Los riesgos archiconocidos del extractivismo de fractura que convierte áreas del país interior en zonas de sacrificio.
El trabajo analiza dos eventos sísmicos ocurridos en el año 2019. El primero se produjo en Sauzal Bonito, en la Cuenca Neuquina; y el segundo, en cercanías de Las Heras, durante marzo y octubre de 2019, respectivamente. Desde la industria se alude a efectos de una falla geológica a ambos lados de la cordillera.
Un informe elaborado por investigadores del CONICET y la Universidad Nacional de El Comahue establece una relación de causa efecto entre la explotación de yacimientos no convencionales en Vaca Muerta y la actividad sísmica detectada en los últimos años.
También analiza el sismo ocurrido el 17 de octubre de 2019 en cercanía de Las Heras, en la cuenca San Jorge, vinculándolo en este caso con altos niveles de inyección de agua en el marco de técnicas de recuperación secundaria.
El trabajo ya fue publicado por la revista científica inglesa Scientific Report de Nature y fue elaborado por Guillermo Tamburini-Beliveau, investigador del Centro de Investigaciones y Transferencia de Santa Cruz (CIT SC – CONICET); Javier A. Grosso-Heredia (Departamento de Geografía, Universidad del Comahue).
A ellos se suman los investigadores Marta Béjar-Pizarro & Raúl Pérez-López (Instituto Geológico y Minero de España); Juan Portela (Universidad Politécnica de Madrid); Martín Cismondi-Duarte (CONICET-UNC); y Oriol Monserrat (Departamento de Geomática, Centre Tecnològic de Telecomunicacions de Catalunya).
El informe toma como punto de partida dos movimientos sísmicos de importancia. Uno de ellos es definido como un terremoto, ocurrido el 7 de marzo de 2019, en zona de Sauzal Bonito, en un área donde además se vienen registrando distintos movimientos o tembolores, incluso hasta el año pasado.
“Un claro cambio en la tendencia ocurrió en julio de 2017 con el inicio de la intensa actividad del fracking visible en el primer pico alto de inyección y reflejado en el aumento posterior en la extracción de gas (alrededor del comienzo de 2018) –indica el informe, en relación al área de explotación de Vaca Muerta, en la cuenca Neuquina-.Se desprende además del trabajo que si bien focaliza en un evento de magnitud, con un movimiento de 4,7 en la escala ML, hay otra serie de movimientos de menor magnitud, conocidos en forma genérica como temblores.
Análisis de un sismo en cercanías de Las Heras
El jueves 17 de octubre de 2019, en la ciudad de Las Heras se sintió un fuerte temblor de tierra, que provocó el susto de los habitantes de la localidad, derivando en evacuaciones preventivas de escuelas y cierre de comercios. No hubo daños estructurales y el movimiento se percibió por las oscilaciones de objetos colgantes y movimiento de puertas, durante algunos segundos, mientras que el movimiento se midió en la graduación IV de la escala Mercalli (ML) y 5 en la de Richter.
La falta de antecedentes en la zona provocó la extrañeza de la comunidad, llegándose a plantear, en aquellos días, que pudo ser una réplica de un terremoto ocurrido días antes en Chile, aunque éste tuvo epicentro en Antofagasta, en el extremo norte del vecino país.
El informe de los investigadores del CONICET toma también ese hecho y lo vincula a la actividad petrolera, aunque en este caso no por actividad de fracking, sino por un aumento en la inyección de agua para la recuperación secundaria:
“La sismicidad en el área de estudio de GSJ muestra un comportamiento diferente al ejemplo de Neuquén –señala el informe-. En este caso se trata de un único evento, sin registro de sismicidad en la zona antes o después de este evento. El pico histórico de inyección más alto y el desbalance histórico más fuerte entre la inyección y extracción de fluidos en este lugar ocurrió solo unos días antes del terremoto”, sostienen los investigadores.
