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Un helicóptero militar tuvo un incidente en la Antártida: ¿a qué riesgos se enfrentan en el continente blanco?

A raíz de un incidente, un Sea King del rompehielos ARA “Almirante Irizar” quedó varado en Base Esperanza. En cada misión, los helicópteros militares y sus tripulaciones asumen los riesgos de volar en el continente blanco.

Las noticias que vienen desde la Antártida siempre captan la atención. Y sobre todo si se trata de incidentes en el marco de las campañas de verano que llevan adelante el Ministerio de Defensa en conjunto con las Fuerzas Armadas, en las 13 bases que tiene la Argentina.

En esta oportunidad, desde el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (EMCO), informaron que “durante la realización de tareas de abastecimiento en la base antártica Esperanza, un helicóptero Sea King perteneciente al rompehielos ARA Almirante Irizar tuvo un incidente”.

El accidente, que tuvo lugar este lunes, no generó daños en el personal, pero provocó roturas en el fuselaje y en el rotor de cola. En consecuencia, la aeronave se encuentra fuera de servicio, a la espera de que las condiciones meteorológicas del continente blanco permitan el desplazamiento de los mecánicos del Irizar hacia el lugar del incidente, pues ellos son quienes evalúan las posibilidades de reparación.

Por su parte, el EMCO informó que una junta investigadora de accidentes aéreos analiza las causas que lo provocaron. En 2023, enviados especiales de DEF pudieron ser testigos del trabajo silencioso de los efectivos militares, medios y, en particular, del helicóptero Sea King.

¿Cómo son los helicópteros Sea King que vuelan en la Antártida?

Los helicópteros Sea King que operan en la Antártida pertenecen a la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros de la Armada Argentina. Estas aeronaves tienen un fuerte protagonismo durante la Campaña de Verano, ya que trasladan, desde el rompehielos ARA “Almirante Irizar” a las bases, a los científicos, militares, víveres y materiales necesarios para trabajar en el continente blanco.

De hecho, el rompehielos cuenta con un hangar con capacidad para alojar a dos de estas aeronaves y a los repuestos necesarios para que puedan operar sin inconvenientes. Considerando las capacidades de los Sea King -una carga máxima de 2.700 kg y de hasta 11 personas a bordo-, su presencia resulta fundamental para el funcionamiento de las bases. 

Volar en la Antártida: trabajo conjunto entre el rompehielos Irizar y los Sea King

Los Sea King del Irizar son los protagonistas del paisaje antártico durante la Campaña de Verano, ya que el rompehielos traslada al personal y a gran parte de los víveres y materiales que el Comando Conjunto Antártico requiere para que las bases puedan funcionar sin inconvenientes durante todo el año. Obviamente, aunque con limitaciones vinculadas a las ventanas meteorológicas, el Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina complementa estos movimientos logísticos. 

De todas maneras, hay un sistema de armas que vuela todo el año y que presta servicio las 24 horas, todos los días de la semana: se trata de los Bell 212 de la Fuerza Aérea.

Durante la Campaña de Verano, los helicópteros de la Armada y la Fuerza Aérea son parte fundamental del paisaje antártico. (Foto: Martín Gallino)

¿Qué es y quiénes integran el reconocido Escuadrón Skúa?

En Marambio, a pocos metros de la casa principal de la Base, existe un hangar que aloja a los helicópteros Bell 212 de la FF. AA. Sus tripulaciones, conformadas por pilotos y mecánicos, integran el reconocido Escuadrón Skúa.

Este sistema de armas fue desplegado en forma permanente en el 2020: primero cruzó un helicóptero y, al año siguiente, las autoridades decidieron desplegar otro. Ambos Bell son los responsables de conectar las distintas bases argentinas y, pese al clima y a las largas distancias, logran cumplir con una misión fundamental a la hora de pensar en el apoyo necesario para el trabajo de científicos y militares en la Antártida.

En el año 2023, DEF visitó el Escuadrón Skúa y pudo dialogar con el vicecomodoro Cristian Ramos: “Nosotros tenemos asignadas distintas misiones. La tarea principal del escuadrón aeromóvil es el apoyo de las tareas antárticas, principalmente de aquellas vinculadas con el personal de científicos. También participamos en las misiones del Comando Conjunto Antártico que implican movimiento entre las basestraslado de carga y de personal, y recolección de los tambores de residuos”. 

