posiciones como los principales candidatos para las elecciones presidenciales de octubre.
Eduardo Bottinelli, docente e investigador de la Universidad de la República y director de la consultora Factum, en diálogo con France 24, indicó que, “la campaña electoral de las internas se realizó en un contexto un tanto extraño para lo que es Uruguay”.
“Por un lado, es la primera vez que el Frente Amplio se enfrenta a una elección donde es oposición habiendo sido gobierno. También el Partido Nacional se encuentra frente a la primera elección interna donde es el partido de gobierno”, señaló Botinelli.
Desde la reforma electoral de 1996, Uruguay celebra elecciones internas de los partidos para elegir candidatos presidenciales. La primera elección interna fue en abril de 1999.
Actualmente, las primarias en Uruguay se llevan a cabo el último domingo de junio. Estas elecciones son abiertas, simultáneas y obligatorias para los partidos. Aunque el voto no es obligatorio para los ciudadanos, los partidos que buscan presentar candidatos presidenciales en las elecciones generales deben participar en estas primarias.
Durante la jornada electoral, no solo se definieron los candidatos presidenciales, sino que también se eligieron los integrantes de los Órganos Deliberativos Nacionales y Departamentales de cada partido.
Para participar en las elecciones nacionales de octubre, los partidos estaban obligados a superar el umbral de 500 votos, un requisito esencial para mantener su viabilidad política y presencia en el proceso electoral.
Resultados de las internas partidarias
En las elecciones internas, el Partido Nacional (PN) de centroderecha, y el Frente Amplio (FA) de centroizquierda, protagonizaron una contienda que delineó el panorama político de cara a las elecciones presidenciales de octubre.
El Partido Nacional, actual partido oficialista, acumuló un total de 323.930 votos. Álvaro Delgado emergió como el claro vencedor de la interna, consolidando su liderazgo con un contundente 74,43%, según datos oficiales de la Corte Electoral de Uruguay.
Delgado, quien fue secretario de la Presidencia bajo el actual gobierno, representa la continuidad de las políticas implementadas por Luis Lacalle Pou. Su victoria sobre Laura Raffo, que obtuvo un 19,23%, subraya un deseo de estabilidad y continuidad.
A última hora del domingo, desde la Plaza Matriz de Montevideo, Delgado hizo un llamamiento a que el Partido Nacional adopte un nuevo paradigma, en donde fomente la construcción de puentes hacia la sociedad. Al mismo tiempo, anunció que Valeria Ripoll, histórica dirigente de la Asociación de Empleados y Obreros Municipales y panelista televisiva, se unirá a la fórmula presidencial como candidata a la Vicepresidencia.
Además, el candidato del PN anunció que el actual presidente, Luis Lacalle Pou, integrará la lista al Senado de la República.
“Hoy soy el abanderado de la voluntad de los blancos -como se denomina a los militantes del PN-, pero siempre es más importante la bandera que el abanderado”, remarcó el exsecretario de la Presidencia, quien afirmó que ya no tiene “sector” partidario, y su sector pasa a ser “todo el Partido Nacional”.
Por su parte, Raffo, una economista que previamente había sido candidata a la Intendencia de Montevideo, no logró captar el mismo nivel de apoyo. Desde su sede de campaña, indicó que “comienza una etapa de unión” dentro del Partido Nacional de cara a las elecciones de octubre y la posible segunda vuelta, que se celebraría en el mes de noviembre.
“A partir de ahora todos unidos en un mismo barco para poder asegurar un segundo gobierno de coalición, liderado por el Partido Nacional”, agregó la economista.
Por otro lado, el Frente Amplio, principal fuerza de oposición, consiguió sumar 410.282 votos y vivió una competencia entre los dos principales candidatos: Yamandú Orsi y Carolina Cosse.
Orsi, el intendente del departamento de Canelones, se alzó con la victoria al obtener un 59,14% de los votos, mientras que Cosse, actual intendenta de Montevideo, recibió el 37,60%.
En una fría noche en Montevideo, Yamandú Orsi agradeció a la militancia desde un escenario frente a la sede del Frente Amplio y anunció que Carolina Cosse será la candidata a la Vicepresidencia en la fórmula presidencial.
El ganador de la interna aseguró que, “somos el cambio y buscamos el cambio”. Y agregó que “hay un Frente Amplio unido, que garantiza el camino hacia el futuro y hacia el triunfo en octubre”.
Con el lema de campaña “Venimos a unir” en la pantalla del escenario, Yamandú Orsi afirmó: “Queremos construir un país más justo; unir para integrar”. Además, aseguró: “Con Carolina, nos encaminamos hacia la victoria, que es la victoria del pueblo uruguayo”.