Según el trabajo, el epicentro se registró a sólo a 1,7 kilómetro de profundidad, lo cual es consistente con la profundidad de los pozos realizados. El tema de la profundidad puede resultar controversial, ya que el mismo informe reconoce que otros organismos ubicaron el origen a mayor profundidad, de hasta 8,8 y 13 kilómetros.
Sin embargo, los investigadores consideran que tales profundidades no son compatibles con el nivel de deformación del suelo, atribuyendo además la falta de precisión a la inexistencia de redes de registros sísmicos en la zona.
“Estos tres hechos (fuente superficial del terremoto, ausencia de registro de eventos sísmicos previos y posteriores, y la intensa actividad de inyección) sugieren que este evento estuvo directamente relacionado con las operaciones de los pozos”, concluye el análisis, sobre el evento ocurrido en San Jorge.
Análisis del sismo en Vaca Muerta
El trabajo, que fue presentado sobre fines de 2022, aborda conclusiones importantes en relación al movimiento telúrico del 7 de marzo de 2019 en el área Sauzal Bonito, de la cuenca Neuquina, por lo que advierte la necesidad de planificar mejor las actividades de explotación.
“Nuestro análisis de los datos sísmicos y el historial de producción sugiere que existe una correlación entre la energía sísmica liberada acumulada y los cambios de volumen debido a las actividades de inyección y extracción –dicen los investigadores, entre las conclusiones del informe. Los datos de producción muestran que en el área observada se inició la industria hidrocarburífera con pozos no convencionales en 2017 y que unos meses después se inició la actividad sísmica”.
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Se añade además que “los datos muestran que en comparación con el resto del período analizado, las tasas de fracturamiento hidráulico y los volúmenes de fluidos operados fueron altos inmediatamente antes de los eventos sísmicos más grandes.
Según pudo cotejar ADNSUR en informes periodísticos de aquel momento, la magnitud del sismo fue de 4,8 grados en la Escala Mercalli, cuya graduación máxima llega a 12, lo que significa que está en la gama de moderado.
El informe concluye que “el terremoto más grande fue de poca profundidad (1,2 km según nuestro modelo de fuente óptima) y es consistente con la profundidad promedio de los pozos que operan en el área de estudio (aproximadamente 3 km). Los paralelismos entre la energía sísmica liberada acumulada y los fluidos de inyección/retirada acumulados muestran una buena correlación en los cambios bruscos de pendiente. Aunque se trata de una comparación cualitativa, la correlación muestra una coincidencia temporal de dos hechos a priori independientes”.
Los autores del trabajo aseguran que hay un fuerte aumento de la actividad sísmica tras el inicio de las actividades productivas, pero reconocen que aún no es posible determinar cuál de esas tareas, si la inyección de fluidos a través del fracking o la extracción de los mismos, durante la producción de petróleo y gas, es el factor desencadenante de los “sismos inducidos”.
“Una pregunta que surge –señalan los investigadores, en la parte final del trabajo- a lo largo de estos casos es si esos eventos podrían evitarse con una mejor caracterización de los sitios de explotación y con una mejor planificación de las actividades de inyección-extracción. Estas son preguntas abiertas hoy en día, pero que deben ser abordadas tanto por la industria como por la administración pública”.
Como contra cara, en la industria petrolera se ha informado acerca de la red de monitoreos sísmicos instalados en la zona productiva, ya que está determinado a través de legislación específica de ese modo, para monitorear los efectos de las fracturas generadas y su impacto sobre las formaciones geológicas.
Sobre el hecho ocurrido en marzo de 2019, se menciona también otro tipo de informes, como el elaborado por la Dirección de Sismología de Chile a comienzos de ese mismo, que vincula los fenómenos sísmicos de Sauzal Bonito con la estructura de la “Dorsal de Huincul”, una falla geológica que se extiende a ambos lados de la cordillera y afecta a la cuenca Neuquina, que podría explicar también los movimientos, de cuya existencia no se duda, pero se requiere determinar el origen preciso.
Por Raúl Figueroa-ADNSur