El reality grabado con celulares y aros de luz en un hostel causó furor en las plataformas sociales, se volvió viral por su simpleza, y se metió de lleno en la agenda de noticieros y programas de espectáculos.
En este último tiempo, las redes sociales se instalaron por completo en la vida cotidiana de las personas. A diario, las diferentes plataformas no solo permiten interactuar con otros, sino también acortar las distancias con lo desconocido.
Con solo un abrir y cerrar de TikTok se puede descubrir desde una nueva canción, una receta de un postre o los videos virales que otros usuarios están consumiendo. Así, apareció ante la vista de todos el fenómeno de Gran House Tucumán, una parodia que rompió con sus propias expectativas y puso en jaque a las grandes producciones de TV.
De un día al otro, lo que empezó como una especie de imitación descontracturada de Gran Hermano terminó por convertirse en un producto que despertó la curiosidad de miles de personas en las redes sociales. ¿Por qué? Porque gracias a estas plataformas, y sin necesidad de la pantalla chica, el reality se masificó y llegó a su público deseado.
La convivencia entre TikTok, Instagram, Twitter y YouTube le permitió a Gran House que sus videos se difundieran entre los usuarios. Muchos de ellos, e incluso sin buscarlo, se enteraron de repente que un grupo de tucumanos habían creado una parodia del éxito televisivo conducido actualmente por Santiago del Moro. Así, el fenómeno pasó de un celular al otro, de un perfil hacia otro totalmente distinto, y de ser un juego a transformarse en el reality que -a su manera- se puso a la altura de la TV.
El origen del “Big Brother” y su mutación a “Gran House Tucumán”
“Despiertos o dormidos, trabajando o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la cama, no había escape. Nada era del individuo a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su cráneo”, se lee en un fragmento del libro 1984 de George Orwell, publicado hace 75 años.
En su trama aparecía el personaje “Big Brother”, un líder omnipresente que controlaba a la población con sus telepantallas que todo lo veían. Tiempo después de esta ficción, John de Mol creó Gran Hermano y se emitió por primera vez en 1999 en Países Bajos.
En “Poco Correctos” mostraron el detrás de “Gran House Tucumán”: desde los celulares con los que graban hasta el interior del hostel. (Foto: Captura eltrece)
El reality es un éxito alrededor del mundo, y eso ya se sabe. Pero, ¿qué sucede con esta parodia tucumana que sorprendió a los internautas? Quizás, fue la mutación del formato establecido lo que más generó impacto en internet.
Gran House Tucumán, conducido por Mariano Villafuerte, demostró que con algunos celulares, trípodes y aros de luz se podía tener el alcance deseado. Alejados de los megaestudios, las cámaras de alto nivel y los contratos comerciales con marcas de renombre, los tucumanos se la jugaron por hacer grabaciones “caseras” y compartir su realidad con otros.
Esa transformación no solo se encuentra en la parte técnica del proyecto, sino también, en el contenido que muestran. Por ejemplo, se volvieron virales las imágenes de los participantes mientras hacían el “juego de la silla”. Otros granitos de arena que aportaron a lo llamativo y la simpleza del reality fueron: el hostel donde se hospedan, la habitación llamada “Milipili”, un muñeco de dinosaurio como mascota y la versión casera del confesionario.
Este reality, al igual que el original, les permite a sus participantes “hacerse ver”. Y, mientras se exponen, hay un público que desde sus celulares quiere conocer cada vez más cuáles son sus sueños, sus historias de vida, qué hacen, qué comen o de quién se enamoraron. Aunque sea una persona que jamás vio en su vida.
El fenómeno de “Gran House Tucumán” en números
La clave detrás de la parodia fue su masificación en las redes sociales. El ruido que generó en las plataformas terminó por golpear las puertas de la TV y se metió abruptamente en la agenda de noticieros y programas de espectáculos. ¿La consecuencia? Más reconocimiento para el proyecto y sus participantes.
Fue a mediados de enero de este año que la parodia empezó el casting para buscar a sus participantes. Luego, tanto en TikTok como en Instagram compartieron cada una de las postulaciones. El resultado fueron 20 jugadores que dieron por comienzo a este proyecto el pasado martes 13 de febrero.
A partir de ahí, surgió la historia ya contada. En Instagram el perfil de Gran House acumula más de 30 mil seguidores. En TikTok ya superan los 100 mil y los videos más vistos tienen casi 1 millón de reproducciones.
Al igual que el reality tradicional, consiste en que los participantes aprendan a convivir. Sin embargo, la gran diferencia es que pueden tener salidas nocturnas y contacto con sus fanáticos. Su duración es de tres meses y, semana tras semana, hacen desafíos para designar al “líder”. Incluso, abrieron un canal de difusión de WhatsApp para votar públicamente a sus jugadores favoritos.
Así como el Pollo Álvarez mencionó hace pocos días en Poco correctos (eltrece) que se volvió “fanático mal” de Gran House Tucumán, hay todo tipo de personas que siguen el día a día de la parodia. El fenómeno que nació en las redes sociales demostró poder instalarse en la agenda mediática con algunos celulares, aros de luz y nuevas historias de vida para espiar.
Por Yanet Ingravallo-TN