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Un vuelo a Barcelona, un premio de US$10.000 y un arrepentido, las claves detrás del secuestro de éxtasis líquido

El juez en lo penal económico procesó sin prisión preventiva a dos de los presuntos organizadores del viaje de una mula que fue detenida en el aeropuerto internacional de Ezeiza cuando regresaba de España

Dos meses después de perder el trabajo, en junio del año pasado, le llegó la propuesta: viajar a Barcelona para retirar un pedido especial a cambio de 10.000 dólares. La mitad del dinero se entregaría como anticipo y el resto tras su regreso a la Argentina y cuando la mercadería, tres botellas de vidrio que parecían contener vino, ya hubiera sido entregada a su destinatario. Pero el plan falló. La “mula” fue descubierta al volver desde España. Lo que llevaba en su valija no eran envases con un buen malbec o pinot noir: era éxtasis líquido, equivalente a 7,7 kilos de estupefacientes.

El intento de contrabando fue descubierto por personal de la Dirección General de Aduanas (DGA) el 22 de julio del año pasado, cuando se hizo el control de equipaje del vuelo de Level que aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza procedente de El Prats, Barcelona.

El intento de contrabando fue descubierto por personal de la Dirección General de Aduanas (DGA) el 22 de julio del año pasado, cuando se hizo el control de equipaje del vuelo de Level que aterrizó en el aeropuerto internacional de Ezeiza procedente de Barcelona. Nueve meses después del hallazgo del éxtasis, y tras la declaración como arrepentida de mula, el juez en lo penal económico Alejandro Catania procesó sin prisión preventiva a dos de las personas que participaron de la organización del viaje a España para retirar las tres botellas con “el vino especial”.

Así lo informaron a LA NACION fuentes con acceso al expediente. “El 22 de julio pasado, en el aeropuerto internacional de Ezeiza, y luego de realizar el perfilado de riesgo correspondiente, personal aduanero entrevistó a un pasajero de un vuelo proveniente de España y al revisar su equipaje encontró tres botellas de vino que tenían alterado el capuchón de plástico que recubre el corcho. Ante esta situación, se tomaron muestras de la primera botella con una jeringa y cuando se sometió el líquido al narcotest específico de MDMA dio positivo para esta droga. Se repitió la operación con las botellas restantes y en todos los casos el resultado fue el mismo”, explicó la Aduana en un comunicado de prensa.

Procedimientos gemelos

Aunque el caso no se dio a conocer hasta ahora, se trató del primer secuestro de éxtasis líquido por autoridades argentinas. Un mes después, en lo que se supuso que era un hecho sin procedentes, hubo un operativo similar. Personal de la DGA secuestró casi ocho kilos de la citada droga sintética, oculta en tres botellas de vidrio que simulaban tener vino. El pasajero al que le decomisaron los estupefacientes también volvía de Barcelona.

En este caso, la investigación, de la que participan el juez Marcelo Aguinsky y el fiscal Emilio Guerberoff, también avanzó con la colaboración de la “mula”, identificada como Rodrigo E. U., de 36 años, que en un juicio abreviado fue condenada a la pena de tres años de prisión en suspenso.Default Mono Sans Mono

Ahora, la causa que tramita ante el juez Catania y de la que participa el fiscal Miguel Schamun avanzó con el reciente procesamiento de las dos personas que colaboraron en la organización del viaje de la “mula”. Se trata de Claudia M. B., de 50 años, y de Alejandro D. Z., de 31.

La mujer está imputada por “haber organizado el viaje a España, junto con Alejandro D. Z., que hizo de mentor del autor del delito [por la mula]. En particular, instruirlo con relación al viaje y a la sustancia estupefaciente que se intentó ingresar en la Argentina”.

A Alejandro D. Z. se lo acusó de “haber organizado el viaje a España, junto con Claudia M. B. […] En particular, haber transferido 7500 pesos por medio de una billetera virtual para que la ‘mula’ hiciera los trámites para sacar el pasaporte y, así, poder viajar a Europa y regresar a la Argentina con la sustancia estupefaciente”, según el expediente judicial.

La “mula” arrepentida dio numerosos detalles que les sirvieron a los investigadores judiciales para avanzar e identificar a los eslabones superiores de la organización criminal. También relató cada uno de los pasos que desarrolló en Barcelona, como, por ejemplo, la información del hotel donde se hospedó y el encuentro con Toto, el apodo del “jefe” de la banda.

El encuentro con Toto sucedió cuatro horas antes de que la “mula” embarcara hacia Buenos Aires. Fue en ese momento que recibió las valijas y las botellas de vidrio que simulaban tener vino.

“Toto es alto, con tatuajes en el cuerpo y tiene el cabello castaño, ojos claros y contextura robusta, y es de aproximadamente 40 años. Tenía acento argentino. La reunión duró solo diez minutos y el jefe llevaba dos pistolas a la altura de la cintura”, dijo la “mula” en su declaración como arrepentida.

Su contacto en la Argentina, el que le pagó el anticipó de 5000 dólares y quien se encargó de reservar los pasajes, lo esperaba en el estacionamiento del aeropuerto en una camioneta Fiat modelo Ducato, explicó la “mula”. Esto significa que por arriba de Claudia M. B. y de Alejandro D. Z. había otros eslabones de la organización criminal.

En la resolución donde procesó a Claudia M. B. y a Alejandro D. Z., el juez Catania trabó un embargo sobre los bienes de los sospechosos hasta cubrir la suma de 40 millones de pesos ($20 millones por cada uno).

Por: Gabriel Di Nicola-La Nación