Sheinbaum tiene a su favor la popularidad del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, y ahora tendrá que llenar el vacío dejado por un líder que supo conectar con las franjas más vulnerables de la población. Para lograrlo, esta doctora en ingeniería ambiental de 61 años y exmiembro del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático deberá demostrar que ve más allá de la ciencia.
En la recta final de las elecciones, apareció en sus mítines vistiendo algún toque de motivos típicos mexicanos. La coleta nunca falta, ni su tono de voz mesurado. Claudia Sheinbaum será la próxima presidenta de México.
Estas elecciones fueron las más grandes de la historia de México, con unos 98 millones de votantes convocados, pero también históricas, ya que por primera vez el país tendrá una mujer en la silla presidencial.
Efectivamente, dos mujeres representaron a las únicas agrupaciones capaces de ganar: Claudia Sheinbaum, con la coalición Juntos Hacemos Historia; y Xóchitl Gálvez, abanderada del frente opositor (PRI, PAN y PRD). Y como señalaban las encuestas, la nueva mandataria será Sheinbaum, la que ahora todos llaman “Claudia”.
Una mujer de ciencia
Todo indicaba que se dedicaría a la ciencia, no a la política. Claudia Sheinbaum Pardo es hija de un químico y de una bióloga. Estudió física en la universidad pública más importante de Iberoamérica, la UNAM, institución de la que también se recibió como doctora en ingeniería energética. El objeto de su tesis fue “Estudio termodinámico de una estufa de leña para una comunidad rural en México”.
Sin embargo, fue con el activismo político de sus padres, quienes participaron en diversos movimientos estudiantiles y de izquierda en la década de 1960, que nació su interés por la política. “Soy hija del movimiento del 68”, asegura en un documental donde narra en primera persona su historia.
Preguntado por France 24 sobre las ideas políticas de Claudia Sheinbaum, el analista político José Antonio Crespo afirma que la lideresa es de izquierda, “incluso de la izquierda que fue radical en algún momento”.
En lo que respecta al acceso al aborto, Claudia Sheinbaum lo defendió en varias ocasiones.
La postulante del partido Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) aspiraba a ser pionera: “Por primera vez en la historia, después de 200 años, una mujer progresista llegará a la Presidencia de la República”. Para ella,su postulación “es un símbolo de que estamos dejando atrás el México machista”.
Y desde las primeras líneas de su plan de gobierno está su compromiso con el feminismo, con su promesa de enviar al Congreso de la Unión una iniciativa para “elevar a rango constitucional la igualdad sustantiva y el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia”. También desea hacer obligatorio que las muertes violentas de mujeres sean catalogadas como feminicidios. Quizás esta medida cambie las cosasen un país considerado por la ONU como uno de los más peligrosos para las mujeres..
La primera mujer elegida para ser la alcaldesa de Ciudad de México
La ahora presidenta electa nació el 24 de junio de 1962 en Ciudad de México, lugar que gobernó desde 2018 hasta el 16 de junio de 2023, para dedicarse a las primarias en las que se designaría al candidato presidencial del partido Morena.
Fue la primera mujer elegida para el cargo de jefa de Gobierno de la Ciudad de México (la segunda en ocuparlo), y el año de su toma de posesión apareció en la lista de las 100 mujeres de la ‘BBC’. Su gestión en una de las ciudades más grandes del mundo se caracterizó por una fuerte política social, creando infraestructuras y distribuyendo ayudas sociales en los barrios más desfavorecidos.
En materia de seguridad, la tasa de homicidios se redujo casi a la mitad durante su mandato como alcaldesa: “Cuando llegamos al Gobierno de la Ciudad había un crecimiento exponencial en todos los delitos, pero particularmente en los homicidios; llegamos a tener promedios mensuales de 6 homicidios diarios, hoy estamos en un promedio de 2 homicidios diarios: 51 por ciento de reducción”, manifestó en el momento de dejar la jefatura.
Sin embargo, en declaraciones a France 24, la experta en Gobierno y Asuntos Públicos, Yomara Guerra Aguijosa, prefirió matizar: “En materia de seguridad, presume la reducción de los homicidios, pero lo cierto es que en esta ciudad nadie se siente más seguro que hace seis años“.
Por su parte, José Antonio Crespo recuerda otra sombra que se cierne sobre la carrera política de la aspirante presidencial: “Antes de ser alcaldesa, fue delegada en Tlalpan”, de octubre de 2015 a diciembre de 2017.
En ese puesto vivió una de sus más grandes polémicas durante el sismo de septiembre de 2017, cuando colapsó un colegio en esta demarcación, en el que murieron 19 niños y siete adultos: “Se supo que ella perdonó a esta escuela hacer el mantenimiento que hubiera podido evitar esta tragedia”.
La esperanza de un compromiso con el medioambiente
Son, sin embargo, las cuestiones ecológicas las que han marcado su carrera política, y científica, hasta ahora. Hizo dos posgrados en temas de desarrollo sostenible y fue miembro del Grupo de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (GIEC). De hecho, fue una de las científicas y políticas que integró el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC), que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2007.
