La gran victoria en Santa Fe le da a Juntos por el Cambio una recarga de confianza que es imprescindible para estas últimas semanas de campaña.
Santa Fe demostró que la conformación de una coalición heterogénea pero con objetivos claros y estrategias bien ejecutadas se puede imponer en un contexto de volatilidad y fragmentación. La tercera provincia más poblada fue otro ejemplo subnacional de estabilidad del sistema de partidos. En este caso es aún más relevante porque se da después de unas PASO a nivel nacional que auguran un deshielo del sistema.
La alianza entre el radicalismo, el socialismo y el PRO tuvo un carácter exclusivamente provincial. En cuanto al socialismo, los resultados de las primarias y las generales dejan en claro que integrarse a la coalición opositora fue la mejor decisión para no perder protagonismo en la política santafesina. Teniendo en cuenta que de presentarse por separado probablemente hubiesen obtenido un tercer lugar, la configuración final de la lista fue la más beneficiosa para el partido centenario.
El perfil del nuevo gobierno de Santa Fe tiene mucho más que ver con el histórico socialismo provincial que con el PRO. Maxi Pullaro, radical de la línea de Lousteau, tendrá que gobernar con un Poder Legislativo presidido por Clara Garcia. “Unidos para Cambiar Santa Fe”, liderado desde el radicalismo y el socialismo, tendrá que hacer equilibrio para mantener a sus aliados amarillos, en un contexto nacional donde la estabilidad de la JxC está en juego.
El intento de nacionalización de los resultados por parte de Bullrich choca con la realidad del triunfo santafecino. Aunque Pullaro asienta su victoria sobre la base de promesas relacionadas con la seguridad, única característica que hoy puede mantener la candidata a presidente, tienen perfiles significativamente diferentes. El intento de Bullrich de hacer propios los resultados ignora la realidad de la victoria compartida entre radicales y socialistas, estos últimos aliados de Schiaretti en su proyecto nacional.
Un punto sensible para el nuevo gobierno provincial será su evolución en caso de que JxC no llegue al balotaje, o que eventualmente lo pierda. En el primer escenario, Pullaro ya anunció que se inclinaría por Milei, lo que tenía sentido desde un punto de vista estratégico ya que fue el candidato más votado en la provincia. Sin embargo, Milei es el mismo que no se ahorra en insultos contra los socialistas, claves para sugobernabilidad.
El Partido Socialista apoya a “Hacemos por Nuestro País”, y buscan meter un diputado con la fórmula encabezada por el gringo, pero también tendrán sus problemas pasada la elección. El sector del peronismo federal que integra esa alianza está más abierto a una posible presidencia del libertario. Si el socialismo no logra renovar la banca de Enrique Estévez, Monica Fein quedará sola dentro del interbloque federal y con una posición muy débil para torcer el perfil de un grupo parlamentario que puede aportar gobernabilidad en un contexto de máxima fragmentación.
Es probable que Santa Fé nos haya dado uno de los últimos ejemplos de victoria de una coalición tan amplia y heterogénea. Aunque sus nuevos mandatarios quieran aislar a la provincia de las turbulencias que vienen desde el nivel nacional, la inminente fragmentación de Juntos por el Cambio en caso de que gané Milei tendrá sus consecuencias en la provincia.