La vice cortó todo vínculo con su mesa chica en el Senado. La salida de Juan Martín Donato y Emilio Virmonte Olmos y la creciente influencia de Mario "Pato" Russo y Claudio Gallardo.
Victoria Villarruel rompió relaciones con las personas que formaban parte de su mesa chica. Juan Martín Donato, Emilio Viramonte Olmos y Gaspar Bosch dejaron sus cargos en el Senado en malos términos. Hay tantas versiones sobre lo que sucedió como personas que hablan. Sin embargo, en todos los relatos se repiten dos nombres: Mario “Pato” Russo y Claudio Gallardo. Se trata de dos viejos conocidos de la vice que, en el último tiempo, se convirtieron en las voces más influyentes de su entorno.
Gallardo es un exdirector de Inteligencia del Ejército que, en noviembre de 2024, fue nombrado como director de Seguridad del Senado. Desde entonces, su nombre suena con fuerza alrededor de las decisiones que toma Villarruel. Se encarga de cuestiones administrativas y de personal. De hecho, en los pasillos de la Cámara alta se repite que a través de él hubo un desembarco masivo de militares retirados especializados en inteligencia.
Russo es un consultor político que trabajó en la campaña de La Libertad Avanza de 2021 y a quien se le atribuye haber influido en la decisión de que Milei convocara a Villarruel. Se sumó al equipo hace dos meses y, en teoría, una de sus misiones es apaciguar el enfrentamiento de la vice con Casa Rosada.
La dupla está convencida de que la mesa chica que acompañó a Villarruel fue la responsable de los problemas con el Ejecutivo. Sus adversarios repiten que la caída en desgracia del equipo responde a las lógicas de la vice, que suele romper con las personas con las que trabaja.
El ex equipo de confianza de Villarruel
Una versión dice que Villarruel les pidió a Donato y a Bosch que presentaran sus renuncias el 16 de mayo. Los funcionarios acompañaron a la vice desde que asumió en el Senado, el primero como director de Atención Ciudadana y Documentación y el segundo como director general de Comunicación Institucional. La otra versión dice que los funcionarios se fueron por su cuenta. Los más moderados repiten que las razones fueron “diferencias irreconciliables” y los más enojados hablan de “incomprensión política”.
Viramonte Olmos llegó al equipo a mediados de 2024. En los primeros meses colaboró en la coordinación de las direcciones generales y en febrero de este año asumió como secretario administrativo del Senado. El 27 de mayo se hizo pública su renuncia y, en diálogo con LetraP, el ahora exfuncionario explicó que la decisión se justificaba en la imposibilidad de cumplir sus funciones, ya que nunca le delegaron las facultades.
No fueron los únicos cambios. Enrique Bergalli, quien se desempeñaba como jefe de Despacho, pasó a ser subdirector general de Publicaciones bajo el mando de la recientemente designada directora, Griselda García Ortíz, quien hasta hace poco estuvo frente a la dirección General de Asuntos Jurídicos. En la estructura del Senado, en ambos casos los funcionarios fueron degradados. “Es la forma de Victoria de castigarte. Y la decisión la tomaron Russo y Gallardo”, cuenta alguien que se fue del equipo hace mucho tiempo, pero que se mantiene informado.
Los defensores de Villarruel desmienten que la vice rompa de manera sistemática sus equipos y dicen que todos los funcionarios que ahora fueron corridos llegaron cuando todavía tenía injerencia el diputado Guillermo Montenegro, su ex mano derecha. Remarcan, además, que el empoderamiento de Russo y Gallardo sería algo así como volver a sus orígenes: con el consultor que la “descubrió” y con un amigo del universo militar, su lugar de pertenencia.
Entre los funcionarios que ganaron cada vez más influencia, además, se cuenta a María Eugenia Tesande, amiga de Villarruel desde la adolescencia y actual subdirectora general de Auditoría. Su hija, María Victoria, también trabaja en la Cámara alta, en la dirección general de Recursos Humanos.
La campaña electoral se mete en la crisis del Senado
Aunque con diferencias, las versiones coinciden en que un punto de discusión entre Villarruel y Donato fue el año electoral. En marzo, los villarruelines intentaron convencer a la vice de que colaborara Pilar Ramírez en la Ciudad de Buenos Aires. Los más molestos, dejan trascender que, a contramano de lo que se vio en todo el 2024, el grupo quería recomponer relaciones con La Libertad Avanza. Sus detractores repiten que la búsqueda de acercarse al armado porteño respondía a una necesidad de supervivencia, porque es el único territorio donde hacen pie.
