Misiones Para Todos

Un baño de realidad

Ya se definió el calendario electoral para la provincia y la Renovación puso en marcha su maquinaria mientras la oposición todavía no encuentra el rumbo- La Libertad Avanza se descompone en Misiones y crecen las chances de Micaela Gacek- Historia repetida en la UCR: de la vocación de felpudo a apéndice del macrismo y los libertarios- Yerba mala: las internas entre los productores y los intentos por sacar rédito político de los Pelucas y los K- Eficacia energética en medio de la ola de calor

Esta semana, la política dejó claro que la realidad siempre se impone, sin importar los intentos de manipulación o los discursos construidos para desviar la atención. Los esfuerzos por disfrazar los hechos con promesas vacías o estrategias deshonestas terminan, tarde o temprano, afectando a quienes se aferran a consignas falsas. En un escenario cada vez más marcado por la inmediatez de la información y la necesidad de respuestas claras, la política misionera no fue ajena a esta lección: al final, lo que importa es la verdad, y quien se aparta de ella, se expone al inevitable golpe de la realidad.

A jugar

Oficialmente se terminaron las especulaciones y los jugadores se preparan para salir a la cancha. El próximo 8 de junio los misioneros celebrarán los comicios de medio término donde elegirán a sus representantes legislativos, es decir, diputados provinciales y concejales, según la localidad. Con este desdoblamiento, anunciado por el gobernador Hugo Passalacqua, Misiones nuevamente discutirá sus propios temas en unas elecciones que, a exactamente 90 días, aparentan que serán en relativa calma para el oficialista Frente Renovador de la
Concordia, que ya tiene aceitada su maquinaria para salir a competir.

Si bien es cierto que al ser oficialismo, la Renovación puede especular con las fechas y los armados, no es menos real que la oposición sufre por la falta de un liderazgo que permita a los espacios encolumnarse detrás de algún dirigente o partido que se erija como una alternativa seria de cara al electorado. La dispersión y la ausencia de un proyecto sólido juegan en contra de una oposición que no logra consolidar un mensaje claro ni estructurar una propuesta que dispute de manera efectiva con el oficialismo.

La Renovación ya tiene definido a quien encabezará la lista de candidatos a diputados provinciales: Sebastián Macías, presidente de la Dirección Provincial de Vialidad. La elección de Macías no es casualidad, sino parte de una estrategia que busca consolidar el respaldo territorial con figuras que tienen una gestión tangible para mostrar. Además, gracias a la labor estratégica del exgobernador y actual presidente de la Cámara de Representantes, Oscar
Herrera Ahuad, en cada municipio los propios intendentes impulsarán una lista de candidatos a concejales que será la nave insignia del espacio, junto a otras listas que funcionarán como colectoras. Esto garantiza una presencia extendida y un trabajo coordinado en toda la provincia.

En contraposición, la oposición aún no tiene definida una estrategia y la única certeza que exhibe es la disgregación de Juntos por el Cambio como espacio político, mientras algunos sectores coquetean con La Libertad Avanza. Esta falta de rumbo estratégico expone debilidades estructurales que dificultan cualquier intento de posicionamiento electoral competitivo. Pero más allá de la incertidumbre política, Juntos por el Cambio aún tiene una deuda con la sociedad misionera: explicar cómo un pedófilo, Germán Kiczka, accedió a una banca de representante del pueblo con el aval político de partidos como la UCR y el PRO. Esos partidos no supieron —o no quisieron— controlar ni advertir sobre los valores morales que sumaron en su momento mediante el acuerdo con Activar, la Pyme electoral de Ramón y Pedro Puerta.

A tres meses de las elecciones, el escenario parece definido en términos de estructura y capacidad operativa. Mientras la Renovación avanza con un esquema sólido y probado, la oposición sigue enredada en sus propias falencias y omisiones. Los comicios del 8 de junio no solo serán un termómetro de la política misionera, sino también una prueba de fuego para quienes intentan erigirse como alternativa sin una base real que los respalde.

Candidata

La descomposición del espacio de Javier Milei en Misiones volvió a poner en el centro de la escena a Micaela Gacek, referente de La Libertad Avanza en la provincia y actual funcionaria del gobierno provincial. Su nombre comienza a sonar como una posible candidata a ocupar una banca a nivel nacional, un giro al menos llamativo para alguien sin trayectoria política ni estructura propia.