En una breve alocución, Carolina Cosse expresó: “Hoy ha sido un hito muy importante; el Frente Amplio comenzó a volver”.
Además de estos dos principales partidos, otras fuerzas políticas también definieron a sus candidatos. El Partido Colorado, una de las formaciones tradicionales de Uruguay, confirmó al abogado Andrés Ojeda como su candidato presidencial.
El candidato colorado dijo que cuando inició su campaña “nadie daba dos cobres”. “Mucha gente decía ‘tenés condiciones, pero no es tu momento’. Parece que este es el momento”, afirmó el abogado.
Además de los principales partidos, también participó en estas internas Cabildo Abierto, una formación de ultraderecha aliada del gobierno de Lacalle Pou, que cuenta con representación parlamentaria.
Cabildo Abierto, liderado por Guido Manini Ríos, consolidó su presencia al elegirlo nuevamente como su abanderado. Este partido ha ganado relevancia en los últimos años por su enfoque en la “seguridad” y la “soberanía nacional”.
El recién formado Partido Libertario, alineado con las ideas del economista argentino Javier Milei, no superó el umbral de los 500 votos necesarios para competir en las elecciones generales. Con solo 485 votos, el precandidato Nelson Petkovich quedó fuera de la carrera presidencial.
El impacto de los resultados en la política uruguaya
El Partido Nacional enfrenta un panorama político complejo tras cinco años de gestión en el poder. Durante este período, el partido ha logrado mantener unida una coalición de tres fuerzas políticas: el Partido Nacional, el Partido Colorado y Cabildo Abierto.
Para Mauro Casa, politólogo y docente del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República, el Partido Nacional ha tenido éxito en llevar adelante esta coalición. El experto destaca su capacidad para “compartir gobierno con el Partido Colorado y con Cabildo Abierto”. Esta colaboración, que abarca desde la centro-derecha hasta la extrema derecha, requirió que el Partido Nacional hiciera numerosas concesiones en políticas públicas para mantener la estabilidad.
Sin embargo, el desafío para el Partido Nacional en las próximas elecciones es doble. En primer lugar, debe enfrentar una elección sin la posibilidad de reelección presidencial, dado que “el presidente Lacalle Pou, que cuenta con una relativa popularidad, no puede ir por la reelección”, explicó Casa a France 24.
Esto implica que el partido debe presentar a un nuevo candidato, en este caso Álvaro Delgado, quien debe intentar mostrar continuidad con el gobierno y mostrarse como la reelección que constitucionalmente está impedida.
No obstante, Delgado enfrenta la dificultad de no poseer el mismo nivel de reconocimiento ni el carisma que tiene el actual presidente, lo que complica su tarea de conectar con el electorado.
En segundo lugar, el Partido Nacional debe mantener la cohesión de la coalición de gobierno, que ha funcionado, pero que ha tenido tensiones.
Casa subraya que los socios menores de la coalición están buscando “desplazar al Partido Nacional de ser ese primus inter pares” y alcanzar la Presidencia con el apoyo de las otras fuerzas políticas. Esto crea una dinámica compleja de “colaboración y competencia”, donde, aunque todos los partidos están obligados a cooperar, también están en una fase de competición.
Por su parte, el Frente Amplio se enfrenta al desafío de recuperar el poder tras la derrota electoral de 2019, que puso fin a 15 años de Administración, en gran parte exitosa, bajo la conducción de Tabaré Vázquez y José ‘Pepe’ Mujica. Durante este período, se lograron significativos avances en la gestión económica y en la mejora de los indicadores sociales y de empleo, dejando un legado que la coalición busca revitalizar en su intento por volver al gobierno.
Casa enfatiza que para el Frente Amplio, el reto principal es “lograr que mucha gente que se alejó y dejó de votarlos en 2019 vuelva ahora a votar, particularmente en el interior del país”. Mientras que en Montevideo el Frente Amplio mantuvo una hegemonía durante más de 30 años, el objetivo es reconectar con las áreas rurales y suburbanas, donde buscan asegurar que estas poblaciones se acerquen nuevamente a su propuesta de gobierno.
La confianza en los partidos políticos en Uruguay ha experimentado un notable descenso en las últimas décadas, que refleja un desgaste significativo en la percepción pública. Según Eduardo Bottinelli, aunque Uruguay sigue siendo uno de los países de la región con mayor confianza en sus partidos, el deterioro es evidente.
