El presidente Nicolás Maduro incumplió con la obligación firmada con la oposición de garantizar elecciones libres y regresan las sanciones económicas.
El camino hacia las elecciones presidenciales en Venezuela parecía haberse encaminado con el Tratado de Barbados, un acuerdo entre oficialismo y oposición, que contó con la mediación de Estados Unidos. Sin embargo, la inhabilitación de las candidatas María Corina Machado y Corina Yoris hicieron que el pacto político se cayera y se restablecieran las sanciones internacionales al petróleo.
En DEF te contamos qué sucedió con los últimos candidatos de la oposición y quién será el nuevo rival que buscará vencer a Nicolás Maduro el próximo 28 de julio.
¿Qué es el Tratado de Barbados?
El 17 de octubre de 2023 el oficialismo encabezado por el presidente del Parlamento Jorge Rodríguez y los 12 partidos de la oposición, unificados en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), firmaron el Tratado de Barbados.
El objetivo de este pacto era establecer un camino hacia unas elecciones libres y competitivas en el segundo semestre de 2024, además de brindar las garantías electorales para que cada fuerza política eligiera internamente a sus candidatos en el marco constitucional.
El acuerdo político parecía poner fin a años de turbulencia política y restaurar una democracia cuyos comicios habían sido duramente cuestionados tanto por la oposición como por la comunidad internacional. Los nuevos comicios se pactaron para el 28 de julio de 2024.
Representantes de Estados Unidos, Barbados, Noruega, Países Bajos, Rusia, México, Colombia y Brasil habían oficiado de mediadores en el diálogo. El gobierno estadounidense también solicitó que se restablezcan todas las candidaturas de la oposición, entre ellas la de María Corina Machado, inhabilitada por apoyar la presidencia interina de Juan Guaidó en 2015 y las sanciones estadounidenses.
Las trabas de Maduro a la oposición
En octubre de 2023, Venezuela había dado otro paso hacia el retorno de la democracia plena. El PUD había celebrado elecciones internas para definir al candidato que competiría en las elecciones de julio.
Corina Machado, la diputada más votada en la historia de la Asamblea Nacional y ferviente opositora al chavismo, fue elegida con el 92% de los votos para competir por la presidencia.
El éxito de las negociaciones en Barbados y el triunfo de Machado llevó a que EE.UU. pusiera un freno parcial a las sanciones al gas, petróleo y oro de Venezuela. Sin embargo, a seis meses del acuerdo, se socavaron los esfuerzos democráticos realizados en Bridgetown. El oficialismo venezolano ratificó la inhabilitación por 15 años a María Corina Machado y tumbó a la candidata más importante de la oposición.
En consecuencia, Machado eligió a una figura sucesoria en un intento por trasladar el apoyo obtenido en las urnas. Corina Yoris apareció como la nueva candidata del PUD, quien estaba habilitada por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Pero la postulación para que la académica venezolana, experta en Filosofía y Letras y doctora en Historia compita en julio fue rápidamente inhabilitada, sin un argumento claro por parte del Poder Electoral.
Hasta abril de 2024 el futuro de la representación opositora y el desarrollo de las elecciones presidenciales aparentaban estar en un punto muerto. Hasta que la Plataforma Unitaria volvió a acordar a un candidato de unidad.
Edmundo González Urrutia, ex embajador en Argentina, había sido postulado de forma provisional en plena búsqueda de una figura, y tras la unanimidad alcanzada por los 12 partidos, el 19 de abril aceptó ser el nuevo presidenciable del PUD.
Tras ser inscrito de forma definitiva en el CNE, los distintos partidos de la Unidad lograron adherirse a la lista de Mesa de la Unidad Democrática (MUD), uno de los partidos del frente opositor, encabezada por González Urrutia.
Los desafíos de Venezuela en el futuro
A raíz de las inhabilitaciones que incumplieron el objetivo de una elección libre, el Tratado de Barbados se cayó y esta nueva situación supone dos problemáticas urgentes para Venezuela. La posibilidad de una suspensión de las elecciones presidenciales del 28 de julio y el regreso de las sanciones económicas de Estados Unidos.
Si el frente opositor mayoritario no puede agruparse detrás de la figura de Edmundo González Urrutia significaría unos comicios carentes de representatividad y provocaría un nuevo repudio de la comunidad internacional, tal y como sucedió en 2018.
La ruptura del pacto político también implica el retorno de las sanciones de Estados Unidos al petróleo, gas y oro venezolanos. La quita de las restricciones en octubre del año pasado habían dado lugar al crecimiento de la industria y a su volumen productivo en poco tiempo, pero su regreso supone un retroceso perjudicial para las exportaciones.
La pérdida de las habilitaciones parciales otorgadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros en 2023 impactará directamente en la estabilidad económica y con certeza agravará la situación social de cara a julio, cuando está fijada la celebración de las elecciones presidenciales.
El futuro de Venezuela depende de que el Tratado de Barbados se restaure y que el diplomático Edmundo González Urrutia pueda finalmente participar en un contexto de elecciones libres.
Por Nataniel Peirano-DEF