Las perspectivas de reforzar aún más los vínculos entre ambos países van cobrando casi el mismo fervor que despierta la Selección argentina. Y la participación de Bangladesh en el G20 abre nuevas puertas para el trabajo conjunto.
En medio de la euforia que genera el Mundial de Qatar y del entusiasmo que despierta la Selección argentina a más de 17.000 kilómetros de distancia de nuestro país, la primera reunión de Sherpas del Grupo de los 20 (G20) bajo la Presidencia de la India adquirió, inesperadamente, un tono especial.
Como todos los años cuando comienza una nueva etapa de ese foro multilateral, los Sherpas presentamos nuestros saludos a los representantes de los países invitados y, en este G20-2023, forman parte de ese grupo Bangladesh, Egipto, Mauricio, Nigeria, Omán y Emiratos Árabes Unidos.
Si bien todos y cada uno de ellos tiene particular importancia para Argentina, quiero detenerme en mi encuentro con el representante de Bangladesh, el embajador Mohammad Ziaddin. Un país con el cual la intelectualidad argentina estuvo relacionada desde mediados de los años ‘20 del siglo pasado, a partir de esa fusión místico-amorosa entre el Premio Nobel de Literatura 1913, Rabindranath Tagore, y la escritora Victoria Ocampo.
Ahora, además de esa conexión romántico-literaria, más allá de los 50 años de nuestras relaciones diplomáticas y del apoyo que la Argentina dio al país desde su independencia en 1971, también está el fútbol. Esa pasión que trasciende fronteras y que genera padeceres y amores insospechados.
Jorge Argüello y Mohammad Ziaddin, noviembre de 2022.
Ha resultado sorprendente para nosotros el fervor con el que Bangladesh -casi cuatro veces la población argentina en una superficie similar a la de la provincia de Mendoza- vive el Mundial. Una de las razones de la pasión futbolera bangladesí, explica nuestro colega embajador, es que no requiere costosos equipos o una superficie de juego bien cuidada. El fútbol se adapta idealmente a cualquier terreno. Se adapta, diríamos los argentinos, al “potrero”.
Aunque Bangladesh nunca participó en un mundial y todavía es un sueño que lo haga en un futuro próximo, cada cuatro años el país se viste con los colores de Argentina y de Brasil. Mohammad Ziaddin, con una sonrisa cómplice, me dice: “Si hacemos un simple cálculo y tenemos en cuenta que la mitad de los 165 millones de bangladesíes expresan su favoritismo para Argentina, se puede concluir que en Bangladesh hay más fanáticos de la selección argentina que en su propio país”.
Estos días se ha destacado la potencialidad que ofrece Bangladesh para el comercio exterior argentino, con una clara balanza comercial favorable en un intercambio total de más de USD 1.000 millones. Es deseable diversificar y desprimarizar nuestra canasta exportable y no perder de vista las oportunidades de cooperación internacional y desarrollo científico, más allá de lo estrictamente comercial. Por ejemplo, la seguridad alimentaria y la economía digital son dos frentes atractivos para trazar estrategias de vinculación en clave Sur-Sur.
Además, a ello debemos agregar la ubicación singular de Bangladesh como puente entre Asia del Sur y el Sudeste Asiático. A medida que todas esas economías emergentes consolidan su volumen en comercio, población joven y de clase media, ciudades, datos e influencia cultural, se abren numerosos nuevos capítulos para las relaciones con nuestro país y región. Así, consolidar la presencia argentina en Asia del Sur como pivote central del Índico resulta indispensable en el marco de cualquier estrategia que procure una vinculación autónoma con el Indo-Pacífico.
El embajador Ziaddin y yo coincidimos en que el G20 nos abre un espacio adicional para que nuestros funcionarios interactúen en más de diez ámbitos de trabajo, desde la energía hasta el comercio electrónico, desde el cambio climático hasta la gestión de catástrofes naturales, cuestiones a la que Bangladesh es sumamente vulnerable.
Las perspectivas de reforzar aún más los vínculos entre ambos países van cobrando casi el mismo fervor que despierta la Selección argentina de una nación a otra. Y la participación de Bangladesh en el G20 abre nuevas puertas para el trabajo conjunto.
Un encuentro del presidente argentino, Alberto Fernández, con la primera ministra, Sheikh Hasina, en la Cumbre de Líderes de septiembre de 2024 en Nueva Delhi sería un momento oportuno para elevar esta renovada relación bilateral a un nuevo estadio.
Por Jorge Argüello – Embajador de la Argentina en Estados Unidos