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Asesinato de Valdez: la vida de la escribana García tras recuperar la libertad

La mujer, de 64 años, estuvo casi dos décadas en prisión y el pasado 3 de marzo dejó el penal de Miguel Lanús. En la cárcel estudió otra carrera y hoy trabaja para una empresa privada-

Con un comportamiento ejemplar y adecuado a las normas disciplinarias y de convivencia dentro del presidio, como muchas otras mujeres que pasan día y noche anhelando dejar atrás las rejas que la separan de la sociedad, la escribana Adriana García (64) logró a principios de mes la tan ansiada libertad condicional.

Desde junio de 2003, cuando fue detenida por una comisión policial, afrontó un largo proceso que cuatro años más tarde terminó cuando fue condenada a prisión perpetua por ser considerada para la Justicia como una de los tres implicados en el asesinato de su esposo, el abogado Guillermo José Valdez.

El caso Valdez representa uno de los expedientes judiciales más resonantes de las últimas décadas en la historia policial posadeña. Y así como García logró salir de prisión, los otros condenados a la misma pena, Bertoldo Roberto Neumann Rojas y Jorge ‘Mosquito’ Ramírez, atraviesan actualmente las salidas transitorias y el período de prueba, respectivamente.

Aunque en el caso de Neumann registra una segunda condena a perpetua por otro crimen por lo que aún tiene un período más largo para lograr la libertad.

Pero volviendo al caso de la escribana, tras pasar casi dos décadas en prisión y luego de superar todos los requerimientos y fases de confianza de forma indiscutible, la mujer se convirtió en el último tiempo en uno de los ejemplos más destacables de rápida y eficiente inserción a la sociedad.

Según pudo saber este matutino con fuentes confiables que siguieron de cerca sus movimientos durante los últimos años, actualmente García cumple funciones como encargada de recursos humanos de una reconocida empresa posadeña vinculada al transporte.

Y es que varios años atrás, la interna que tuvo su último día dentro de la Unidad Penal VI el pasado 3 de marzo, comenzó a trabajar en este lugar luego de obtener el permiso de los miembros del Tribunal Penal Uno de Posadas y del Servicio Penitenciario Provincial (SPP). Todo esto mediante las salidas transitorias y los permisos correspondientes.

De acuerdo a lo expresado por los voceros, en la actualidad García era parte de un régimen de semilibertad que le permitía salir todos los días del encierro para trabajar en la mencionada empresa privada de la capital provincial.

La mujer estaba afuera de 7 a 19 y por las noches regresaba a dormir en el penal junto al resto de las internas.

A su vez, se supo que desde septiembre del año pasado, la Justicia le autorizó el uso de un automóvil para ir a su trabajo.

Más allá de su buen comportamiento, según revelan los informes penitenciarios, habría sido también determinante la reducción de pena (de 13 meses) a la que accedió a principios del año pasado por aplicación del estímulo educativo previsto en la ley de Ejecución Penal de la Nación (Ley 24.660) en razón de la serie de estudios, capacitaciones y cursos que realizó durante los casi 20 años que estuvo en prisión.

Estudios universitarios

En 2015, García fue autorizada a estudiar Administración de Empresas en una facultad privada del centro posadeño y al cumplir 15 años como interna (hace poco más de cuatro años) accedió al beneficio de las salidas transitorias quincenales.

Pero para llegar a esto, se tuvo en cuenta principalmente el cumplimiento de 15 años tras las rejas, período a partir del cual un condenado a perpetua (previo a la modificación del Código Penal) está en condiciones de solicitar el beneficio.

Al haber cumplido una serie de requisitos puntuales desde que está en prisión es que le habían concedido inicialmente las salidas transitorias, teniendo en cuenta el cumplimiento de 15 años tras las rejas, período a partir del cual un condenado a perpetua (previo a la modificación del Código Penal) está en condiciones de solicitar el beneficio.

García había sido detenida el lunes 23 de junio de 2003, cuatro días después del crimen de su esposo, por lo que ese requisito estaba cumplido.

Más allá de eso, los informes efectuados en su momento por el Servicio Penitenciario, si bien no son vinculantes ni decisivos en la determinación judicial, habían resultado favorables a la mujer, de quien destacaron un comportamiento ejemplar y adecuado a las normas disciplinarias y de convivencia dentro del presidio en el cual pasó sus días.

Ese combo de aristas derivó entonces, hace poco más de cuatro años, en la autorización para que pueda gozar de las dos salidas transitorias mensuales de 48 horas cada una, que usufructuó desde entonces.

Para mantener el beneficio la condenada debió cumplir, de igual forma, una serie de condiciones, como por ejemplo residir en el domicilio familiar declarado, mantenerse alejada de las bebidas alcohólicas o estupefacientes y regresar al penal en tiempo y forma. Esto lo hizo una y otra vez, potenciando aún más su condición de interna apta para la vida bajo las reglas de la sociedad.

Después de eso y por su comportamiento responsable logró ingresar al régimen de semilibertad que le permite trabajar, persiguiendo el objetivo de que el regreso al medio libre no sea brusco, sino gradual, facilitando de ese modo el objetivo de resocialización perseguido.

Un plan, un crimen

El próximo domingo 19 de junio se van a cumplir 20 años del crimen del reconocido abogado Guillermo José Valdez, uno de los casos más atroces de la historia policial misionera.

Según lo reconstruido en el marco de la pesquisa, Valdez fue víctima de un triángulo asesino en el cual intervinieron su ex esposa, es decir, la escribana García; el amante de ésta, Bertoldo Roberto Neumann Rojas y un amigo del último, Jorge ‘Mosquito’ Ramírez. Los tres fueron detenidos escasos días después del hecho.

De acuerdo a lo que se pudo establecer, el 19 de junio de 2003 Valdez cayó en manos de su esposa y sus cómplices en la escribanía García sobre calle La Rioja 1942 del microcentro posadeño.

Allí dentro, el abogado fue herido de cinco puñaladas, torturado con trece cortes y finalmente asesinado de cinco balazos con una pistola con silenciador.

Pero, como si eso fuera poco, el rostro del letrado fue escalpelado y su cadáver posteriormente descartado a un costado de la avenida Cabo de Hornos.

El cuerpo fue hallado al día siguiente y eso activó la investigación del caso.

La pesquisa estableció que Valdez fue citado por García en la escribanía para tratar supuestamente temas matrimoniales pero, en realidad, fue una cita a su propia muerte.

Los tres involucrados fueron detenidos pocas horas después y el cúmulo de pruebas en su contra fue abrumador para los jueces que al cabo de doce intensas jornadas de debate oral decidieron condenar al trío a la pena de prisión perpetua por el delito de homicidio calificado por el vínculo, con ensañamiento y por el concurso premeditado de dos o más personas.

Eso fue en junio de 2007 y después de una serie de presentaciones de sus defensas la Corte Suprema de Justicia de la Nación ratificó el fallo en 2011.

La autopsia determinó que Valdez fue torturado con trece cortes, además recibió cinco puñaladas y finalmente fue ultimado de cinco disparos.

Fuente: El Territorio