Hace meses que el famoso "Triángulo de Hierro" del poder que consagró Javier Milei se deformó en una misma moneda con dos caras parecidas.
El triunfo electoral oficialista en las legislativas de hace poco más de un mes consolidó el poder que ya ejercía la hermanísima Karina Milei. Al mismo tiempo que mengua el del ex asesorísimo Santiago Caputo.
Casi diariamente, el Gobierno ofrece escenas de esta puja interna a todas luces desigual. Hace meses que el famoso “Triángulo de Hierro” del poder que consagró Javier Milei se deformó en una misma moneda con dos caras parecidas: la del Presidente y su hermana.
Ese proceso de reacomodamiento se accionó en el inicio de la campaña electoral, al compás de inquinas entre la secretaria general y el asesor por la construcción política de LLA, sospechas de corrupción mutuas, operaciones político-mediáticas y hasta ataques públicos.
Caputo, astuto generador de versiones paraoficiales, intentó mostrar que estaba a la altura de su contendiente, en nombre del poder acumulado en la gestión. La realidad indicaba lo opuesto.
El avance karinista se aceleró en el último mes, tras la victoria en las urnas. Pese a los esfuerzos del asesor, la hermanísima hizo valer su peso en todos los recambios ministeriales, empezando por el de la Jefatura de Gabinete, ahora en manos de Manuel Adorni.
Además, la hermanísima bloqueó el posible “ascenso” de Caputo a ese cargo que tenía Guillermo Francos o la creación de un súper ministerio del Interior, que atendiera los intereses caputistas. Todo eso se limitó a la imaginación de la sala Martín Fierro, por donde circula el caputismo en la Casa Rosada.
En una suerte de homenaje a la historia de aquel soldado japonés que escondido en la selva filipina creía que la II Guerra Mundial continuaba décadas después de finalizada, Caputo trata de resistir el avance de Karina. O al menos intenta mostrar eso.
Tenaz, consiguió que Agustín Romo se mantenga al frente del bloque libertario en la Cámara de Diputados bonaerense. Logró frenar los embates del karinista Sebastián Pareja, reempoderado por su jefa.
Pero lo más curioso sucedió con el recambio en la cúpula de la SIDE, anunciada por la vocería presidencial en la noche del martes. Tarde, cerca de la medianoche.
Sergio Neiffert, designado por Caputo, fue reemplazado por Cristian Auguadra, el hasta ahora director de Asuntos Internos.
La salida de Neiffert no sorprende demasiado, si se toma en cuenta el desbalance de fuerzas internas entre la hermanísima y el ex asesorísimo. Y eso que el saliente jefe de los servicios de inteligencia se venía esforzando por abrir un canal de relación directa con la secretaria General de la Presidencia, vía Eduardo ‘Lule’ Menem.
Lo llamativo es que algunas fuentes oficiales se apuraron a aclarar en las últimas horas que el nuevo “Señor 5” también es del riñón caputista. Ergo, no perdió poder el asesor.
Sin embargo, otras fuentes libertarias señalan que si bien Auguadra llegó a Asuntos Internos con la venia de Caputo, fue otro de los hombres del organismo del espionaje que decidió tender puentes con el karinismo. En especial para alertar sobre desmanejos en el uso de los millonarios fondos reservados de la SIDE, con excéntricos viajes de funcionarios y onerosas adquisiciones de bienes superfluos incluidos.
Esas mismas fuentes especifican que Auguadra fue visto en la Casa Rosada horas antes de su designación al frente de la SIDE. Y no en el despacho de Caputo, sino en la Secretaría General de la Presidencia.

Por Javier Calvo-Perfil

