La entidad de Núñez lleva dos años intentando encontrar al jugador ideal en ese puesto, después de Matías Kranevitter, Nicolás Fonseca y Rodrigo Villagra
La cifra impacta y hace ruido: River desembolsó cerca de 30 millones de dólares en los últimos dos años por cuatro volantes centrales. Tras la millonaria venta de Enzo Fernández, y entre la salida y el regreso de Enzo Pérez, desde finales de 2022 a la fecha llegaron Matías Kranevitter, Nicolás Fonseca, Rodrigo Villagra y ahora Kevin Castaño para intentar adueñarse de un puesto crucial. Dos -Villagra y Fonseca- ya no están, uno es suplente y el otro aún no se ha incorporado, pero en Núñez aceptaron desembolsar la impactante cifra de 13,8 millones de dólares brutos por el pase del mediocampista colombiano, que llegó este martes desde Rusia, se hizo la revisión médica y firmó su contrato. Una maldición para quebrar.
Desde su arribo a Núñez en 2017, Enzo Pérez se adueñó del mediocampo de River. En un proceso ascendente en el que tuvo mayormente a Leonardo Ponzio y Bruno Zuculini como competidores y acompañantes internos, también pasaron los juveniles Santiago Sosa y Felipe Peña Biafore, más algunos partidos de Exequiel Palacios, Rodrigo Aliendro, Enzo Fernández o Nicolás De La Cruz más cerca del eje. Pero la historia inquebrantable de la figura del capitán Enzo -con contrato hasta diciembre- esconde detrás un problema: si se ausenta o si su nivel no está a tope, no hay un reemplazante o un acompañante claro. Los nombres pasan y pasan y nadie se asienta. Dilema central.
El primero en llegar fue Kranevitter, quien regresó a finales de 2022 desde Rayados de Monterrey a cambio de 3,95 millones de dólares en cuatro cuotas (1,9 millones y tres de 850 mil dólares). Desafortunadamente, en el primer amistoso del ciclo de Martín Demichelis sufrió una fractura de tobillo derecho que lo marginó de sus primeros seis meses y en la primera pretemporada que iba a realizar completa en enero de 2024 lo marginó un desgarro. Así, sin continuidad como titular, lleva 2215 minutos repartidos en 50 partidos (24 de titular) con un promedio escaso de 44′ por juego. Tiene contrato hasta diciembre, con un futuro incierto.
Luego, en agosto de 2023, River cerró la sorpresiva incorporación del uruguayo Nicolás Fonseca para tenerlo a partir de enero de 2024. En Núñez le pagaron 2,25 millones de dólares en cuatro cuotas por el 60% del pase a Montevideo Wanderers, y el volante central jugó 28 partidos (17 de titular) con 1624 minutos y un gol durante 2024. Más allá de haber llegado a la selección uruguaya por las citaciones de Marcelo Bielsa, no tuvo un rendimiento positivo y se terminó yendo a León, de México tras un año sin pena ni gloria con la camiseta millonaria.
Aquel mismo mercado, tras la salida de Enzo Pérez libre a Estudiantes en medio del conflicto con Demichelis, también se presentó Rodrigo Villagra, en una larga y complicada negociación con Talleres. En total, fueron 10,8 millones de dólares brutos por el pase del volante, entre un pago inicial neto de cinco millones, dos bonos de unos 650 mil dólares cada uno, la cesión del 25% de Federico Girotti, el pago de 1,25 millones netos en concepto de derecho de tanteo (prioridad de compra) por tres juveniles del equipo cordobés y otras cláusulas.
Pero la expectativa que generó la novela de aquel mercado no se trasladó en rendimiento en el campo de juego: Villagra jugó 2186 minutos en 36 partidos (22 de titular), sin poder asentarse nunca como el número 5 habitual del equipo durante 2024. A comienzos de este año, sin completar la pretemporada ni participar de los amistosos por una lesión muscular, pidió la rescisión de su contrato por la oferta del Grupo Foster Gillett, que iba a desembolsar 11,5 millones de dólares para quedarse con su ficha.
Ante esta situación, tanto el CT como la CD dieron vía libre y el jugador fue liberado el 31 de enero a la espera del desembolso de un dinero que nunca apareció. Así, tras un mes de incógnita, mientras el jugador de 24 años se entrenaba en soledad en Rosario, el acuerdo se cayó y apareció CSKA de Moscú como su nuevo destino: River vendió el 50% de su ficha en cuatro millones de dólares fijos, más otro millón por variables. Un mal negocio deportivo y económico. Por esta razón, el club denunció penalmente a Foster Gillett y a Guillermo Tofoni, al considerar que ambos le causaron “graves perjuicios al patrimonio” de River.
Frente a este panorama, más allá de una pregunta inicial que el Millonario había hecho en enero, el nombre de Kevin Castaño tomó mucha más fuerza tras la voluntad confesa de Villagra de emigrar. Así, durante todo febrero se negoció con Krasnodar de Rusia por el colombiano, aunque recién en los primeros días de marzo se llegó a un acuerdo: el club iba a desembolsar unos nueve millones de dólares por el 70% del pase. Pero el fin de semana pasado apareció Cruz Azul, exigiendo vender el 30% que todavía tenía en sus arcas, y la operación pasó a tener un costo de unos 13,8 millones de dólares brutos por la totalidad de la ficha.
Tal como ocurrió con Villagra cuando arribó desde Talleres en febrero del año pasado en plena competencia, el pase de Castaño, quien será el segundo futbolista más caro de la historia del club -sólo superado por los US$14 millones que costó Lucas Pratto en enero de 2018- se encareció por demás y se demoró ante las necesidades y urgencias de River, que no eran las mismas que las de Krasnodar. Es más, el equipo ruso puso como condición poder retener al mediocampista hasta el pasado viernes 7 de marzo, para contar con él en las dos primeras fechas del reinicio de la liga rusa. En Núñez se aceptaron los cambios en las condiciones, pese a la suba de la cifra, y ahora Gallardo tendrá a su nuevo volante central.
Siendo un futbolista más técnico que físico, con dinámica y pase como sus características más destacadas, Castaño ya está apuntado como el refuerzo más necesario del mercado ante la imposibilidad de poder consolidar otro nombre fuera del de Enzo Pérez. River sufre en un puesto clave del campo. Y lleva 30 millones de dólares invertidos para solucionar un problema de difícil solución.
Por Juan Patricio Balbi Vignolo-La Nación