El problema que enfrenta la Renovación con esta posibilidad no es menor. Ya tuvo un antecedente con Flavia Morales, quien, tras acceder a una banca de diputada nacional, decidió cortar lazos con el espacio que la impulsó, sin respetar el mandato del partido. Aunque Gacek no tiene la militancia ni el peso político que tuvo Morales, que en sus inicios fue la cara visible de la Escuela de Robótica, su situación refleja el vacío que genera el desmoronamiento de La Libertad Avanza en la provincia, donde los lugares de poder parecen ser más producto de circunstancias que de una construcción política con capacidad para ser sostenida en el tiempo.

El caso de Gacek también recuerda el de la ahora libertaria Florencia Klipauka, otra dirigente que, sin una estructura de respaldo ni una trayectoria destacada, terminó ocupando una banca en el Congreso casi por casualidad, beneficiada por la ley de cupo femenino que en 2021, dejó afuera a Pedro Puerta para que ingresara una mujer por la lista de candidatos de Juntos por el Cambio. Estas situaciones ponen en evidencia una preocupante realidad: la improvisación en la política y la posibilidad de que figuras sin historia ni liderazgo real terminen en cargos
legislativos por el simple hecho de estar en el momento y lugar indicados.

La pregunta que queda en el aire es si Gacek será otra dirigente efímera o si logrará consolidarse como una figura de peso en un espacio que hoy atraviesa una profunda crisis de identidad y conducción.

Apéndice

Hace tiempo que el radicalismo dejó de ser un partido identificado por su ética y principios democráticos para convertirse en una estructura que se acomoda según el poder de turno. Antes fueron radicales macristas, ahora abrazan a Milei con la misma facilidad con la que renegaron de su propia historia. Lo que alguna vez fue un partido con identidad propia, hoy se convertió en una fuerza que muta según la conveniencia electoral. La vocación de felpudo se mantiene como baluarte.

Con las elecciones provinciales y nacionales en el horizonte, la gran incógnita es qué hará la UCR si Milei llega entero a ese momento. Si la economía le sigue dando sustento al relato libertario, es probable que los radicales continúen aferrados al tren mileísta. Pero si el Presidente enfrenta problemas en el ámbito judicial, la pregunta es de qué se van a disfrazar. Con una imagen negativa que ya ronda el 47% según algunas encuestas, el margen de
maniobra del gobierno se achica y, con él, las opciones de la UCR de seguir acomodándose sin pagar un costo político.

El caso de Facundo Manes y su cruce con Santiago Caputo, es otra muestra de la confusión ideológica y estratégica del radicalismo. Manes pasó de denunciar las inconsistencias del macrismo a compartir espacio con las espadas más filosas del PRO. Su denuncia por una supuesta agresión de Caputo también deja en evidencia otra tendencia preocupante en la política actual, que en el pasado el mismo Manes cuestionaba: la judicialización de las disputas
políticas como herramienta de confrontación. En lugar de debatir ideas y ofrecer soluciones, los actores políticos recurren a la justicia como un medio para dirimir sus diferencias, vaciando de contenido el verdadero ejercicio de la política.

La UCR, que alguna vez representó una opción de cambio y valores democráticos, hoy parece más interesada en no quedar fuera del juego del poder. La pregunta que queda es si aún queda algo del radicalismo que supo construir su identidad o si definitivamente se convirtió en un apéndice del gobierno de turno.

Yerba mala

Desde que Javier Milei anunció su intención de ser presidente, dejó en claro que entre sus postulados económicos se destacaba el del libre mercado y la desregulación de todas las actividades. Las mismas consignas fueron repetidas durante la campaña electoral y al asumir, su gobierno se puso en marcha con el Decreto 70/24 donde definió sus primeras medidas, entre las que se encontraba la eliminación de toda potestad del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) para fijar el precio de la materia prima. Con esta medida, los grandes beneficiados fueron los industriales, que, favorecidos por la sobreoferta existente durante las últimas safras, pudieron imponerse y dejar en claro que pagarían lo que ellos consideraran justo. El problema es que lo que para ellos es justo, para los productores significa miseria.

El conflicto de la yerba mate es un problema histórico en Misiones, provincia que alberga el 80% de la producción en la Argentina. La creación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) tuvo su génesis en una protesta generalizada en 2002, cuando miles de productores invadieron el centro de Posadas y mantuvieron durante meses un acampe en la plaza 9 de Julio. En respuesta, el gobierno del en ese entonces presidente, Eduardo Duhalde, decidió crear un organismo para regular la actividad yerbatera y darles a los productores lo que tanto
reclamaban.

