Se cumplen 30 años del inicio de cotización de YPF en la Bolsa de Nueva York y en abril habrán cursado once años desde la recuperación de la empresa por parte del Gobierno argentino en 2012.
En Wall Street se celebró con asistencia de funcionarios y directivos el aniversario de la cotización de la acción de la empresa. Su derrotero deja algunas conclusiones valiosas sobre la gestión de la compañía, el papel del Estado en la recuperación de un activo vital para el desarrollo argentino y fundamentalmente, las esperanzadoras proyecciones que se recortan hacia el futuro.
Comencemos por el final. Al comienzo de la pandemia algunos bancos de inversión norteamericanos distribuían informes extremadamente negativos sobre las perspectivas de YPF. Muchos de ellos calcularon que el precio objetivo de la empresa se ubicaría en torno de un dólar y recomendaron a sus clientes reducir la exposición a ese activo a la hora de armar sus carteras de inversión.
Hoy la realidad es diametralmente diferente y deja en evidencia el serio error de apreciación de las consultoras sobre YPF. La acción en la Bolsa de Nueva York supera hoy los 10 dólares y las apuestas sobre su evolución son prometedoras
El escenario para las empresas petroleras se modificó drásticamente a nivel global en una dirección que era inimaginable tres años atrás. El mismo barril de petróleo que a principio de la crisis sanitaria se operaba en mínimos de 20 dólares llegó a tocar niveles de 120 dólares a mediados del 2022 para luego ubicarse en niveles más equilibrados.
La energía y los combustibles, que sobraban en un mundo paralizado por las cuarentenas derivadas del covid, se convirtieron en uno de los principales focos de disputa geopolítica a raíz de la guerra de Ucrania y los temores por un desabastecimiento energético de los países europeos.
Petrobras, Exxon y Chevron, por ejemplo, acumularon fuertes ganancias desde que comenzó la pandemia, con precios que llegaron a duplicarse. Las oportunidades para YPF con una de las reservas de gas no convencional más grandes del mundo son extraordinarias y en los mercados se tomó nota de esta realidad.
YPF es hoy una compañía que se está diversificando en la industria, con Vaca Muerta como apuesta inversora vital y su fuerte posicionamiento ante los desafíos que presenta la transición energética. En ese sentido, se destaca el rol asumido por la empresa para avanzar en el desarrollo de las economías del litio y el hidrógeno, de forma que Argentina no participe de esos mercados como mero exportador de materias primas sino que aproveche las capacidades industriales y tecnológicas de firmas como YPF para agregar valor en los distintos eslabones. La diversificación productiva de la petrolera también la convierte en un actor relevante para el sector agrícola, a través de su participación en la producción de fertilizantes nitrogenados.
Estimaciones privadas indican que Vaca Muerta reportaría 37.500 millones de dólares adicionales al habilitar un aumento de las exportaciones de un 70% durante las próximas tres décadas. En otras palabras, el desarrollo de Vaca Muerta ofrece una oportunidad para dejar atrás la restricción externa y garantizar la sustentabilidad financiera del proceso de desarrollo económico con inclusión. Lograr que esas proyecciones sean una realidad requiere del protagonismo de YPF para avanzar en un desarrollo de los recursos no convencionales de Vaca Muerta que garantice el abastecimiento interno y la exportación. Consolidar los excelentes resultados exhibidos requiere de inversiones. La alianza estratégica firmada con la petrolera malaya Petronas para el desarrollo de una planta de Gas Natural Licuado (GNL) para exportar el gas no convencional de Vaca Muerta a través de buques metaneros avanza en ese sentido.
El reciente balance anual presentado por la compañía indica que la producción total de hidrocarburos mostró el mayor crecimiento orgánico de los últimos 25 años, con un incremento del 7% en comparación al año anterior, alcanzando los 503 mil barriles equivalentes por día.
Este crecimiento fue sostenido a lo largo del año. El último trimestre cerró con un aumento del 7% en la producción de petróleo respecto de igual período en 2021. La actividad no convencional continuó exhibiendo promisorios resultados y hoy representa más de un 40% de la producción consolidada de la compañía.
La producción de crudo y de gas no convencional registraron crecimientos anuales muy significativos respecto a 2021, del 45%y 47% respectivamente. Este crecimiento se apalanca en las mejoras operativas alcanzadas por la compañía en el desarrollo de sus campos en Vaca Muerta, donde en 2022 se registraron récords de eficiencia en los tiempos de perforación y fractura de los pozos y la marca más alta en la cantidad de nuevas perforaciones de pozos horizontales.
Además, YPF cumplió con la ejecución de su plan de inversiones de aproximadamente 4.200 millones de dólares, que resultó un 60% superior respecto al año anterior y constituye la mayor inversión corporativa del país.
En particular, en el cuarto trimestre la compañía invirtió más de 1.400 millones de dólares, un 25% por encima del tercer trimestre. Las inversiones, los resultados obtenidos y la eficiencia lograda durante el 2022, le permitieron mejorar sus reservas, que alcanzaron los casi 1.200 millones de barriles de petróleo equivalentes, la mayor cifra desde 2015 y un 4% superior al año anterior.
En otras palabras, YPF cambió sustancial y positivamente luego de que el Estado argentino recuperó su administración. Esa decisión trascendental se adoptó a partir de una realidad que mostraba una alarmante ausencia de inversiones por parte de la empresa española que gestionaba la compañía.
Entre 1999 y 2010 se pagaron más de 13.000 millones de dólares en dividendos, la contracara de una caída constante de la inversión en producción y exploración. En 2011 la Argentina se había convertido en un importador neto de gas y petróleo, con un déficit de más de 3000 millones de dólares.
“De proseguir esta política de vaciamiento, de no producción, de no exploración, prácticamente nos tornaríamos con el nivel de crecimiento, actividad, industrias, trabajadores, en un país inviable. Pero lo más grave, nos tornaríamos en un país inviable por políticas empresariales y no por falta de recursos”, afirmó la entonces presidenta Cristina Kirchner durante el discurso en el que anunció la recuperación de YPF.
Entre 2011 y 2015, la producción de crudo creció un 10%. En los cuatro años siguientes cayó un 10%. Las reservas de crudo crecieron 15% entre 2012 y 2015, mientras que en los cuatro años posteriores cayeron un 10%. La misma tendencia tuvo la producción de gas, con un alza del 29% y un retroceso posterior del 9 por ciento.
Cuando asumió el presidente Alberto Fernández, YPF había perdido su posición de liderazgo. Pero en dos años su Gobierno logró revertir la situación. Ya en 2021 hubo inversiones por 2.700 millones de dólares y un resultado bruto de explotación cercano a los 4.000 millones de dólares, superior en 6% al de 2019. Por primera vez en cinco años, la producción de hidrocarburos no fue negativa.
Hoy la empresa, que es la principal productora de gas y petróleo de la Argentina, apunta a invertir más de 5.000 millones de dólares en 2023, por sobre los 4.200 millones mencionados para 2022.
Además, YPF viene de presentar cinco trimestres consecutivos de ganancias netas, continuó en 2022 con su política de desendeudamiento y proyecta duplicar su producción de crudo para el 2026.
En definitiva, una realidad altamente favorable, que demuestra que cuando hay decisión política combinada con una eficaz gestión empresarial que busca aportar al desarrollo del país es posible poner a la vanguardia un activo vital para el futuro argentino.
Por Jorge Argüello – Embajador argentino ante los Estados Unidos. Sherpa argentino en el G20