Misiones Para Todos

¿Y si Milei está buscando dolarizar en el corto plazo?

El Gobierno está dando pistas. El desarme del stock de pasivos remunerados y el intento de desregular la economía por DNU van en ese sentido

La hipótesis que están empezando a manejar algunos operadores del mercado es que el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, no archivaron la dolarización para otro momento más propicio de la economía, sino que están actuando para ir lo más rápidamente posible.

La decisión del Banco Central de reducir fuertemente la tasa de interés y dejar de emitir Letras de Liquidez (Leliqs) van en ese sentido. Eso podría terminar con la aparente calma financiera de estos días vinculada a que, aparentemente, el Gobierno hubiera descartado ese camino..

No sería nada nuevo, en todo caso, que Milei y Caputo retomaran la agenda del cierre del Banco Central. Ambos ratificaron en declaraciones recientes que, de ser posible, lo van a llevar a cabo. De lo que se trata, en todo caso, de que las condiciones que presenta el escenario financiero actual se lo impediría, por lo menos, desde la visión de Caputo, un experto trader que conoce a la perfección cómo piensan los operadores.

La mayoría de los economistas se opone a adoptar la moneda norteamericana, no solo porque no hay dólares para hacerlo, sino porque también consideran que es inviable para la Argentina. Se trata de la moneda de la economía más competitiva del mundo que fundamenta sus ganancias de productividad en un poderoso arsenal de adelantos tecnológicos que constantemente está forzando una rebaja de costos.

Argentina carece de esa ventaja, por lo que, de adoptar al billete verde como moneda de uso corriente, en un par de años debería compensar su pérdida relativa de competitividad mediante un ajuste fiscal o reduciendo salarios. Tampoco podría compensar una devaluación del real de Brasil y es probable que, en un escenario de ese tipo, se vea inundada de importaciones desde el país vecino sin que las empresas nacionales pudieran hacer nada.

La mayoría de los economistas se oponen a la dolarización.

¿Cuál es el primer paso a la dolarización de Milei?

Resulta extraño que, a pesar de que existen innumerables trabajos y opiniones de economistas que sostienen que los pasivos monetarios del Banco Central no constituyen un problema urgente por resolver en la actual coyuntura para frenar la inflación galopante, Caputo haya decidido “limpiar” el balance de la entidad. El 19 de diciembre, la institución que conduce Santiago Bausili dispuso una fuerte reducción de las tasas de interés de los pases al 110% y, a la vez, anunció que no iba a emitir Letras de Liquidez por las cuales estaba pagando una tasa del 133% nominal.

Al mismo tiempo, desde el Ministerio de Economía, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, abrió la puerta del Tesoro con Ledes y Bonos CER para que los bancos fueran a llevar los pesos. El resultado fue que el pasado miércoles en la primera licitación de deuda del nuevo gobierno se recibieron ofertas por $13 billones, pero se adjudicaron apenas $2,9 billones al 8,66% mensual de tasa.

El Tesoro anunció, además, que va a usar ese mismo dinero para recomprarle al BCRA los bonos que vino juntando este año por operaciones en el mercado secundario para sostener la curva de pesos. El 25% del activo del BCRA está constituido por bonos en pesos del Tesoro. Parece ser una operación de suma cero destinada a “quemar plata” e ir mejorando el balance de la máxima autoridad monetaria.

La pregunta es si resulta indispensable hacer eso ahora para frenar la inflación. Tal vez, en la mirada de Caputo y Milei lo es, si piensan avanzar con una dolarización en el corto plazo, apenas puedan recomponer las reservas del BCRA.

¿Qué opinan en el mercado?

En un reciente informe, la consultora LCG advierte: “Es tal la persistente obsesión por reducir el stock de pasivos remunerados del BCRA que se renuevan pensamientos de que el objetivo último de estas medidas estrictamente contables sería facilitar una dolarización de la economía mediante el ‘canje’ de activos“.

LCG plantea que la hipótesis de Caputo “resulta una falacia que se apoya en la idea de que, para hacer ese canje, se debe cuantificar la suma de los billetes que tiene la gente y los pasivos remunerados cuando, en realidad, lo que hay que sumar es un colchón de dólares para hacer frente a deseos de hacerse dólares billete vendiendo distintos activos financieros”.

Milei y Caputo tendrían pensado avanzar con la dolarización a corto plazo

LCG estima que “este conjunto de medidas tal vez persiga una desintermediación bancaria, con la fantasía de que un sector bancario más chico, con menos depósitos y leliqs (o pases), atenúa la necesidad de dólares“. “Lo cierto es que la demanda potencial de dólares convertibles puede surgir tanto de depósitos como de letras del Tesoro o de cualquier otra fuente de ahorros acumulados”, indica la consultora que dirige el economista Javier Okseniuk .

El planteo del reporte es que “adoptar un enfoque estrictamente contable, desligándose de nociones más propias de la macroeconomía, puede hacer llegar a conclusiones equivocadas”. “En última instancia, si se percibiera cada vez más que el objetivo es una dolarización, desentendiéndonos incluso de los efectos nocivos en la gestión de riesgos económicos que eso implica, es posible que la tranquilidad financiera que vimos en las últimas semanas, como consecuencia de haberse diluido esa posibilidad, mute a condiciones más ruidosas que resten grados de libertad a la gestión”, advierte el estudio.

Además, buscan acelerar desesperadamente la desregulación de la economía

Aunque siempre formó parte de un programa político impulsado por el presidente Javier Milei, el Mega Decreto de Necesidad y Urgencia lanzado el miércoles 20 de diciembre que busca resetear la economía argentina, iría también en ese sentido. La hipótesis detrás de ello de que, para lograr la competitividad de la economía norteamericana, se requiere de contar con un ambiente capitalista igual o similar.

Aunque para algunos viejos teóricos la Argentina posee una organización de “capitalismo periférico”, siguiendo las viejas teorías de que existe un “centro” y una “periferia” dominada, la organización económica argentina es similar a la de muchos países europeos. Por caso, la rigidez de las leyes laborales son parecidas a las de Francia.

La alta presión tributaria y la presencia del Estado en la economía es similar a la de muchos socios de la Unión Europea. El DNU de los libertarios conocido esta semana aspira a “apagar la computadora” y reiniciarla en condiciones más parecidas a las que hay en Estados Unidos, donde las leyes laborales son muy laxas y todo lo que tenga que ver con el Estado es mal visto por la población.

La idea es que, adoptando el modelo de capitalismo norteamericano, se fomenta la mayor competencia en el sector privado y se reducirían costos burocráticos y que ello permitiría adoptar el dólar como moneda de curso legal. Tal vez no funcione.

Por caso, la cámara de empresas de medicina prepaga apenas se supo que dejaban de estar regulados anunció que las firmas del sector iba a subir las cuotas en un 50%. Prefirieron el acuerdo entre ellas en vez de competir para disputarse afiliados. No se puede “cambiar el chip” por decreto.

Por Carlos Keller-IP