“La confianza en los partidos políticos en Uruguay ha venido descendiendo”, destacó Bottinelli, señalando que este declive está vinculado a la incapacidad de los distintos gobiernos para abordar y resolver los problemas que la ciudadanía considera más urgentes.
Este proceso de desconfianza también es alimentado por un deterioro en la calidad del debate político, que se ha centrado cada vez más en la confrontación y menos en la discusión de ideas constructivas.
Bottinelli explicó a France 24 que la discusión política se ha orientado en enfrentamientos y la culpa: “un proceso de deterioro de la discusión política que se ha ido centrando cada vez más en la confrontación sobre quién hizo peor las cosas o cargar la responsabilidad en el otro”. Esta dinámica dio lugar a un entorno donde los ataques personales son más frecuentes que el debate sobre propuestas y políticas concretas.
Como resultado, las personas que no participan activamente en la política tienden a distanciarse del debate público y perciben a menudo los conflictos como peleas sin sentido. Bottinelli subraya que quienes observan la política desde fuera a menudo sienten que “otra vez los políticos se están peleando”, sin comprender plenamente las razones subyacentes ni las ideas en juego.
Esta percepción contribuye a la apatía y al distanciamiento de la ciudadanía respecto a la política, lo que agrava aún más la desconfianza hacia los partidos y sus líderes.
Los desafíos que enfrentará el próximo presidente de Uruguay
Un desafío crítico para el próximo gobierno es la transparencia en el financiamiento de los partidos políticos. Según Casa, el vínculo entre dinero y política en Uruguay sigue siendo problemático. “El financiamiento de los partidos políticos es una caja negra”, comenta el politólogo, y destaca la falta de mecanismos de control robustos para regular las donaciones privadas y el gasto partidario.
Además de estos desafíos, Uruguay enfrenta problemas graves en términos de representación de género. A pesar de los avances en algunas áreas, la participación de las mujeres en la política sigue siendo insuficiente. Con menos del 25% de representación femenina en el Parlamento, Uruguay está rezagado en comparación con otros países de América Latina.
De acuerdo con un informe presentado por ONU Mujeres a principios de este año, el 64% de la población uruguaya considera que debería haber más representación de mujeres en el Parlamento de la nación sudamericana.
Casa señala que “Uruguay no tiene una Ley de Paridad en cargos políticos; se intentó votar en este periodo, pero la iniciativa fracasó”. Actualmente, existe una ley de cuotas que exige un tercio de representación, pero su cumplimiento es deficiente.
Desde una perspectiva social, Eduardo Bottinelli, destaca una serie de desafíos críticos para el próximo gobierno. “Uruguay está teniendo un problema en que no se ha podido bajar la pobreza estructural, sumado a que hay un claro proceso de infantilización de la pobreza y un incremento de las personas en situación de calle”, afirma Bottinelli.
Casi 350.000 personas, es decir, el 10% de la población de Uruguay, viven atrapadas bajo la línea de la pobreza. Esta situación afecta predominantemente a los habitantes de los departamentos del norte del país y a aquellos que residen en los márgenes de Montevideo. Según un informe de la ONU, el 44% de esta población vulnerable son niños y adolescentes.
Por último, la seguridad pública y el narcotráfico representan desafíos significativos para Uruguay. En las últimas décadas, el país vivió una expansión considerable del narcotráfico, lo que ha contribuido a un aumento en los índices de criminalidad y violencia. Bottinelli concluye que “sin duda, algunos de los problemas y desafíos más importantes para el próximo gobierno están vinculados a la problemática de la seguridad pública en términos generales y, en particular, lo vinculado con el narcotráfico”.
Según el Estudio Global sobre Homicidios realizado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Uruguay experimentó un preocupante incremento en la tasa de homicidios. Entre 2021 y 2022, este delito creció un 25,8%, situando al país en 11,2 homicidios por cada 100.000 habitantes.
En 2021, Uruguay ocupó el sexto lugar en la lista de países de América Latina con la mayor cantidad de homicidios por habitante, encabezada por Colombia (25,7 por cada 100.000 habitantes), seguida por Brasil (21,3), Venezuela (19,3), Guyana (16,3), Ecuador (14) y Uruguay (8,9).
El próximo presidente de Uruguay no solo heredará un país con un sistema político consolidado en bloques, sino también una serie de problemas sociales, económicos y de seguridad que requerirán soluciones integrales y efectivas. La capacidad para manejar estos desafíos determinará en gran medida el éxito del próximo gobierno y el futuro del país.
Por Lisandro Concatti-France24