Un informe elaborado por la Fundación FADA cuestiona el elevado valor de los impuestos nacionales sobre precios de productos alimenticios básicos, ya que alcanza una proporción equivalente a la cuarta parte de lo que los consumidores pagan en en góndola.
Un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina pone el foco sobre la incidencia de los impuestos en el precio de productos alimenticios básicos, como la carne, el pan y la leche. La conclusión del trabajo es que 1 de cada 4 pesos del precio final son impuestos, dejando entrever una propuesta de reducción impositiva.
“Cuando comemos pan o carne o tomamos leche, un cuarto de lo que pagamos por eso que consumimos son impuestos”, dijo Natalia Ariño, Economista de FADA. Desde la fundación analizan semestralmente cómo se componen los precios de estos tres alimentos básicos en la mesa de los argentinos, y los resultados reflejan un peso impositivo del orden del 25%.
Aunque no lo expresa claramente, la conclusión que se desprende del informe es el reclamo velado para una merma en la carga impositiva de estos productos, en línea con los planteos que realiza el sector agropecuario, para que se reduzcan también, por ejemplo, las retenciones a la exportación.
Parte de ese reclamo se expondrá el próximo 6 de junio, en una presentación que realizará el economista jefe de la fundación, David Miazzo, en el Congreso de la Nación. En ese ámbito, se apunta a presentar una propuesta según la cual “1 de cada 3 desocupados podría tener trabajo”, en línea con el planteo realizado sobre la carga impositiva en los productos del campo.
El peso de los impuestos en productos alimenticios y lo que pasa en el camino hasta llegar a la mesa
De acuerdo con el informe divulgado la semana pasada, en la carne de vaca el 27% del precio final son los impuestos de la cadena. En el pan francés los impuestos llegan al 23%.
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“El sachet de leche entera tiene una mochila impositiva del 25% de lo que pagan los consumidores –planteó Ariño-. En los tres productos analizados, es posible ver que 3 de cada 4 pesos de impuestos corresponden a cargas nacionales, en algunos productos incluso más. En otras palabras, en un kilo de pan hay más impuestos que trigo y harina, y en un kilo de carne hay más impuestos que lo que representa la cría en la composición del precio”.
Al mismo tiempo, el trabajo analiza también cuánto incide el valor de la materia prima sobre el precio final del producto.
“Desde el trigo hasta el pan que consumimos, el precio del grano se multiplica por 7. En el caso de la leche, del tambo al sachet el precio se triplica –advirtió Daviz Miazzo-. Viendo esto, muchos podríamos preguntarnos, ¿qué pasa en el medio?”.
De acuerdo con el análisis de FADA, los granos representan una pequeña parte del precio final de los alimentos. “Es falso decir que el maíz hace subir la leche o la carne, cuando el grano es solamente el 5% del precio final del sachet de leche y el 11% de la carne vacuna que compramos. En el caso de la carne de cerdo es el 15% y 18% en la aviar. Si vamos al trigo, es el 13% del precio del pan”, explica Ariño.
“Lo que nos permite entender esto es que es un mito decir que los alimentos suben porque suben los granos, porque la porción de precio que explican el maíz o el trigo es muy chica en comparación a los aumentos que vemos en las góndolas. Eso está más ligado a otros factores, principalmente al proceso inflacionario que estamos viviendo, que tiene que ver con una pérdida del valor del peso”, concluyó Miazzo.
Cómo se componen los precios
El trabajo refleja que por cada kilo de carne que paga el consumidor, el 20% del precio corresponde a la cría del ganado; el 32% se explica por el feedlot (sistema de engorde mediante granos); un 8% se vincula al costo de frigoríficos, 13% a carnicerías y el 27% restante, a impuestos internos.
Del total de impuestos, el 76% corresponde al ámbito nacional, 16% se cobran a través de tributos provinciales el 5% restante , a través de gravámenes o tasas municipales. El impuesto a las ganancias y el IVA, son los de mayor participación, que en conjunto representan el 65% de los impuestos totales.
En esa cadena, 57% del total corresponde a costos de la cadena, 27% a impuestos y 16% a ganancias. En el caso de la leche, la distribución es la siguiente: 31% corresponde a los tambos; 28% a la industria; 16% al comercio y 25%, a impuestos. “Casi el 75% son costos de producción, mientras que los impuestos que paga la cadena, el IVA representa el 69%”, añade el informe.
En cuanto al pan, sobre cada kilo que paga el consumidor, el trigo representa un 13% del total; el molino, un 4%; la panadería, un 60% y los impuestos, un 23%, según el detalle del informe.
“Si se analiza cómo está compuesto ese importe, en el estudio se detalla que el 63% son costos, el 23% impuestos y el 14% ganancias. De los impuestos que paga la cadena, el 77% son nacionales, 20% provinciales y 3% municipales. Impuesto a las ganancias e IVA concentran el 71% de los impuestos pagados por la cadena”, agrega el trabajo.
“Que un eslabón tenga mayor participación en la composición del precio, no significa necesariamente que sea el eslabón que más gane, sino que está relacionado con los procesos, escalas, ganancias y costos que tiene ese eslabón”, aclara finalmente el trabajo de FADA.
Hay que recordar que la historia reciente muestra un antecedente de intento de disminución de impuestos para mejorar los precios de productos de la canasta básica. Fue en 2019, cuando luego de perder en las PASO de agosto, el entonces presidente Mauricio Macri resolvió por decreto una quita temporal del IVA a productos de la canasta básica alimentaria. Aquella medida, si bien permitió algún alivio temporal, trajo aparejado el reclamo de las provincias, entre ellas la de Chubut, por los recursos que se perdieron en esos meses, ya que afectan directamente el reparto de coparticipación de impuestos.
Por Raúl Figueroa-ADNSUR