Sin embargo, el INYM nació con una trampa incorporada. Se le otorgó la facultad de fijar precios, pero con la condición de que los 12 miembros del directorio, todos representantes de diferentes sectores de la cadena productiva, debían alcanzar un consenso unánime. Esto llevó a que, en más de 20 años de historia, el organismo solo lograra acordar un precio en dos oportunidades, una cifra ínfima si se considera que debe hacerlo dos veces por año. Hecha la ley, hecha la trampa: en 2002, los productores consiguieron lo que pedían, pero la política
intervino para que nada cambiara.

Veintitrés años después, el precio de la materia prima sigue generando protestas, y nuevamente son los misioneros quienes sufren las consecuencias de la desregulación, esta vez abierta. Primero, los productores, que se ven obligados a salir de sus chacras para visibilizar sus problemas, y luego el resto de la población, que debe soportar cortes de ruta y protestas que afectan su libertad de tránsito.

Hoy, los productores están divididos. En el pasado, la Asociación de Productores Agrarios de Misiones (APAM) lideraba la lucha. En la actualidad, existen múltiples protestas con consignas distintas que fragmentan al sector. Mientras un grupo se manifiesta en las oficinas de la Agencia Tributaria de Misiones (ATM) en el acceso a la provincia en San José, otros realizan cortes en distintos puntos de la ruta nacional 14.

Para añadir más complejidad al conflicto, una diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, alineada políticamente con Cristina Fernández de Kirchner, presentó en el Congreso de la Nación un proyecto de ley para devolverle al INYM la facultad de fijar precios. Con esta iniciativa, Julia Strada busca acercar a su jefa política a los productores que, en 2023, votaron en contra de las políticas económicas que ahora pretenden ofrecerles una solución.

Sin embargo, la falta de unidad entre los productores atenta contra cualquier posibilidad de encontrar una solución efectiva. Mientras persistan las divisiones, la capacidad de presión del sector se debilita y se vuelve más vulnerable a la utilización política de su lucha. En este contexto, el gobierno de Misiones cuenta con pocas herramientas para intervenir: más allá de elevar reclamos a la Nación o aliviar la carga impositiva mediante la exención de Ingresos
Brutos para los productores, su margen de acción es limitado.

Los productores deben ser conscientes de que su problema no se soluciona con oportunismos políticos. Tanto los radicales, que intentan capitalizar la bronca con figuras como el “Peluca” Arjol o como el kirchnerismo, que busca recuperar terreno a través de Strada, solo persiguen intereses propios. La clave para revertir la situación radica en la organización y en la defensa genuina del sector, sin permitir que los usen como piezas en un juego político que poco tiene que ver con la defensa real de la producción yerbatera.

Eficacia y energía

El sistema eléctrico de Misiones demostró una notable estabilidad, a pesar de las dificultades que afectaron a otras regiones, como la crisis energética que atravesaron el conurbano bonaerense y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) en los últimos tiempos. A diferencia de la capital del país, donde se registraron cortes masivos y un déficit en la infraestructura, Misiones mantuvo un servicio eficiente gracias a la modernización de sus redes y a la
planificación anticipada de su matriz energética.

Es importante destacar que, mientras en Buenos Aires se vivieron colapsos por la falta de inversión y la sobrecarga en el sistema, en Misiones se priorizó la generación de energía sostenible y la expansión de las fuentes renovables, lo que permitió evitar los cortes prolongados y garantizar un suministro constante. Además, la provincia invirtió en la interconexión con la red nacional, lo que otorga mayor robustez al sistema ante posibles fluctuaciones.

Por otro lado, ciertos empresarios trasnochados, cuyo interés parece más centrado en negocios a corto plazo que en el bienestar energético de la población, comenzaron a promover la venta de centrales eléctricas móviles como solución. Esta propuesta, además de ser una solución superficial y costosa, no aborda la raíz del problema: la planificación y el mantenimiento adecuado de las infraestructuras existentes. En Misiones, apostar por tecnologías móviles y soluciones temporales no es una estrategia viable ni necesaria, dado que la provincia demostró tener un sistema más resiliente y adaptado a sus necesidades, sin depender de parches que solo benefician a unos pocos a costa del bien común.

El camino debe ser continuar con la expansión de las fuentes, seguir invirtiendo en infraestructura local y fomentar la autonomía energética. Es así como Misiones puede ser ejemplo de un sistema eléctrico robusto, sin necesidad de recurrir a soluciones improvisadas que solo buscan lucro en lugar de eficiencia y sostenibilidad.

Por Sergio Fernández