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Trump no da votos, sí gobernabilidad

Amén de las especulaciones electorales, el auxilio estadounidense es clave para darle al mileísmo una porción trascendental de la gobernabilidad perdida.

“Menos mal que está Donald”. El funcionario mileísta lo admite más con alivio que con entusiasmo. Acaso aún le pese el estrés del Gobierno de la semana pasada, con nuevos cachetazos legislativos y corrida cambiaria incluidos, hasta que la Casa Blanca entró en acción.

El fin de semana el horizonte cercano lucía más que oscuro, después de haber tenido que vender 1.000 millones de dólares para sostener su valor ante el peso en el techo de la banda de flotación administrada.

De hecho, en el medio de ese nerviosismo y de reuniones frenéticas del equipo económico, el domingo se postergó 24 horas el inicio del viaje de Javier Milei a Nueva York, sin ninguna explicación oficial.

El lunes temprano, antes de la apertura de los mercados, Economía anunció la eliminación de las retenciones para el campo, con la expectativa de acceder a dólares por exportaciones imprevistos a esta altura del año.

Al respecto, ya se verá cómo se compensan en nombre del equilibrio fiscal esos mil millones de dólares que se dejarían de recaudar, según coinciden varias consultoras económicas.

El mayor golpe en la mesa, sin embargo, lo dio el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessen, que explicitó que EE.UU. haría lo que fuera necesario para ayudar financieramente a la Argentina. Trump se sumó ayer a esa movida a través de otro posteo y en la bilateral que mantuvo con Milei.

Más allá del formato final conducente que pueda tener esa asistencia, es lógico pensar que tal vez aporte poca intención de voto extra a la que ya tiene el oficialismo hacia las legislativas del 26 de octubre. Ya lo demostró el antecedente del salvataje trumpista al macrismo.

Aun así, todo podría sumar frente a la resaca de la impactante derrota libertaria bonaerense (por la magnitud de la diferencia) y de la caída en las encuestas (pese a sus escasísimas exactitudes).

En ese sentido, es probable que la cancelación de las retenciones —justo hasta cinco días después del acto eleccionario— no sólo bucee en la búsqueda de divisas. También intentarán seducir las voluntades de votantes remisos en la zona núcleo del país, donde el Gobierno ha detectado fugas importantes en relación a 2023.

Amén de las especulaciones electorales, el auxilio estadounidense es clave para darle al mileísmo una porción trascendental de la gobernabilidad perdida. Política y económica.

Nadie mejor que el Gobierno tomó nota que los recientes vientos en contra en materia financiera podían afectar bastante más que sus chances en los comicios, al poner en peligro su política de dólar barato como ancla inflacionaria.

Ante el enfriamiento de la actividad económica y del consumo, el reinicio del alza del desempleo y la inexistente recuperación del salario real, la administración libertaria no puede arriesgarse a abrir otro frente riesgoso con miras a octubre. Hay que llegar con el dólar calmo y los mercados tranquilos.

Como reconocen fuentes oficiales, después de eso, se verá. Tampoco en esta cuestión el mileísmo tiene la atribución de la originalidad.


Por Javier Calvo-Perfil