El exgobernador de Tucumán fue sentenciado a 16 años de prisión por haber violado a su sobrina y exsecretaria.
Dos meses después de haber sido condenado a 16 años de prisión por abusar sexualmente de su sobrina, el Tribunal Oral en lo Criminal N°29de la Ciudad de Buenos Aires dio a conocer los fundamentos de la sentencia contra José Alperovich.
El juez Juan Ramos Padilla detalló una por una las pruebas contra el exgobernador de Tucumán, que fue considerado “autor penalmente responsable del delito de abuso sexual simple reiterado en tres oportunidades, más dos hechos en grado de tentativa y otros seis hechos con acceso carnal,mediando intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad”.
Alperovich está preso en el pabellón de abusadores sexuales del penal de Ezeiza. Según pudo saber TN, durante su detención, la defensa del exsenador apeló la prisión preventiva. Sin embargo, la cámara de casación la confirmó y contra esa resolución, nuevamente su abogado defensor presentó un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia.
Los fundamentos de la condena a Alperovich
Según el documento al que tuvo acceso TN, los hechos comprobados por la Justicia ocurrieron entre diciembre de 2017 y marzo de 2018 en Buenos Aires y Tucumán, y hablan de “abusos sexuales graves, maltratos y degradación”.
El juez Ramos Padilla destacó en su fallo la importancia del testimonio de la denunciante, que fue “pormenorizado y corroborado por pruebas directas, como pericias físicas y psicológicas, y múltiples testimonios que le dieron un sustento probatorio contundente”.
El magistrado también subrayó las circunstancias en las que ocurrieron los delitos, describiendo cómo estos se repitieron en distintas locaciones y en un contexto de “abuso de poder” y vulnerabilidad de la víctima. En relación con el hecho más grave, sucedido en la casa de Martín Fierro en Tucumán, Ramos Padilla señaló que “el turno con su ginecóloga ocurrió al día siguiente de uno de los abusos con penetración, cuyas secuelas fueron constatadas y registradas en la historia clínica de la víctima”.
Asimismo, detalló los abusos cometidos dentro del vehículo de Alperovich, en situaciones donde el imputado estaba rodeado de personas de su confianza que no pudieran delatarlo. “Esto se relaciona directamente con la metodología del agresor para paralizar y cosificar a la víctima: degradación, asimetría de poder, diferencia de edad, poder político, social y económico, maltrato, desprecio, ataques a la autoestima y, finalmente, abusos sexuales graves”, argumentó el juez.
Ramos Padilla también destacó el “desequilibrio de poder” entre Alperovich y la víctima, refutando los intentos de la defensa por desacreditarla. Señaló que la denunciante no buscó ningún tipo de rédito, sino que se limitó a narrar minuciosamente los hechos. “Su relato fue pormenorizado y ajeno a cualquier pretensión espuria, lo que le otorgó gran credibilidad”, subrayó.
Las pruebas forenses, incluyendo exámenes médicos y psicológicos, corroboraron el relato de la víctima, confirmando que sufrió un “daño psíquico” y un “trauma cristalizado”,una condición que, según el juez, se debió al abuso de poder y a la situación de dependencia generada por Alperovich, un hombre con una fuerte influencia política y económica.
“Recordemos que Alperovich criticaba el cuerpo de la víctima diciéndole que estaba gorda o chueca -entre otras cosas-, y la sometía a situaciones impropias, como ocurrió luego del primer hecho, cuando le dejó dinero para que ella interpretara que era una suerte de compensación que, al mismo tiempo, menoscababa su autoestima”, sostuvo.
También, mencionó “las reprimendas públicas y degradantes que atentaban contra su autoestima, haciéndola cada vez más vulnerable, al tiempo que, contradictoriamente, le explicaba la conveniencia de mantenerse a su lado, puesto que así sería cuidada y crecería, también sometiéndola a actividades que no son propias de quien en la pirámide de mando”.
En cuanto a los testigos, Ramos Padilla fue contundente al descalificar a quienes declararon a favor del imputado, algunos de los cuales fueron denunciados por falso testimonio. “Estos testigos, ofrecidos por la defensa, aunque vinieron a mentir, terminaron corroborando los hechos denunciados”, afirmó el juez.
El fallo también hace referencia a las manifestaciones físicas y psicológicas de la víctima. “Adelgazó, perdió cabello, sus uñas se partieron, exhibía un grave estado de angustia, temblaba y lloraba, entre otras tantas manifestaciones que su cuerpo expresó. Sobre esto, fueron numerosos los testigos y peritos que lo confirmaron. Hasta se dio una situación de incontrastable valor probatorio”, detalló.
“Alperovich utilizó la marcada relación asimétrica de poder y jerarquía que tenía sobre la víctima”, consideró Ramos Padilla, y esto “incide desfavorablemente en la sanción a imponer, dada la magnitud de su figura, alguien que ha sido gobernador de la Provincia de Tucumán durante tres períodos, candidato a volver a serlo, senador de la Nación, legislador por esa provincia y dueño de diversas empresas”.
En este sentido, afirmó: “No puedo pasar por alto el aprovechamiento de esa situación por parte de Alperovich. Porque a partir de la confianza que tanto en el ámbito laboral como familiar le dio a la víctima, traicionó ese lazo de afinidad”.
Por último, sostuvo, “la pena también se agrava por la conducta que Alperovich mantuvo tanto antes, como después de la formalización de la denuncia”, ya que “pretendió evitar un proceso penal a partir del ofrecimiento de dinero o cualquier otra clase de prebenda; más aún cuando también fue la conducta procesal que exhibió durante el debate, culpando a su víctima, colocándola como miembro de un complot ilegítimo para perjudicarlo, e intentando invertir los roles entre agredido y agresor”
Fuente TN