El 50% de los más pobres del mundo necesitan ya un alivio de la deuda para evitar una grave crisis sistémica de desarrollo, advierte el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), y una reestructuración no puede esperar hasta que bajen las tasas de interés o se produzca una recesión mundial.
Los países ricos tienen los recursos para poner fin a la crisis de la deuda, que se ha deteriorado rápidamente en parte como consecuencia de sus propias políticas internas, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Esas mismas políticas han disparado las tasas de interés en las economías en desarrollo y han provocado la huida de los inversores. Hoy, 54 economías en desarrollo que representan a más de la mitad de la población más pobre del mundo necesitan urgentemente un alivio de la deuda como consecuencia de las crisis mundiales en cascada.
Según un documento publicado por el (PNUD), los riesgos de la inacción son nefastos: si estos países no consiguen acceder a una reestructuración eficaz de la deuda, la pobreza aumentará y no se realizarán las inversiones que se necesitan desesperadamente para la adaptación al clima y la mitigación de sus efectos, sobre todo teniendo en cuenta que los países afectados se encuentran entre los más vulnerables al clima del mundo.
El documento, “Evitar que el alivio de la deuda internacional llegue demasiado tarde”, destaca los efectos de las respuestas de los gobiernos a la reciente crisis económica y advierte de sus posibles repercusiones. Ante este sombrío panorama, el PNUD expone una serie de medidas políticas para la reestructuración de la deuda que podrían ayudar a frenar en seco la crisis de la deuda.
Lo que se paga demás
Las condiciones del mercado están cambiando rápidamente, ya que la contracción fiscal y monetaria sincronizada y el bajo crecimiento están alimentando la volatilidad en todo el mundo.
19 economías en desarrollo están pagando ahora más de 10 puntos porcentuales por encima de los bonos del Tesoro de Estados Unidos para pedir dinero prestado en los mercados de capitales, lo que en la práctica las deja fuera del mercado. Los tenedores de bonos de muchas economías en desarrollo están viendo cómo se negocian con grandes descuentos de entre U$S 0,40 y U$S 0,60.
“Los 54 países con graves problemas de deuda albergan a más de la mitad de la población más pobre del mundo. Sin embargo, representan poco más del 3% de la economía mundial. El alivio de la deuda sería una píldora pequeña para los países ricos, pero el coste de la inacción es brutal para los más pobres del mundo. No podemos permitirnos repetir el error de aliviar demasiado poco y demasiado tarde la carga de la deuda de las economías en desarrollo”, declaró el administrador del PNUD, Achim Steiner.
Ahora podría vislumbrarse un acuerdo sobre la deuda: estas condiciones de mercado animan a los acreedores privados a negociar un alivio de la deuda dentro del Marco Común para el Tratamiento de la Deuda del Grupo de los 20 (G20). Unas tasas de interés más altas, un dólar fuerte y una inminente recesión mundial podrían cambiar su posición negociadora.
Los países ricos disponen de los recursos necesarios para poner fin a la crisis de la deuda, que se ha deteriorado rápidamente en parte como consecuencia de sus propias políticas internas. Estas políticas han disparado los tipos de interés en las economías en desarrollo y han provocado la huida de los inversores.
Esto pasa mientras las economías en desarrollo tienen grandes déficits de financiación para luchar contra el cambio climático. Entre los 54 países más endeudados se encuentran 28 de las 50 naciones más vulnerables al cambio climático.
La propuesta
Las condiciones, según el PNUD, están maduras para que acreedores y deudores inicien conversaciones sobre la reestructuración de la deuda dentro del Marco Común del G20 y eviten una crisis de la deuda de los países en desarrollo que, de lo contrario, podría desembocar en una crisis de desarrollo a largo plazo.
El documento propone un camino a seguir para el Marco Común sobre la reestructuración de la deuda centrándose en áreas clave: análisis de sostenibilidad de la deuda, coordinación de los acreedores oficiales, participación de los acreedores privados y el uso de cláusulas de deuda contingentes con el Estado que apunten a la futura resiliencia económica y fiscal.
El PNUD propone que el Marco Común se centre en reestructuraciones integrales que permitan a los países un retorno más rápido al crecimiento, a los mercados financieros y al progreso del desarrollo.
“Cuando los bonos de los mercados emergentes cotizan a 40 centavos de dólar, los acreedores privados de repente se muestran más abiertos a la negociación. El ingrediente que falta, en este momento, son las garantías financieras de los principales gobiernos acreedores para cerrar un acuerdo. Los bonos Brady fueron motivo suficiente para que los acreedores se sentaran a la mesa en la década de 1980. Nos acercamos a un momento similar en 2022”, afirmó George Gray Molina, Economista Principal del PNUD.
La reestructuración efectiva de la deuda es sólo un elemento vital para garantizar que las economías en desarrollo dispongan de las finanzas que necesitan para avanzar en el desarrollo sostenible. Se necesitan urgentemente nuevas fuentes de financiación para que los países en desarrollo realicen inversiones en la adaptación al clima y la mitigación de sus efectos, concluye el informe.