A pesar del no rotundo, que vino acompañado de la palabra "traidor", Donato colaboró en la campaña de Manuel Adorni y su salida del Senado se precipitó cuando Villarruel se enteró. Si el joven puso a disposición su renuncia para preservar al resto del equipo o si fue echado depende de quién cuente la historia.
Los ánimos están caldeados al punto de que el 27 de mayo Villarruel dejó de seguir en las redes a la agrupación los villarruelines, La Derecha Nacional. Hay viejos rencores y algunos sienten que se expusieron de gusto. En este sector, por ejemplo, niegan que Donato haya manejado las redes desde las cuales se atacaba al presidente y dicen que Tesande es la encargada.
Los villarruelines ahora están dispuestos a acompañar a Javier y Karina Milei. No sería el mismo caso que Viramonte Olmos, quien expresó en privado su indignación con lo sucedido y aseguró que planea regresar a sus actividades en Córdoba. En su breve paso por el equipo de Villarruel, también intentó tender puentes con Casa Rosada y consiguió una reunión con Santiago Caputo luego de una de las tantas escaladas en el enfrentamiento de la fórmula presidencial.
Los adversarios de Viramonte Olmos le bajan el precio a sus gestiones. “La única que manda es Karina. Para recomponer el vínculo hay que llegar a ella”, repiten.
La misión: llegar a Karina Milei
En el Senado hay quienes dicen que Russo y Gallardo lograron ganarse el respeto de Villarruel a fuerza de repetirle que el Gobierno de Milei se va a caer y que ella debe prepararse para sucederlo. Lo cierto es que esto es algo que siempre se dijo: cuando apenas ganó La Libertad Avanza y la vice se mostró con un logo propio, cuando parecía estar más cerca de un sector del macrismo, cuando comenzó a crecer la figura de Donato y ahora con sus nuevos colaboradores de confianza.
Es difícil saber con precisión si esta es una idea que le repiten a Villarruel, si es una fantasía recurrente de la vice o si son versiones que se lanzan para seguir resquebrajando el vínculo con el Ejecutivo nacional, donde está claro que nadie puede tener la pretensión de hacerle sombra al presidente.
En el corto plazo, la búsqueda será recomponer el vínculo. No será una tarea sencilla si se tiene en cuenta que durante el Tedéum, la última vez que se cruzaron, Milei le negó el saludo a Villarruel. Sin embargo, Russo confía en que la llave la tiene la secretaria general de la Presidencia, con quien tuvo un buen vínculo en su paso por el partido.
Russo conoce el lenguaje de La Libertad Avanza. Fue la persona que en 2021 trabajó el concepto de confrontar con “la casta”, una marca registrada de Milei, y quien en aquel momento blindaba a Karina en las internas del partido. Ahora, pretende blindar a Villarruel.
Villarruel renunció a la Fundación Oíd Mortales
Además de romper relaciones con su mesa chica, Villarruel también terminó de manera formal su vínculo con la Fundación Oíd Mortales, la organización que en 2023 había sido presentada como el think tank de la vice. Junto con su hermana, Virginia de las Nieves Villarruel, y al director del Museo Parlamentario, Raúl Amado, presentaron su renuncia al directorio.
En diciembre de 2024, PERFIL publicó una nota en la que Iván Stegman, el responsable de Asuntos Institucionales y Vínculos Políticos de la fundación, cuestionaba a la vice por su falta de compromiso con la institución y señalaba como uno de los responsables de sus malas decisiones a Donato y compañía. Villarruel se comunicó con el presidente de la fundación, Eduardo Llorente, y le pidió correr a Stegman.
“Llorente, por supuesto, no acató. El tiempo nos dio la razón porque Victoria terminó corriendo a Donato y a todas las personas que la hundieron políticamente”, asegura ahora Stegman.
A pesar de que Villarruel y Llorente son amigos desde hace décadas, el vínculo no terminó bien. La Fundación Oíd Mortales pretende continuar con la defensa de sus banderas, el conservadurismo y los valores tradicionales, y mientras se renuevan sus autoridades, sus referentes abren diálogo con distintos espacios políticos, incluido el oficialismo.
Villarruelines, los miembros de la fundación que Villarruel dejó de lado y los nuevos colaboradores de la vice... todos quieren acercarse a La Libertad Avanza. Habrá que ver si Karina decide perdonar a alguno.

Por Giselle Leclercq-Perfil