A casi un mes de su asunción, la mudanza de Javier Milei a la Quinta de Olivos ha dejado más incógnitas que certezas. Entre la ambigüedad sobre reformas realizadas, rumores de “limpieza energética” y especulaciones sobre una desorbitada cuenta en el Hotel Libertador, la demora en la transición del presidente ha generado interrogantes en el panorama político y económico.
A casi un mes de asumir, el presidente Javier Milei finalmente se mudó este lunes a la Quinta de Olivos, donde residirá y tiene previsto también trabajar la mayor cantidad del tiempo. Sí, el presidente dijo que visitará solo dos días la Casa Rosada y hará home office el resto de la jornada laboral. Pero lo que queda sin respuesta es por qué tardó tanto en trasladarse a la residencia presidencial.
La respuesta oficial, que él mismo dio, fue que sus perros -o sus “hijos de cuatro patas”, como prefiere llamarlos- no podían acompañarlo en Olivos, aunque no aclaró que en su ahora residencia pasada, el Hotel Libertador, tampoco estaban presentes los gigantes cuatro mastines.
Tampoco quedó claro que en Olivos ya estén sus cuatro perros (una salvedad: Milei sigue hablando de cinco mastines porque incluye a Conan, el can que murió hace un par de años). Es que el mismo presidente fue ambivalente, porque si bien insistió que su mudanza quedaba condicionada a que sus mascotas estén bajo el mismo techo, dijo -en tono altruista- que todavía aguarda la llegada de materiales importados para realizar la construcción de los caniles. “Ya me instalo en Olivos.
Lo que pasa es que todavía no se pueden mudar mis hijitos porque sucede que los mastines son muy grandes”, comentaba Milei en una entrevista radial del domingo y agregaba que para la remodelación “se necesita hacer refuerzos de paredes y como no quiero utilizar ningún privilegio asociado a mi posición, estoy en la cola de esperando que lleguen los materiales para hacer eso”.
Con el tema de los perros aun sin resolver, los rumores también quedaron a la orden del día. Varios medios de comunicación dejaron deslizar que la demora se trató, en realidad, hasta que finalice “la limpieza energética” de la residencia presidencial.
La versión incluyó algunas fuentes oficiales -aunque sin identificación- y todas ubicaban a Karina Milei -secretaria de la Presidencia- como la persona encargada de llevar la tarea. Nadie del Gobierno salió a desmentir pero tampoco a confirmar la versión.
Quién paga la “fiesta”
Fueron alrededor de tres meses los que pasó Javier Milei en el lujoso hotel de Eduardo Elsztain. Allí, el presidente se instaló desde la primera vuelta electoral del 22 de octubre, y tuvo acceso a los innumerables beneficios que ofrece el selectísimo Club Lounge. También, una vez designado como presidente, contó con la ventaja de no tener un registro de visitas al cuarto de la Suite Presidencial, a diferencia de Olivos, que sí se debe anotar quién llega y a qué hora a la residencia del jefe de Estado.
La mayor incógnita hasta el momento es quien abonó (o abonará) la abultada cuenta de más de 17 millones de pesos, costo estimado de la lujosa estadía del jefe de Estado. Cuando fue consultado sobre el tema, el vocero presidencial, Manuel Adorni, intentó ensayar una respuesta y desviar el tema, para luego comprometerse a “investigar el tema”.
Posiblemente, esa suma no afecte significativamente al balance de IRSA, el grupo inmobiliario que puede salir beneficiado por algunas de las medidas que adoptó el ultraderechista. Por ejemplo, el DNU que habilita a cualquier empresa a no abonar doble indemizaciones o bien, a pactar alquileres de oficinas, negocios y habitaciones de la forma que sea. Pueden ser contratos en kilos de carne o litros de leche -como sugirió la canciller Diana Mondino- o bien en dólares o euros, monedas que suelen elegir los empresarios.
Pero el vínculo de Milei con Elsztain se extiende a la relación “libre” entre inquilino y propietario. El director de IRSA es el enlace del presidente con el reducto más selectivo de la Jabad Lubavitch, una organización judío-ortodoxa que se referencia en el Rebe Menajem Mendel Schneerson. Tras ganar las elecciones, y antes de definir a su equipo, Milei viajó a Nueva York para visitar su tumba.
Home Office
Pese a la demora en la mudanza, y según reveló el propio Milei, a partir de desarmar la valija, el Presidente tiene previsto pasar la mayor cantidad del tiempo de trabajo allí en una especie de home office. Dijo que solo iría a Casa Rosada solo los martes y jueves para las reuniones de Gabinete.
EO