Sheinbaum fue también secretaria de Medio Ambiente en la Ciudad de México durante el mandato como alcalde de Andrés Manuel López Obrador (2000-2005). Bajo su gestión, se inauguró la primera línea de metrobús. No obstante, fue duramente criticada por la construcción de los segundos pisos de periférico y por supuestamente reservar la información referente a la obra por 10 años.
“Como alcaldesa de la Ciudad de México, tuvo aciertos y desaciertos. Quizás como experta del medio ambiente, tendría que haber implementado un programa más integral que hubiera permitido tener avances cuánticos en la calidad del ambiente. En materia de agua, sus esfuerzos fueron mínimos y ahora vivimos una de las peores crisis de abastecimiento“, resume Yomara Guerra Aguijosa.
En diversas entrevistas, Sheinbaum ha hecho hincapié en la necesaria transformación de la producción energética hacia las energías renovables.
“Dice que va a darle importancia a las energías limpias, pero AMLO (López Obrador) también lo dijo y no lo cumplió”, recalca por su parte José Antonio Crespo.
“En su discurso, ha reproducido todo lo que dice AMLO, incluso mantener a Pemex como parte del Estado, a pesar de que la empresa está totalmente quebrada”, agrega el analista político en referencia a la petrolera que el actual presidente intentó rescatar con inmensos recursos públicos.
Claudia Sheinbaum, ¿AMLO 2.0?
Aunque mínima, esa divergencia pública entre Claudia Sheinbaum y el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las políticas ambientales es el único matiz que se denota de sus discursos. En efecto, decir que Sheinbaum es cercana al presidente es un eufemismo. “Es totalmente fiel a AMLO”, recalca José Antonio Crespo, que no duda en calificar a Sheinbaum de “sumisa” al presidente.
Yomara Guerra Aguijosa coincide:
“Un estadista debe pensar detenidamente sobre el desafío que implica renovar o anular lo que no funciona. En este sentido, la falta de autocrítica de Claudia Sheinbaum sobre los errores del proyecto de la 4T resulta verdaderamente alarmante”, advierte la experta en referencia a la “cuarta transformación” de México, como se le llama al proyecto político del actual mandatario.
Claudia Sheinbaum no ganó el apoyo incondicional de AMLO de un día para el otro. Después de ser su secretaria de Medio Ambiente en la Ciudad de México en 2000, formó parte de su equipo de campaña en las elecciones presidenciales de 2006. Son dos décadas de carrera política junto al líder y fundador del partido Morena.
Amplia defensora de la 4T, Sheinbaum deberá conservar a los seguidores más fervientes del presidente.
“Sheinbaum tiene un discurso completamente reiterativo del proyecto de la 4T, que ha mantenido con altos niveles de popularidad a su predecesor, no particularmente por su desempeño, -que ha sido bastante deficiente y costoso-, sino por el valor simbólico que representa su discurso del padre con autoridad moral que viene a distinguir entre el bien y el mal a sus hijos”, explica la analista Yomara Guerra Aguijosa.
“En realidad, los que van a votar por ella el 2 de junio, votan por AMLO. Y hubieran votado por cualquier candidato elegido por él. Sin ese apoyo, no creo que Claudia consiguiera el 10% de los votos”, suelta el analista Crespo.
Y es que AMLO ha consolidado durante el sexenio la imagen de un presidente que defiende a la mayoría de la población no privilegiada.
“Estoy convencido de que contaremos con el apoyo del pueblo para consolidar la primera etapa de la transformación de nuestro país. Está asegurada la continuidad con cambio. ¡Gracias!”, afirmó el mandatario en su último libro sobre política
El reto de la continuidad social
A pesar de las duras críticas sobre la militarización o los intentos de acorralar a algunas instituciones autónomas, la mayoría de la población sigue aprobando las propuestas de AMLO. Y esa mayoría parece dispuesta a depositar esa confianza en su sucesora. Su retiro dejará un vacío que Sheinbaum tendrá que llenar. Para ello, deberá prometer y garantizar una continuidad en particular de los programas sociales.
Con la máxima del Humanismo Mexicano, bajo la premisa de “Por el bien de todos, primero los pobres”, Sheinbaum promete fortalecer el Estado del bienestar, y consolidar una política “sobre el agua que se le va a acabar a México, y sobre el tema de la violencia, en particular la violencia contra las mujeres”.
Prometió reforzar las empresas públicas de energía, poner fin a las concesiones mineras a cielo abierto y continuar los proyectos de infraestructuras iniciados por el presidente saliente, así como seguir aumentando las prestaciones sociales y el salario mínimo. En fin, como lo dice ella misma en el documental que le es dedicado, “hay que enfrentar los problemas poniéndote en los zapatos del que sufre”.
Por Aurore Bayoud-France24