El peronismo dio vuelta la elección, evitó un punto de ruptura histórico y se encamina a un balotaje con envión inesperado.
El resultado de las elecciones presidenciales a nivel nacional muestran un crecimiento sin precedentes de un único candidato, pasando de un cuarto a más de un tercio de los votos. El desenlace de la jornada electoral muestra una eficacia absoluta de la campaña oficialista, que logró una remontada histórica.
Milei logró retener sus votos pero a su vez parece haber mostrado un techo si se tiene en cuenta la inercia ganadora del 13 de agosto. La segunda noticia más relevante en término de desempeño es la caída de Juntos por el Cambio. Lejos de la posibilidad de que el voto se distribuya en tercios, Bullrich no logró alcanzar el quinto de los votos a nivel nacional.
La que supo ser la coalición de gobierno en 2015-2019 y la principal oposición en estos últimos 4 años tuvo una serie de errores estratégicos que llevó a que el espacio político que tenía todo para ser sucesor de un gobierno con altos índices de reprobación, quede tercero y lejos de entrar en la segunda vuelta. La tambaleante coalición tiene frente a sí un inminente quiebre, donde difícilmente el PRO acepte relegar su liderazgo en manos del radicalismo, que lógicamente buscará su oportunidad para conducir la alianza.
La holgada victoria del gobernador bonaerense y la remontada en el conurbano son los factores principales que explican el crecimiento del tigrense. El peronismo esquivó la peor elección de su historia que parecía inminente.
El Congreso será el reflejo de esta remontada justicialista y deja abierta la posibilidad de una coalición legislativa para Massa, sumando al peronismo federal y algunos representantes del radicalismo. Para Milei el panorama queda significativamente más complicado, dado que el pésimo desempeño de Bullrich reduce el potencial escudo legislativo del libertario. El candidato de LLA contaba a los diputados y senadores del PRO para darle sustento político a sus primeros dos años de mandato, que hoy estarían condicionados por un mayor número de actores de veto.
En cuatro semanas el país volverá a las urnas en una elección trascendental para la historia argentina, con una polarización ideológica y de propuestas sin precedentes en la historia nacional.
Por Juan Antonio Yannuzzi-El Estadista