Por años, la economía de Perú fue estable frente a las distintas crisis políticas y logró un crecimiento sostenido que solo la pandemia pudo pausar, pero el clima de violencia y protestas en las calles parece haber terminado por disuadir el crecimiento y poner en pausa gran parte de la actividad.
Una crisis que se prolonga. Con decenas de fallecidos en las últimas manifestaciones antigubernamentales y alrededor de 300 millones de dólares en pérdidas, los analistas ya prevén una desaceleración de la economía peruana y una caída del alza del PIB a 2,5 % en 2023.
“Los escenarios que se abren son múltiples, pero ninguno positivo. Ese crecimiento en torno al 2,5 o 3 %, siendo optimista, ahora es lo mejor que podrías esperar en el corto plazo, porque todos los escenarios son con riesgo a la baja”, comentó el exministro de Economía (2014-2016) Alonso Segura.
La economía peruana creció 2,9% al cierre de 2022, pese a las denuncias de corrupción y pedidos de destitución del entonces mandatario Pedro Castillo, que, finalmente, terminó destituido y arrestado por intentar disolver el Congreso.
Manifestantes piden la renuncia de Boluarte
Desde que la vicepresidenta de Castillo, Dina Boluarte, asumió la jefatura de Estado y presentó un gabinete de técnicos, prometió devolver la calma a los actores económicos y relanzar un paquete de reactivación de obras públicas detenidas.
Pero las calles estallaron en el sur del país, donde hay importantes yacimientos mineros y de gas, con exigencia de nuevas elecciones generales, una asamblea constituyente y la renuncia de Boluarte por supuestamente haber traicionado a Castillo.
Segura anotó que hay “demasiadas variables que están en el aire, que todas ellas generan dos cosas: incertidumbre muy fuerte y discontinuidad en términos de capacidad productiva”, especialmente en actividades como la minería, hidrocarburos y agricultura.
“Lamentablemente, gran parte de la izquierda peruana está poniendo a la gente de carne de cañón, con tal de lograr sus objetivos ideológicos y políticos”, comentó el economista.
Para el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial, Iedep, de la Cámara de Comercio de Lima, la economía se desaceleraría en 2023, con un crecimiento en torno al 2,4 %.
Atribuye ese comportamiento al “complicado escenario local” y pese a que la minería, uno de los sectores más afectados por las protestas, lograría un alza estimada de 5,7 % por el ingreso de nuevas unidades cupríferas.
El sector de Servicios, que aporta la mitad del PIB, caerá al 3,1 %, según el Iedep su recuperación está “condicionada a la estabilidad social que garantice la libertad de sus operaciones en las regiones del país”.
El mes pasado, la agencia S&P Global Ratings bajó la calificación de deuda en moneda extranjera a largo plazo del Perú a negativa por un mayor estancamiento político. También Fitch Ratings bajó en octubre la calificación del Perú a negativa por un deterioro en la estabilidad política y la efectividad del Gobierno.
Por Jorge Hurtado-France24