Las fuerzas ucranianas que defienden su país de la invasión rusa están sometidas a una fuerte presión en el frente oriental. En el mar Negro, sin embargo, rompieron la supremacía de los invasores.
La noche del miércoles 14 de febrero, las fuerzas armadas ucranianas anunciaron que el buque de guerra ruso Caesar Kunikov se había hundido frente a las costas de la península ucraniana de Crimea. Los servicios de inteligencia incluso divulgaron un video donde se ve una explosión, seguida de un incendio.
Ciertamente, este hundimiento no es el primer éxito militar ucraniano en el mar Negro, un campo de batalla crucial en la guerra desatada por Rusia en febrero de 2022. Si bien es cierto que ambos bandos ven cómo los combates en tierra parecen estancados, la realidad indica que Ucrania logró romper la supremacía rusa en el mar.
Escapar del control ruso paso a paso
Las cosas no se veían así cuando Rusia lanzó su invasión de Ucrania a gran escala en febrero de 2022. Los números sugerían que las tropas de Vladimir Putin tenían una enorme ventaja militar sobre su vecino. Su flota en el mar Negro rápidamente cerró los puertos ucranianos, capturó la estratégica isla de Las Serpientes y minó grandes extensiones del mar, separando a Ucrania del resto del planeta, al menos en apariencia.
Pero poco a poco las fuerzas ucranianas se han ido librando del bloqueo. El primer paso lo dio en abril de 2022, cuando hundió el buque insignia de la flota rusa en el mar Negro, el Moskva. Luego vino la recaptura de la isla de Las Serpientes en julio de ese mismo año. Además, los barcos, puertos y rutas de suministro de los invasores comenzaron a ser atacados de forma rutinaria.
En julio de 2023, Ucrania atacó el puente de Kerch, que conecta la península ucraniana de Crimea, ocupada ilegalmente por Rusia desde 2014, con el territorio ruso continental. En octubre de 2023, finalmente Rusia debió retirar la mayor parte de su flota de Sebastopol a aguas orientales del mar Negro, debido a la presión ucraniana. Sin embargo, incluso allí sus buques siguen siendo hostigados, como vimos cuando una lancha de desembarco fue seriamente dañada en el puerto de Novorossiysk, unos 300 kilómetros al este de Sebastopol.
Los éxitos ucranianos “muestran que los rusos no pueden protegerse adecuadamente de la artillería antibuque y los drones”, dijo a DW en septiembre de 2023 Stephen Blank, analista del Foreign Policy Research Institute. “Más que eso, en realidad no parecen capaces de responder a la amenaza que les plantea Ucrania”. Las estadísticas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un think tank con sede en Washington, muestran que Rusia ha perdido alrededor de 40 por ciento de su tonelaje naval en el mar Negro desde febrero de 2022.
Uso “creativo” de drones y cohetes
Ucrania logró estas victorias militares a través de una inusual combinación de armas, escribió el oficial retirada de la Marina estadounidense Mark Cancian en la revista Foreign Affairs. Parte de su arsenal está conformado por misiles antibuques -algunos producidos por los propios ucranianos, otros proporcionados por Occidente- con un alcance de hasta 200 kilómetros. Estos fueron diseñados para ser lanzados desde el mar, pero las fuerzas ucranianas los modificaron para dispararlos desde zonas protegidas en tierra.
Los drones navales ucranianos -pequeños, cargados de explosivos y sin tripulación- han demostrado ser difíciles de detectar y destruir. Estos drones tienen un rango de ataque de hasta 800 kilómetros. Equipados con video y operados a distancia, pueden ser usados en distintas misiones, adoptar medidas evasivas en caso de ser necesario y cambiar de objetivo sobre la marcha.
Ucrania desarrolló el dron naval Magura V5 por su cuenta y ha ido perfeccionándolo a lo largo de la guerra. Ahora en producción en serie, estos drones a menudo se envían en enjambres, lo que hace aún más difícil defenderse de ellos. Para Cancian, esta combinación creativa de distintos sistemas de armas es lo que ha permitido a las fuerzas ucranianas hundir o dañar gravemente no solo el Moskva y otras dos fragatas, sino también cinco lanchas de desembarco y un submarino.
Ventajas estratégicas para Ucrania
En muchos aspectos, estos éxitos han aliviado la presión en otros puntos. Al comienzo de la invasión, la campaña terrestre rusa amenazó la región de Odesa. Sin embargo, la capacidad ucraniana de mantener a los buques rusos alejados de aguas occidentales del mar Negro hace “más difícil para Rusia mantener su capacidad logística de reabastecer a sus tropas en el sur de Ucrania”, según Blank. A su vez, Ucrania ha podido enviar soldados que inicialmente debían defender el sur a otras zonas del frente oriental.
Estos acontecimientos también han tenido un impacto significativo en las exportaciones ucranianas de cereales. No fue hasta julio de 2022 que la ONU pudo alcanzar un acuerdo con Rusia para que levantara parcialmente su bloqueo naval y permitiera que Ucrania exportara cantidades limitadas de su grano desde el puerto de Odesa. Un año después, Rusia se retiró del acuerdo y amenazó con atacar cualquier buque mercante que navegara hacia Ucrania.
Pero eso jamás ocurrió. Si bien Ucrania había comenzado a exportar por ferrocarril, no pasó mucho tiempo para que los barcos volvieran a cruzar el mar Negro, y desde diciembre de 2023, los volúmenes exportados eclipsan a aquellos alcanzados bajo el acuerdo auspiciado por la ONU.
Ayuda occidental es determinante
El cambio del equilibrio militar en el mar Negro no permitirá por sí solo que Ucrania gane la guerra. La situación en tierra es demasiado complicada como para lograr un cambio de esa magnitud. Sin embargo, según Cancian, podría permitir a Ucrania negociar desde una posición más ventajosa, en caso de que alguna vez haya conversaciones de paz. Hasta entonces, Ucrania seguirá dependiendo de sus socios occidentales para obtener armas, especialmente misiles y municiones de artillería.
Esta es la única manera de que las fuerzas ucranianas sigan manteniendo bajo control a la flota rusa del mar Negro. De lo contrario, los sorprendentes éxitos alcanzados podrían desmoronarse rápidamente.
Por Thomas Latschan-DW