Con un precio oficial desfasado y un Instituto Nacional de la Yerba Mate paralizado, los productores se inclinan por un espacio comandado por los verdaderos representantes del sector productivo yerbatero.
Con el nuevo gobierno nacional y su política de apertura desreguladora en el plano económico los sectores que lo están sufriendo son múltiples en el vasto territorio nacional. Uno de ellos es el que encarna al producto madre de Misiones: el sector yerbatero.
El DNU todavía vigente, aunque no reglamentado, desregula la actividad en materia de precios, lo cual retrotrae la situación a un momento histórico que los misioneros recuerdan muy bien, la década del ’90. En aquel entonces gobernaba quien hoy es aliado de Mauricio Macri, Federico Ramón Puerta. La historia es conocida, la actividad fue tierra arrasada: bajaron la cantidad de productores, muchos tuvieron que vender sus chacras, los ingresos no alcanzaban para vivir dignamente y los ganadores fueron los grandes jugadores del sector, es decir, los molinos.
Luego del estallido de 2001, la concreción de un organismo como el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) fue un logro de los productores y trabajadores de la yerba mate misionera. Contar con una herramienta que posibilite un precio justo para la materia prima y distintas regulaciones (como la estampilla que señala la fiscalización del producto) permitió que la actividad no vuelva a caer en el pozo en el que se había sumergido durante la administración Puerta.
Ahora el riesgo inminente se manifiesta en la quita de atribuciones del INYM (según el secretario de Industria de la Nación aun no entra en vigencia dado que el DNU no ha sido reglamentado) y la también suspendida por presión de los productores designación del puertista Daniel Notta, un hombre muy ligado a los grandes industriales del sector. Como señalamos, la memoria se mantiene muy fresca, por lo que muchos productores se organizaron para hacer valer sus reclamos a través de “tractorazos”, protestas y diálogo con los representantes misioneros en el Congreso Nacional, que cabe destacar que solamente tuvo eco en el misionerismo representado por los diputados y senadores del Frente Renovador.
Con este frente conformado entre productores y gobierno provincial, el ejecutivo nacional tuvo que dar marcha atrás, al menos momentáneamente, con la designación de Notta y prometer consultar a los afectados cuando se tome la decisión de reglamentar el DNU, siempre y cuando el mismo no sea rechazado por el Congreso de la Nación.
La representación verdadera
Estos loables esfuerzos de los productores de un sector emblemático para la economía, la cultura y la vida de Misiones encontró una vía de representación para conciliar los reclamos por un precio justo de la materia prima, más en un momento que el precio oficial está largamente desfasado luego de la fuerte devaluación que tomó como primera medida el gobierno nacional y el aumento de todo tipo de costos para la producción.
Esta comercialización y mercado paralelo hace que en las chacras y en las charlas de las familias yerbateras ya se hable del INYM “blue” en referencia a un espacio que pueda viabilizar las demandas de un precio justo, manejado por los propios productores, es decir, los verdaderos representantes de la producción yerbatera.
Este INYM “blue” sería el Instituto Misionero de la Yerba Mate, la respuesta misionera a la prepotencia del país central que toma decisiones que afectan a sectores que desconocen. La lucha de la familia yerbatera misionera tiene un reclamo fundamental: que el sector tenga representación real y no que sea intervenido desde Buenos Aires.
Por Aníbal Blasco