Con la mediación de Qatar, los gobiernos de Estados Unidos e Irán procedieron este lunes 18 de septiembre al intercambio de diez prisioneros, cinco de cada país. Un acuerdo que también incluye el descongelamiento por parte de la Administración de Joe Biden de 6.000 millones de dólares del petróleo iraní, retenidos en Corea del Sur desde 2018.
Un vigilado intercambio de prisioneros que culmina meses de contactos diplomáticos, conversaciones secretas y maniobras legales con Qatar en medio.
Washington y Teherán liberaron diez presos este lunes 18 de septiembre, cinco nacionales de cada país. Los estadounidenses con doble ciudadanía arribaron a Qatar, desde donde se espera que continúen su viaje de regreso a casa.
“Los detenidos estadounidenses están siendo transportados a un avión qatarí”, señaló previamente una fuente familiarizada con el acuerdo, citada por Reuters.
Entretanto, la televisión estatal iraní confirmó que los cinco ciudadanos de ese país fueron liberados y dos de ellos se encuentran rumbo a Teherán.
Pocas horas antes, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Islámica informó que dos de los iraníes liberados regresarán a su país, mientras otros dos permanecerán en Estados Unidos, a petición suya. El quinto se reunirá con su familia en una tercera nación.
¿Quiénes son los presos liberados?
Entre los iraníes-estadounidenses se encuentran los empresarios Siamak Namazi, de 51 años, y Emad Shargi, de 59, así como el ambientalista Morad Tahbaz, de 67 años, que también tiene la nacionalidad británica. Las identidades de los otros dos prisioneros no han sido divulgadas.
Los cinco iraníes que se encontraban detenidos por Estados Unidos son: Mehrdad Moin-Ansari, Kambiz Attar-Kashani, Reza Sarhangpour-Kafrani, Amin Hassanzadeh y Kaveh Afrasiabi, según indicó la misión de Teherán ante Naciones Unidas.
Estos hombres fueron detenidos en territorio estadounidense principalmente por “violar las sanciones de Estados Unidos a Irán”, indicó a Reuters una fuente diplomática.
Un acuerdo condicionado por el descongelamiento de fondos iraníes
En Estados Unidos, el pacto está rodeado de polémica y críticas por parte de los republicanos, que acusan al presidente demócrata Joe Biden de pagar a Teherán por la liberación de sus connacionales.
Y es que este intercambio procedió justo después de que Doha confirmara la transferencia de fondos iraníes a cuentas bancarias en Qatar, como habían acordado las partes involucradas en las negociaciones de los últimos meses.
Se trata del desbloqueo de 6.000 millones de dólares del petróleo iraní que estaban congelados en Corea del Sur desde 2018 como parte de las medidas que tomó el entonces mandatario Donald Trump, cuando retiró a su país de forma unilateral del histórico acuerdo nuclear –que había pactado en 2015 entre la República Islámica y varias potencias– y reimpuso duras sanciones.
Aunque Seúl, uno de los mayores compradores de crudo de Irán, recibió una exención hace cinco años por parte de Washington para continuar comprando ese recurso, en 2019 Estados Unidos impuso una prohibición total. Esa medida significó que ingresos iraníes por 7.000 millones de dólares quedaran bloqueados en Seúl.
Desde entonces, Teherán ha perdido casi 1.000 millones de dólares de sus activos inicialmente depositados, debido a la depreciación de la moneda surcoreana frente al dólar estadounidense, según señalaron autoridades de la República Islámica.
Pero según la oposición republicana, se trata de un acuerdo con un Estado “terrorista”, que lo alentará a mantener la toma de rehenes como parte central de su arsenal diplomático.
La polémica crece luego de que la semana pasada tres gobiernos europeos, incluido Reino Unido, acusaran a Irán de acumular reservas de uranio altamente enriquecido que, aseguran, no tienen ningún propósito civil.
Sin embargo, la Casa Blanca se defiende y afirma que el mediador del intercambio de prisioneros, Qatar, garantizará que el dinero descongelado solo sea empleado en bienes –principalmente alimentos, productos agrícolas y medicinas– que no estén sujetos a sanciones.
Los críticos insisten en que será imposible controlar el destino del dinero y que la amenaza de Washington de retirarse de las negociaciones nucleares si Irán rompe el acuerdo es “falsa”.
Doha acogió al menos ocho rondas de reuniones indirectas y secretas entre Teherán y Washington desde marzo de 2022.
Las primeras conversaciones se enfocaron principalmente en la disputa sobre el programa nuclear de Teherán, pero con el tiempo la atención se centró en los prisioneros, luego de que los negociadores comprendieran que las negociaciones en materia atómica no conducirían a ninguna parte debido a su complejidad.
or Yurany Arciniegas-France24 con Reuters y AP