El vicecomodoro Ramos y el capitán Garay tienen varias campañas y horas de vuelo. La experiencia es clave en cada una de las misiones. (Foto: Martín Gallino)

En ese sentido, el helicopterista de la Fuerza Aérea explicó que, por ejemplo, cada vez que asisten a los científicos, también deben llevar los víveres y elementos de trabajo necesarios. Incluso, retiran las muestras cuando se lo solicitan. “A su vez, damos cobertura de búsqueda y rescate a las aeronaves que operan en esta zona”, comentó.

Volar en el continente blanco: “En la Antártida, hacemos vuelo visual”

“En la Antártida, el clima es un factor determinante. La meteorología nos afecta; por eso, hacemos un chequeo previo para verificar el clima en Marambio y el lugar hacia el que vamos. Muchas veces existen cambios repentinos: de la nada, puede aparecer una masa de aire húmeda que genera una nubosidad que se coloca sobre la isla y provocar un efecto conocido como mar o capuchón de nubes. Puede ocurrir que, en destino, tengamos buena meteorología, pero, en esta base, una visibilidad reducida de 20 metros”, le dijo Ramos a DEF durante el encuentro.

El equipo de DEF pudo ser testigo del trabajo diario de los efectivos militares, en tierra, mar y aire. (Foto: Martín Gallino)

Además, el piloto contó que deben considerar otros fenómenos vinculados a las bajas temperaturas: “Si bien el helicóptero está certificado para hacer vuelo instrumental, en la Antártida, hacemos vuelo visual. Una de las cuestiones que se puede dar en este sector es el congelamiento, ya que, debido a las bajas temperaturas y la baja cantidad de humedad en la atmósfera, las partículas de agua golpean contra la estructura de la aeronave, se empiezan a congelar y van formando una masa de hielo que, primero, nos reduce la visibilidad y, luego, al acumularse en superficies del helicóptero, puede producir algún cambio aerodinámico que nos afecte el rotor principal o rotor de cola”.

Sin embargo, las tripulaciones están preparadas y adiestradas para hacer frente a estos desafíos y, así, evitar los inconvenientes que puedan surgir. Además, están en alerta constante si alguna de las bases necesita que se desplieguen. Para ello, no solamente cuentan con un stock de repuestos para los Bell, sino que les hacen un mantenimiento preventivo cada 25 y 100 horas. Si llegara a surgir algún imprevisto, las piezas necesarias pueden ser enviadas desde el continente a través del Hércules C-130.

Vistas aéreas: a lo lejos, el Irizar y la Base Marambio apenas son visibles entre el hielo y el mar azul. (Fotos: Martín Gallino)

Trajes antiexposición, equipos de supervivencia y respiradores para volar en la Antártida

Además, a la hora de volar, los miembros del Escuadrón Skúa adoptan otras previsiones. Por ejemplo, si van a volar dentro de la isla, pueden salir en un solo helicóptero, pero, si deben ir a un punto más allá de las 30 millas, una segunda aeronave debe permanecer en alerta. Pasada esa distancia, sí o sí deben trasladarse dos Bell juntos. De hecho, van configurados para hacer búsqueda y rescate con el objetivo de autoevacuarse y brindar cobertura constante el uno del otro. Por esta razón, en ese tipo de vuelos, llevan efectivos capacitados y equipados con vestimenta especial para rescates y un operador de grúa. Asimismo, la aeronave posee un equipo de flotación y supervivencia.

Por último, los integrantes del Escuadrón utilizan trajes antiexposición que, en caso de emergencia en el mar, les permitirán estar en contacto con el agua helada de la zona durante cerca de una hora. También cuentan con un respirador autónomo en caso de que la aeronave se dé vuelta y sus tripulantes queden bajo el agua.

Tripulaciones antárticas: “Es un aporte a la soberanía”

En aquella oportunidad, DEF también dialogó con el entonces oficial de operaciones del Escuadrón Skúa y comandante del helicóptero Bell 212, el capitán Matías Garay:  “Dos horas y media es el tiempo necesario para cumplir con las misiones sin necesidad de recargar combustible”.

En aquel encuentro, Garay subrayó que los Bell están operativos durante todo el año, sin importar las bajas temperaturas, para poder cumplir con las misiones que se les asignen. De hecho, contó que, en caso de emergencia, si alguna de las aeronaves está en inspección, se evalúan los riesgos y puede llegar a salir solo una de ellas, sin importar las distancias. “Lo que hacemos es un aporte a la soberanía”, sostuvo, no sin antes referirse a su grupo de trabajo: “El lazo que tenemos con nuestra tripulación, conformada por oficiales y suboficiales, es de equipo. Confiamos plenamente en nuestros mecánicos e inspectores, como ellos confían en nosotros sabiendo que los helicópteros van a salir y volver seguros”.

Por Patricia Fernández Mainardi-DEF